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La Armada y la policía se sumergen en la búsqueda de Marta del Castillo

Los militares y los buzos peinarán el Guadalquivir tras ocho años del crimen de la joven

Zona del río Guadalquivir donde la policía buscará ahora el cuerpo de Marta del Castillo.Vídeo: FOTO PACO PUENTES | VÍDEO ATLAS
Javier Martín-Arroyo

La tesis de que los restos del cadáver de Marta del Castillo están en el río Guadalquivir se ha retomado. Ocho años después, la policía regresa esta semana a otro tramo del mismo río que ya peinaron sus buzos días después de la desaparición de la joven sevillana en enero de 2009. Esta vez indagan junto a los militares especialistas en cartografía del Instituto Hidrográfico de la Marina, que aportan un barco con un potente sonar para escudriñar los fondos del río a unos seis metros de profundidad. Mismas aguas pero esperanzas dispares.

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Esta vez los submarinistas del Grupo Especial de Operaciones (GEO) se sumergen en la dársena del río —y no en su cauce habitual— pero con poca fe para hallar unos restos que permanecen ocultos. A pesar de que el crimen de la joven de 17 años se resolvió, su cadáver quedó sepultado por las mentiras de su asesino confeso y exnovio, Miguel Carcaño, que dio pistas siempre malas sobre el destino del cuerpo. Las sucesivas búsquedas en el río, un vertedero y cientos de zanjas a las afueras de la capital andaluza costaron 616.319 euros a las arcas del Estado. “Todo lo que sea buscarla tiene sentido, lo lógico es intentarlo para poner punto final a este asunto. Otra cosa es que la búsqueda fructifique”, admite el fiscal del caso.

Ahora Carcaño guarda silencio en prisión, pero los investigadores van a apurar una última esperanza ¿Tienen visos de prosperar estas nuevas pesquisas en el río? La policía es muy escéptica al respecto, aunque de manera oficial nadie descarta una sorpresa. El juez instructor, Francisco Molina de Asís, ha autorizado las prospecciones gracias a la pieza que dejó abierta para investigar el paradero del cuerpo.

¿Por qué Carcaño no desvela el misterio?

La pregunta que acabaría con tanto esfuerzo policial y desvelo de la familia de Marta del Castillo sigue sin respuesta ocho años después por parte del asesino confeso, Miguel Carcaño. "¿Es desequilibrio mental o inteligencia para ocultar datos que le perjudican?", interrogan fuentes del caso. Lo cierto es que el joven, de 27 años, ha soportado incontables interrogatorios de mayor o menor intensidad en calabozos (dos días), en el juzgado (dos años) y en prisión (seis años). Con casi una decena de versiones y hasta reconstrucciones de los hechos, pero nunca con un lugar concreto para hallar el cuerpo de la menor sevillana.

Entre tanto interrogatorio Carcaño se sometió incluso al conocido como test de la verdad efectuado en Zaragoza, por el que descartó tres localizaciones como posibles lugares de ocultación del cuerpo de Marta. Su cerebro respondía con estímulos a imágenes y textos que le presentaban los expertos en el test.

La vez que las palabras de Carcaño resultaron más verídicas a oídos de los investigadores fue durante un interrogatorio en la cárcel de Morón, cuando describió la zona y el camino que le llevaron a una zanja donde supuestamente enterró el cadáver. Esto motivó que la policía buscara de manera intensa durante años en todas las zonas que podrían tener cierta semejanza con el área descrita por Carcaño. En ocasiones sus pesquisas se filtraron a la prensa y otras veces se actuó con sigilo, pero ninguna con éxito.

Con la distancia que dan ocho años desde que sucedió el crimen, los responsables defienden el arduo trabajo policial y judicial, así como las dificultades añadidas de trabajar con la presión de una causa muy mediática. El caso se resolvió, hay un asesino condenado y solo falta hallar el cuerpo, coinciden varios de ellos. “Rellenar el último renglón de la sentencia”, matiza uno. Sin embargo, el nivel de exigencia y la opinión pública hacen que hoy el sabor sea agridulce.

Sobre el circo mediático, un responsable policial lamenta: "Tenemos la certeza de que los medios han enfangado a través de un espectáculo a veces denigrante. Además, la cantidad de llamadas de locas y visionarias, las vecinas que la vieron en su portal esa noche cuando se demostró que era mentira. Miles de informaciones falsas por el afán de protagonismo. Perjudica, claro que perjudica. No podíamos trabajar con los debates televisivos que alertaban a los malos", rememora uno de ellos. La policía constató que ciertos giros en las declaraciones de Carcaño se debieron a la información, en ocasiones tóxica, suministrada por los medios de comunicación.

Este nuevo intento surge tras un informe de dos personas, un técnico y un periodista y criminólogo, que exploraron con un sonar un tramo del río el pasado noviembre basándose en el testimonio de dos testigos, el guarda de seguridad Antonio Ramírez y el militar Miguel Ángel Ruiz. El padre de la menor, Antonio del Castillo, entregó en diciembre dicho informe al juez, que preguntó a la policía si este contenía certezas y debía ser tenido en cuenta.

La respuesta de los investigadores desacredita gran parte del documento y subraya que Ramírez se presenta como detective aunque “carece tanto de formación académica como de conocimientos profesionales”. “El estudio carece de datos de la investigación y únicamente utiliza datos de lo publicado en la prensa y de una sentencia hecha pública (…) se realiza sin datos, de forma gratuita y son meras conjeturas que no se basan en hechos o pruebas concretas”, censura la Brigada de Policía Judicial UFAM, en su oficio dirigido al juez.

A continuación, destaca los errores de localización y supuesto itinerario de Carcaño y sus cómplices para trasladar el cuerpo de Marta hasta el río Guadalquivir, en una zona ubicada entre los puentes del Alamillo y la Barqueta, según la tesis del informe. “No se ha podido acreditar el lugar donde se encuentra el cuerpo de Marta del Castillo”, incide la policía para destacar que carece de consistencia alguna el recorrido trazado por Ramírez sobre el periplo de Carcaño y sus amigos a través de las calles de Sevilla –algunas “muy concurridas”- esa noche de enero de 2009 hasta llegar al río para deshacerse del cuerpo de Marta.

Para ratificar o descartar la fiabilidad de las prospecciones realizadas por el técnico y el periodista en el río, la policía consulta al almirante segundo jefe del Estado Mayor de la Armada y le pide que determine “el grado de fiabilidad de los datos obtenidos e interpretación del registro”, además de la probabilidad de detección de restos óseos humanos con el sonar empleado. La respuesta de la Armada sobre el informe no está incorporada al sumario, pero en cualquier caso esta semana un barco del Instituto Hidrográfico de la Marina escaneará con gran precisión el fondo del Guadalquivir.

Mientras, el Instituto de Medicina Legal advierte en otro informe que tras ocho años sumergidos, los restos de la joven podrían ser identificados en caso de que se hallaran en unas condiciones muy concretas y fueran rescatados para extraerles el ADN. “Las posibilidades de identificar el cuerpo aunque sea con escaso material óseo y/o dentario son bastante elevadas teniendo en cuenta las técnicas instrumentales con las que cuenta actualmente la biología forense”. Es decir, si la primera hipótesis de que Marta fue arrojada en esa zona fuera certera, sus restos podrían ser identificados pese a los años transcurridos.

La policía desacredita los dos testimonios principales que ubican el cadáver de Marta del Castillo en esa zona del Guadalquivir, y sin embargo acudirá allí estos días para apurar la última esperanza a la espera de que Carcaño desvele el misterio desde la cárcel, donde debe cumplir aún otros 12 años de condena.

En su último día al frente del juzgado por su ascenso a la Audiencia de Sevilla, el magistrado ha reconocido que acotar la zona donde el cuerpo fue arrojado al río “se trata de una conjetura más de tantas que podríamos hacer”, pero tras subrayar “el ingente trabajo policial” y que los agentes hayan agotado todas las hipótesis planteadas, ordena que se apure esta posibilidad que en principio supondrá un gasto mínimo a las arcas públicas. “Durante ocho años se han revisado todas las hipótesis, pistas y conjeturas. Pues esta es una más”, puntualizan fuentes del caso. El fiscal añade: “Por minutos no pillaron a estas personas in fraganti. Mientras haya un resquicio se seguirá intentando [la búsqueda]”.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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