París cambia de sistema tras dos décadas de aplicación
Impondrá restricciones según el tipo de coche y no por matrícula
Los repetidos episodios de contaminación en París han hecho que la circulación alterna pase de ser una medida excepcional a algo frecuente. Uno de los peores picos de polución se vivió a principios de mes. Se aplicó la medida cuatro días consecutivos por primera vez en la historia y, de nuevo, dos días a la semana siguiente, incluido un sábado —habitualmente se había dictado de lunes a viernes—. Pero la medida es criticada por la dificultad de aplicarla y por no distinguir entre los coches más contaminantes y los más limpios. Por ello, un nuevo dispositivo de pegatinas ecológicas entrará en vigor en enero. Permitirá restringir el tráfico en función de los tipos de vehículos.
Antes de este mes, la prohibición de circular en función de la matrícula tan solo se había dictado en tres ocasiones: en 1997, en marzo de 2014 y en marzo de 2015, cada vez, de forma excepcional. Este diciembre, la novedad ha sido que se ha aplicado varios días consecutivos. Eso sí, una gran variedad de vehículos estaban exentos, como coches eléctricos, taxis, servicios públicos y los que llevaban a más de tres personas, en un esfuerzo por fomentar la práctica de compartir el coche. También por primera vez se ha extendido a otra ciudad diferente de la capital y sus alrededores, al dictarse también en Lyon. Grenoble, por su parte, ha optado por prohibir el tráfico a los coches matriculados antes de 1997.
El problema de la circulación alterna reside en parte en la dificultad de aplicar la medida. Airparif, el organismo encargado de vigilar la calidad del aire en París, hizo un estudio sobre los resultados que dio la medida en marzo de 2014. En teoría, la circulación alterna debería quitar de la circulación algo menos de la mitad de los vehículos. Pero hace dos años solo se consiguió reducir el tráfico en un 18% en París, en un 13% en las afueras de la capital —lo que se conoce como la pequeña corona— y en un 9% en el resto de la región —la gran corona—. En total, dado que el tráfico es responsable de solo parte de la contaminación, Airparif estimó que la disminución de partículas finas PM10 había caído un 6% en zonas cercanas al tráfico y un 2% lejos de las carreteras.
El civismo no ha avanzado mucho desde entonces. Cuando este mes se ha vuelto a aplicar, lejos de sacar de la carretera a esa mitad de los vehículos se formaron importantes atascos. Airparif calcula que el tráfico disminuyó solo entre un 5% y un 10% en una de esas jornadas. En los cuatro días que se aplicó de forma consecutiva, los agentes controlaron a 42.000 vehículos, de los que 2.200 no respetaron la prohibición. La sanción es una simple multa de entre 22 y 75 euros.
Otra crítica recurrente es su coste. Según la revista Challenge, la vigilancia de la prohibición movilizó en 2015 a casi 1.000 funcionarios repartidos en unos 378 puntos de control. Además, la medida se acompaña siempre de la gratuidad del transporte público, lo cual supone unos cuatro millones de euros diarios.
Sobre todo, como apuntaba también Airparif, el sistema no impide a los coches más contaminantes circular, siempre y cuando su matrícula corresponda con la autorizada. Por ello, se va a crear un nuevo sistema —en vigor a partir del próximo 15 de enero en París— que cataloga los vehículos por nivel de contaminación en seis niveles. En función de la calidad del aire, las autoridades decidirán a qué categoría aplican la prohibición de circular.
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