Iglesias diseña un congreso para arrinconar a Errejón
El líder convoca una consulta a las bases sobre el sistema de votación y el formato del cónclave
Pablo Iglesias puso este lunes fecha al congreso de Podemos, que coincidirá con el del PP el segundo fin de semana de febrero, planteando un conflicto con Íñigo Errejón. El líder del partido defendió un sistema de votación único de ponencias y listas que debilita a su número dos. Este quiere separar el debate sobre el proyecto, en el que tiene más posibilidades de hacer valer su posición, de la competición entre caras.
Iglesias compareció tras la reunión de la ejecutiva para avanzar el calendario del cónclave. El órgano que tiene que convocarlo formalmente es el consejo ciudadano, que se reunirá el 17 de diciembre. Sus miembros, además de ratificar las fechas, debatirán el formato del congreso, bautizado Vistalegre 2. La metodología de esa cita es un asunto de primer orden porque de ella depende una posible confrontación entre sus dos máximos dirigentes. Iglesias y Errejón mostraron sus diferencias al respecto.
“Lo lógico es que las listas estén vinculadas al proyecto político. Separar las votaciones es muy difícil de justificar, cuando uno hace una lista no lo hace por fisionomía sino por ideas que se expresan en documentos. Yo defenderé que las listas estén vinculadas a los documentos”, mantuvo el secretario general. Este sistema perjudica el planteamiento de Errejón. “Defenderé un sistema de elección proporcional y separación de las discusiones: primero las ideas políticas y organizativas y luego las caras”, replicó este. Ese fue el método adoptado tanto en la asamblea fundacional de Vistalegre como en otros procesos de primarias autonómicas municipales. Este dirigente asegura que no pretende disputarle el cargo a Iglesias. No obstante, puesto que sus proyectos políticos se han ido distanciando y tienen difícil encaje, sí aspira a influir en la futura estrategia de la formación sometiendo su plan al escrutinio de los simpatizantes.
Plebiscito y “pelea de gallos”
El formato que propone Iglesias no le impide hacerlo, pero supondría una confrontación simultánea no solo de proyectos sino también de listas. Esta circunstancia beneficia al sector oficialista, ya que las bases vincularían esa votación a una especie de plebiscito sobre el líder. Por esta razón, Errejón pidió evitar batallas campales. “Nuestra asamblea no tiene que ser una pelea de gallos, sino una contraposición de ideas”, dijo. “Tenemos que enterrar la lógica del plebiscito”, reclamó Jorge Moruno, responsable de discurso del partido y estrecho colaborador del portavoz parlamentario.
¿Quién decidirá las reglas del juego? Será la militancia, que entre el 18 y el 20 de diciembre estará llamada a pronunciarse sobre este sistema y sobre el grado de proporcionalidad del método de votación. Algunos diputados errejonistas entienden que se trata de un intento de vencer con burocracia lo que no se logra con argumentos y de una jugada lógica al no tener la corriente oficialista mayoría en el consejo ciudadano.
“Habrá acuerdo si hay acuerdo en los documentos”, aseguró Iglesias, que expresó su voluntad de integrar en la futura dirección tanto a este dirigente como al eurodiputado Miguel Urbán, principal referente del sector anticapitalista de Podemos. A ambos les situó a la cabeza de corrientes críticas: una insólita etiqueta, puesto que Errejón es formalmente el número dos del partido.
En cualquier caso, Iglesias dijo sentirse “abrumadoramente apoyado” por ambos para seguir como secretario general. El líder, de hecho, destacó la “compenetración intelectual” con Errejón, pero criticó a sus afines, imputándoles “contradicciones internas”, “Seguramente haya más diferencias con muchos de los que se referencian en Errejón que entre Íñigo y yo”, señaló antes de advertir que en el futuro no habrá un Podemos “de dos caras: el [PODEMOS] de Pablo Iglesias y el de la alternativa a Pablo Iglesias”.
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