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Ciudadanos avala los guiños de Arrimadas al catalanismo

La dirección apoya el intento de atraer más votantes tras las críticas de Boadella

Juan José Mateo
Inés Arrimadas y Xavier García Albiol, en julio.
Inés Arrimadas y Xavier García Albiol, en julio. ÁLVARO GARCÍA

Las críticas de Albert Boadella, fundador de Ciudadanos, a Inés Arrimadas, líder del partido en Cataluña, han avivado el debate interno sobre qué límites debe respetar la formación en su intento de crecer electoralmente. La jefa de la oposición catalana ha llenado sus discursos de referencias a la necesidad de mejorar la financiación autonómica de Cataluña, o de que se impulse el corredor mediterráneo, incorporando guiños locales para atraer al electorado que antes votaba a la desaparecida Unió y a parte del de Convergència. Aunque la dirección de Albert Rivera subraya que no ha habido ningún cambio de estrategia, en lo que coincide el catedrático Francesc de Carreras, máximo referente intelectual del proyecto, esas decisiones han despertado suspicacias. Varios de los fundadores del partido están de acuerdo con la eurodiputada Carolina Punset en que el discurso antinacionalista de Ciudadanos no se debe “diluir en nombre de nada”.

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“Arrimadas celebra la Diada con una paella colectiva y no pasa nada en un partido que fue fundado para todo lo contrario”, dijo el viernes Boadella, que opinó que lo que se celebra el 11 de septiembre es “la fiesta de la hostilidad a España”.

“[En Ciudadanos] se ha convertido Cataluña en un asunto más. Se han caído los énfasis y seguramente se ha querido erróneamente ampliar el voto hacia el votante convergente en lugar de encauzarle y reconducirle a un discurso constitucional”, opina el escritor Félix Ovejero, que insiste en que los cambios son más de forma que de fondo, porque ya no se pone "el foco" en el antinacionalismo. “Hay un debilitamiento ideológico ante escenarios políticos más amplios y el alejamiento de la experiencia cotidiana de hostigamiento que se vive en los pequeños pueblos [de Cataluña]”, añade sobre la expansión nacional.

“Hay signos inquietantes, pero no sacaría conclusiones de ahí”, argumenta el periodista Arcadi Espada, firmante del manifiesto original de Ciudadanos. “En el caso de Arrimadas puede haber una estrategia tendente a reconstruir el catalanismo, a hacerse [con él] pero eso implica ignorar la sacudida enorme que ha sufrido la sociedad catalana en estos últimos años, y que ha desaparecido”, asegura. “Va a ser difícil construir sobre las ruinas”. Y subraya: “Ciudadanos tiene que conseguir que la gente en España y en Cataluña reaccione contra el nacionalismo. Esa idea de ir a buscar el voto nacionalista… no, es que ese voto tiene que dejar de ser nacionalista. Es mejor renunciar al poder y ganarse poco a poco la influencia. Los atajos para llegar al poder, en esas condiciones, me parecen necios”.

Los opositores a Rivera presentan su proyecto

El grupo opositor de TranC’sparencia presenta este martes su alternativa para la IV Asamblea de Ciudadanos, primera como formación de implantación nacional, que decidirá a principios de 2017 quién dirige el partido durante los próximos cuatro años.

TranC’sparencia, —compuesto por 80 personas según la secretaría de organización y por 300 según sus integrantes— aspira a lograr puestos clave en la Comisión de Garantías y el Consejo General para hacer de contrapeso a la dirección.

A la espera de que la eurodiputada Carolina Punset decida si presenta una lista alternativa a la de Albert Rivera, el actual presidente parte como favorito indiscutible para pilotar tanto la consolidación autonómica de Ciudadanos como la preparación de su estrategia para las elecciones municipales, autonómicas y europeas de 2019.

Para presentar una candidatura no son necesarios avales ni cumplir un mínimo de antigüedad para concurrir. Las listas son cerradas.

“Yo también creo que hay un movimiento entre los políticos de todas las tendencias para apaciguar a los nacionalistas, como si fueran niños maleducados”, lamenta Félix de Azúa, otro de los fundadores, que no forman grupo alguno ni ninguna corriente interna en Ciudadanos. "No hay nada criticable, excepto que ese sistema es el que ha llevado a que los independentistas ya vivan al margen de la ley".

Arrimadas explicitó en junio su estrategia para pasar de jefa de la oposición a presidenta de la Generalitat: "Estoy convencida de que muchos ciudadanos que hasta ahora votaban a CDC y a Unió lo que quieren es un proyecto de regeneración", dijo. Desde entonces, sus posicionamientos están en el centro del debate. Los dirigentes más jóvenes de Ciudadanos ven en ella el mejor ejemplo de que el partido puede defender su ADN antinacionalista sin por ello dejar de añadirle acentos locales que le permitan competir mejor en las elecciones autonómicas. Al otro lado, cargos públicos como Punset temen que la expansión nacional diluya el mensaje original de Ciudadanos cuando escuchan que Arrimadas participaría en un referéndum “absolutamente legal y con validez”. La líder catalana aclaró inmediatamente sus palabras del viernes —“Mi oposición a un referéndum independentista para Cataluña es total. Decir lo contrario es falso”— y cuenta con el total apoyo de la dirección nacional.

“¿Qué ha cambiado en Ciudadanos? Nada”, asegura Juan Carlos Girauta, portavoz parlamentario de una formación que ha pasado en diez años de nacer como fuerza estrictamente catalana a crecer hasta ser un proyecto de ámbito nacional. “Ciudadanos es ahora un proyecto de Gobierno para España, entonces era un fuerte para resistir al nacionalismo”, explica. El número tres del partido, como otros dirigentes nacionales, argumenta que Ciudadanos habla ahora de más temas, y no solo del antinacionalismo, porque tiene más oportunidades de ser escuchado en el Parlament (consecuencia de haber pasado de 9 a 25 diputados), más especialistas y un proyecto más completo.

Con él coinciden De Carreras, que se remite a las duras intervenciones de Arrimadas en el Parlament, y la eurodiputada Teresa Giménez Barbat, que es contundente: “Sería un error buscar una base electoral ampliada relajando principios que forman parte del ADN de Ciutadans, pero no creo que haya motivos ahora para pensar que hay un cambio de estrategia. Sería acabar con su base moral”.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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