General Castilla: “Al Daesh le deben derrotar los iraquíes, no nosotros”
La reconquista de terreno al ISIS exige formar un gran número de policías, explica el general Castilla
El trabajo de las tropas españolas en Irak está cambiando. A medida que la lucha contra el Estado Islámico (ISIS en sus siglas inglesas) reduce el terreno bajo su férula, las fuerzas iraquíes necesitan prepararse para el control policial de las áreas recuperadas. En consecuencia, la coalición internacional que les da apoyo ha iniciado una transición. “Han aumentado las áreas de cooperación”, declara el general Ángel Castilla, actual responsable del contingente español. Por un lado, España ha asumido la formación de soldados iraquíes en desactivación de explosivos. Por otro, la Guardia Civil va a incorporarse a la preparación de la policía.
“Durante los dos años pasados, las brigadas que se han graduado aquí han ido directamente a combatir a Mosul. Ahora, a nuestro contingente le toca preparar a unidades policiales que van a ocuparse del control del terreno liberado”, explica el general en conversación telefónica desde la base de Besmayah.
De momento, los soldados bajo su mando todavía están dando una instrucción “más militar que policial” a un grupo de la policía de fronteras, pero para finales de mes espera la llegada de 25 guardia civiles que se ocuparan de habilitar a la policía federal. Castilla recuerda que este cuerpo necesita reconstituirse bien con nuevo personal o con antiguos agentes amnistiados después de que abandonaran sus puestos ante el avance del ISIS en el verano de 2014.
La misión se ha ido adaptando a las necesidades de los iraquíes. Desde hace tres meses, sus fuerzas de seguridad, con el apoyo de la coalición internacional, han logrado desalojar al ISIS de la mayoría de las localidades de la llanura de Nínive, así como de la zona oriental de Mosul, la capital de esa provincia. Ahora el Gobierno de Bagdad precisa desplegar en esas áreas un gran número de policías para mantener el control y, sobre todo, para dar un mínimo de seguridad que permita el regreso de la población. Ahí es donde se produce la decisión de la OTAN de trasladar de Jordania al propio Irak la formación de especialistas en desactivación de explosivos, una tarea que ha recaído sobre el Centro de Excelencia contra Artefactos Explosivos Improvisados de Hoyo de Manzanares.
“Lo lógico en misiones de larga duración, como es el caso de Inherent Resolve [el nombre en inglés de la operación] es que organizaciones como la OTAN o UE se vayan haciendo cargo de su gestión, para que cuando ya no haga falta la ayuda de los contingentes, se queden los especialistas”, argumenta el general Castilla.
La formación de artilleros es solo una de las tres patas del proceso de transición en el apoyo de la coalición internacional, que también incluye la cooperación cívico militar y el desarrollo de estructuras de defensa, con asesores ministeriales. “En el primer terreno la OTAN ha pedido a España que encabece la misión porque somos líderes en ese ámbito con el Centro de Excelencia de Hoyo de Manzanares”, destaca. Ese equipo, establecido en la base de Besmayah y cuatro de cuyos siete instructores son españoles, ya ha empezado a impartir el primer curso.
“Estamos aumentando las esferas de cooperación. Antes contábamos con las unidades especiales que preparan a las fuerzas de élite antiterroristas en Bagdad y Taji, además del contingente de Besmayah, y a partir de ahora se suman los especialistas en desactivación de explosivos y la unidad de la Guardia Civil para la formación policial”, resume el general. Esa contribución ha requerido un incremento del número de fuerzas desplegadas, que ha pasado de 300 a 450. “No se trata solo de cantidad sino de contenido”, precisa.
Respecto a los combates en Mosul, el general señala que a pesar de que ya está oficialmente anunciada la liberación del este de la ciudad, “sigue habiendo atentados a diario, como sucede en Bagdad, bien sea por infiltraciones o [por acciones de] células durmientes, lo que requiere una policía preparada”. Ahora, el “resto de las unidades tienen que reorientarse” antes en entrar en el oeste. “No hay que tener prisa”, sugiere. Recuerda que el verano pasado cuando se planeaba la operación había dos puntos de vista enfrentados, el de quienes tenían prisa porque aseguraban que el Daesh estaba en las últimas y que con un empujoncito se acababa con él, y el de quienes temían que iba a defenderse con uñas y dientes, como ha sido. “Es necesaria la cautela porque lo primero es la población que sigue sufriendo la tiranía del Daesh y es usada como escudo humano. Aunque eso parece un argumento para liberarla cuanto antes, las prisas aumentan el riesgo de bajas colaterales".
En cualquier caso, deja claro que la coalición está “a lo que digan los iraquíes”. “Son ellos quienes tienen que resolver [el asunto]. Nosotros estamos para ayudar, pero es su jurisdicción”, subraya. “La percepción no puede ser que la coalición ha derrotado al Daesh sino que lo ha hecho Irak con sus fuerzas de seguridad”, añade.
En cuanto a las dificultades que afrontan, Castilla admite que “al principio hubo improvisación e incluso se dio el caso de que no había unidad a la que adiestrar”. Pero eso ha mejorado, como también ha mejorado el equipo y las armas con las que se dota a los soldados iraquíes. Señala el idioma como el principal obstáculo. “Todo lo que se dice tiene que decirse dos veces. Así que hay que tener paciencia”, concluye.
Una bandera del Daesh en la base Gran Capitán
El general Castilla reconoce que “una brigada cuesta años de preparar y en un mes no se hacen milagros; aun así se aprecian los resultados”. Cuando se le pide un ejemplo concreto, no lo duda. Cuenta cómo llegó hasta la base una bandera del Daesh, el acrónimo árabe que siempre utiliza para referirse al ISIS y que los simpatizantes de éste grupo consideran despectivo.
“La última brigada del Ejército iraquí que pasó por aquí, la 34, se había fogueado en Ramadi. Al acabar la instrucción, fue destinada al valle del Tigris con el objetivo de conquistar las localidades anteriores a Mosul. Tras tomar Sarkar, cerca de Kirkuk, el general que estaba al frente envió a mi predecesor, el coronel Pedro Vázquez de Prada, la bandera del Daesh que ondeaba en lo más alto del pueblo, junto con una nota en la que le agradecía la preparación recibida porque a diferencia de cuando combatieron en Ramadi, habían avanzado más deprisa y habían tenido muchas menos bajas. Nuestra preparación les enseña a actuar de forma sinérgica”, resume.
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