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Iglesias y la gasolina anticapitalista

El sector vinculado a Miguel Urbán e Isabel Serra gana peso dentro de Podemos

Francesco Manetto
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias.
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias.Sergio Barrenechea (EFE)
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Pablo Iglesias ganó este viernes una batalla política que lo refuerza ante su número dos, Íñigo Errejón, y que le despeja el camino para imponer sus tesis, impugnatorias con el sistema, con vistas al próximo congreso nacional de Podemos. Pero la victoria del senador Ramón Espinar en las primarias de la Comunidad de Madrid frente a la portavoz del Ayuntamiento de la capital, Rita Maestre, dibuja un mapa de equilibrios internos más complejo.

El candidato oficialista se impuso tras sellar una alianza con Anticapitalistas, la corriente más izquierdista y radical del partido, que tras las últimas elecciones internas gana peso dentro de la organización. La diputada autonómica Isabel Serra, número dos de la lista de Espinar y dirigente anticapitalista, fue la candidata más votada, por encima de los dos aspirantes a dirigir la formación. Junto a ella han inclinado la balanza otros nombres vinculados a ese sector. A esta circunstancia hay que añadir el triunfo en Andalucía de Teresa Rodríguez, que procede de ese mismo movimiento. Anticapitalistas dirige a Podemos en esa comunidad, en Cataluña, en Navarra y es determinante en Madrid, Aragón y Baleares.

Tras distanciarse de la familia más crítica del partido en el congreso de Vistalegre, Iglesias ha vuelto a tender puentes con ellos. Sus proyectos políticos, caracterizados por un estilo más duro, vuelven a coincidir en un momento en el que la formación busca disputar al PSOE el liderazgo de la oposición. El sector pablista considera que la victoria de Espinar les otorga legitimidad para caminar hacia esa idea de partido-movimiento, que busca utilizar la palanca de la protesta social para ganar votos.

La objeción central que destaca el sector próximo a Errejón es que esa fórmula puede condenar a Podemos a la marginalidad, reeditando la historia de IU, en lugar de darles la gasolina suficiente para aprovechar la crisis del PSOE y conseguir la hegemonía de la izquierda. La alianza entre Iglesias y los anticapitalistas, o anticapis, ha convencido a las bases de la formación en Madrid: Espinar logró un 7% de votos más que Maestre pese a la información sobre la compraventa de un piso protegido que le valió 20.000 euros de beneficio. No obstante, está por ver que tenga el mismo efecto en unas elecciones, seduciendo a un perfil de votante más transversal y diverso.

Lo que es evidente es que la antigua Izquierda Anticapitalista —tras integrarse en el partido se quedó solo con el apellido— ha recobrado fuerza. La organización fue clave en la primera expansión de Podemos, en 2014. Y la memoria de los fundadores vincula el mismo nombre de la formación al eurodiputado Miguel Urbán, principal cara visible de los anticapis. Fue en un coche. En él viajaban Iglesias, Jorge Moruno, que concurrió a las primarias con Maestre, y Urbán. Salió un primer nombre —fue, precisamente, Adelante, como la candidatura errejonista— y quedó descartado. De repente, alguien dijo: “Podemos”. ¿Fue Urbán? ¿Fue Iglesias? Sobre la autoría hay versiones distintas. Pero, al final, todos se pusieron de acuerdo.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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