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Sucesos

La policía busca en los países del Este a un sospechoso del triple crimen del bufete

El misterio sobre los asesinatos en junio pasado de dos mujeres cubanas y un ecuatoriano en un despacho de abogados del barrio madrileño de Usera sigue plagado de incógnitas

El misterio sobre el triple asesinato ocurrido el pasado 22 de junio dentro de un despacho de abogados del barrio madrileño de Usera sigue plagado de incógnitas, tras casi seis meses de pesquisas rodeadas del secreto sumarial. Descartados otros sospechosos, ahora hay uno nuevo, pero aún no está localizado, y es de un país del Este. No es un sicario, según fuentes de la investigación. En estos seis meses de pesquisas, tampoco se ha producido ninguna detención. Pero hay optimismo policial en que finalmente se sabrá todo sobre este múltiple asesinato: dos mujeres cubanas, que trabajaban en el bufete jurídico, de 46 y 33 años, fueron degolladas, y un hombre ecuatoriano nacionalizado español, cliente del despacho, que estaba en el momento y lugar equivocado, fue acuchillado. Todos ellos a manos de un matón que entró al local exaltado y preguntando por el dueño, el abogado Víctor Joel Salas, de 37 años, que no había llegado aún al despacho esa tarde. Lo que quizás le salvó la vida.

Los servicios de emergencia tapan dos de los cuerpos con mantas.
Los servicios de emergencia tapan dos de los cuerpos con mantas.Kike Para

El bufete donde este verano se produjeron las muertes está situado en el número 40 de la calle de Marcelo Usera, de Madrid. Se llama Euroasia y está dedicado a cuestiones de extranjería, gestoría y embargos. Los intentos de la hija de la empleada del despacho asesinada Maritza Osorio, de 46 años, por repatriar en estos seis meses a Cuba el cadáver de su madre han sido estériles. El juez instructor, Juan Carlos Peinado, rechazó la demanda familiar ante la eventualidad de que hubiese que practicar otra autopsia. En Getafe está enterrada.

El juez instructor, Juan Carlos Peinado, rechazó la demanda familiar de repatriar a Cuba uno de los cadáveres ante la eventualidad de que hubiese que practicar otra autopsia

Para desesperación de los familiares de otra de las víctimas, Pepe Castillo, de 43 años, ecuatoriano y con nacionalidad española, que dejó un hijo pequeño, la investigación no arroja de momento pruebas sólidas y sí grandes lagunas, pese al esfuerzo realizado por la policía desde junio: se han rastreado teléfonos y posicionamientos de los afectados, hay comisiones rogatorias al extranjero, numerosos testimonios. Y se indaga si los documentos que buscaba el asesino tienen relación con matrimonios amañados tendentes a obtener la nacionalidad española. Las pesquisas ahora se centran en un ciudadano de un país del Este, pero está ilocalizado, según fuentes jurídicas.

Según las diligencias sumariales, Maritza fue la que menos sufrió. Las mujeres se enfrentaron al hombre y este las mató: a Maritza casi al instante. Exigiendo la entrega de documentos depositados en el despacho, la degolló. Y a Elisa Consuegra, de 33 años, que en realidad era la que llevaba el despacho por su bagaje jurídico y ausencias de Joel, la torturó a golpes antes de degollarla y clavarle un cuchillo en pecho. Era abogada en Cuba, hija de una prestigiosa forense y de un militar de alta graduación. Quiso instalarse en España y consiguió un trabajo en el despacho de Joel. Pero empezó a ver cosas raras y quería dejar ese trabajo.

El juez investigó a un ciudadano aleman para aclarar si los crímenes estuvieron guiados por una infidelidad, pero esa línea de investigación está agotada

Joel ha asegurado a la policía (tiene escolta y está considerado un testigo protegido) que fue fiscal antidroga en su país, Perú, antes de montar el bufete en España. Algunos de sus clientes eran narcos. Pero su mirada estaba puesta en los asiáticos y clientes con sociedades en paraísos fiscales, según informes policiales que consta en el sumario del Juzgado de Instrucción 41 de los de la plaza de Castilla de Madrid, que ocupa un millar de folios. La tesis del ajuste de cuentas la sigue manteniendo la policía.

El juez Peinado ha investigado a varios sospechosos, entre ellos a un ciudadano alemán cuya esposa mantuvo una relación con Joel, pero las pesquisas han acabado descartándoles. Fue el propio Joel quien, días después de los crímenes, contó a la policía que detrás de lo ocurrido podría estar un ciudadano alemán con cuya esposa había tenido una relación de infidelidad. Y que pudo actuar así por celos. Se le interrogó exhaustivamente en Alemania y su testimonio ha convencido a los investigadores. Joel descartó ante la policía que algún cliente suyo pudiera estar detrás de los crímenes, aun reconociendo que los había descontentos con él.

Tampoco cree el juez, a juzgar por cómo se ejecutaron las muertes, que los crímenes sean obra de un sicario. Los sicarios disparan, matan y se marchan rápido. El triple homicida estuvo un buen rato en el despacho. Tras cometer los crímenes, hizo una suerte de hoguera junto a uno de los muertos en el local con papeles que cogió de las estanterías. El humo que salía por la ventana del despacho alertó a los vecinos. Joel, que en las semanas anteriores había recibido amenazas de muerte de desconocidos, llegó al despacho poco antes que los bomberos.

La secretaria le avisó por teléfono de que había irrumpido en el despacho “un hombre raro” que preguntaba por él y exigía la entrega de papeles. Joel se encontró en el portal del despacho a una cliente que momentos antes había llamado a la puerta y nadie le había abierto. Estaba muy nervioso y no quería entrar con sus llaves. Se temía lo peor. En la causa figura con protección policial permanente; aunque la lupa del juez también se expande a sus actividades como abogado para tratar de desenmarañar el triple asesinato ocurrido el pasado 22 de junio en este despacho de abogados, según fuentes jurídicas.

Es inminente que el instructor levante el secreto del sumario.

investigacion@elpais.es

"El asesino no quería matar al abogado, buscaba otra cosa"

La Asociación Nacional de Apoyo a Víctimas de Delitos, personada en la causa del triple crimen de Usera, sostiene en una nota que "la investigación se ha podido ver perjudicada desde un principio por la desafortunada costumbre de calificar los más horrendos crímenes de ajustes de cuentas". "Tenemos a tres víctimas y a sus familiares, también víctimas; víctimas sin duda inocentes, a los que tales infundios perjudican y ofenden. Calificar desde el principio los hechos como ajuste de cuentas puede implicar que nunca se encuentre al autor o autores, pues los testigos pierden la memoria y no quieren colaborar con la policía, y, el sistema, la Justicia y la sociedad misma se relajan", indica un portavoz de la asociación.

"En el caso del triple crimen de Marcelo Usera los asesinos de las dos empleadas y el cliente del abogado, entendemos que el asesino no pretendían matar al abogado, buscaba otra cosa, quizas documentación comprometedora. Esto además es obvio. Pues si hubieran querido matarle lo hubieran hecho a otra hora, fuera de la oficina, que es un sitio público y frecuentado, y de manera más rápida, impune y efectiva", apostilla la asociación, personada en la causa.

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