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La crisis del PSOE impulsa el trasvase de votantes a Podemos y Ciudadanos

El partido de Iglesias pelea por la hegemonía en la izquierda y el de Rivera por la del centro

Javier Fernández, presidente de la gestora del PSOE.Foto: atlas | Vídeo: Zipi / ATLAS

La crisis interna del PSOE ha abierto la posibilidad de que Podemos y Ciudadanos capten a parte del electorado socialista. Las estadísticas sugieren que una porción de los votantes del partido hegemónico en la izquierda podría optar por estas dos formaciones. Que el PSOE decida o no abstenerse para que gobierne Mariano Rajoy no cerrará una batalla que se disputa en dos escenarios: Podemos aspira a dominar la izquierda y Ciudadanos el centro izquierda.

Pese a las dificultades que afrontan para expandir su electorado (Podemos dirime un pulso interno sobre la estrategia a seguir y Ciudadanos acaba de firmar un acuerdo con el PP que le resta atractivo para los votantes socialistas) las dos nuevas formaciones manejan datos positivos para sus intereses. Antes de las elecciones generales del 26-J, los votantes declarados del PSOE mostraban ante el CIS un gran rechazo hacia el PP. Pero había socialistas más abiertos a votar a los nuevos partidos: un 20% reconocía una probabilidad de votar a Podemos de 5 sobre 10 o más, y un 27% a Ciudadanos.

Esas estadísticas, reforzadas por la crisis del PSOE y la decepción de sus electores, profundizan en un camino que ya estaba abierto. De los votantes socialista de 2011, un 22% apoyaba a Podemos antes del 26J y un 7% a Ciudadanos. El partido de Pablo Iglesias atrajo a aquellos más a la izquierda, entre el 1 y 3 ideológico, mientras que Albert Rivera erosionó al PSOE por el centro izquierda. Ahora ambos partidos ven una oportunidad de crecimiento. 

Desde su nacimiento en 2014, el objetivo de Podemos es superar al PSOE. La pugna entre estas dos fuerzas ha quedado patente incluso en medio de las negociaciones para formar gobierno. Iglesias ha intentado, sin lograrlo, el sorpasso el 20-D y el 26-J, y en su equipo están convencidos de que lo conseguirían si finalmente hay una nueva convocatoria electoral. No obstante, el partido no ha encontrado todavía un consenso interno sobre cómo tratar de llevar a cabo esa tarea.

El líder defiende una postura más radical, multiplicando la presencia de Podemos en la calle y fortaleciendo su relación con los movimientos sociales. Mientras tanto, su número dos, Íñigo Errejón, considera que para captar los votos socialistas desencantados deben mostrar una actitud más dialogante y madurar como organización demostrando su utilidad desde las instituciones.

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El objetivo se mantendrá incluso si los españoles no vuelven a las urnas, ya que, mientras los socialistas sigan sin líder, Iglesias se presentará como el auténtico referente de la oposición al PP, buscando arañar apoyos en el día a día desde el Congreso de los Diputados. Podemos construirá, por tanto, su estrategia a partir de las consecuencias de la dimisión de Pedro Sánchez y el nombramiento de la comisión gestora presidida por el presidente de Asturias, Javier Fernández. El principal escollo de la formación son precisamente las luchas internas, que abarcan la ideología y el liderazgo, entre el propio Iglesias y Errejón, lo que puede, a medio plazo, debilitar la organización y ofrecer una imagen de inestabilidad.

El atractivo de Ciudadanos

Fuentes de la dirección de Ciudadanos admitieron en conversación con EL PAÍS que la crisis del PSOE abre la opción de que su formación ensanche su electorado. "Pero no sabemos a cuánto podemos optar", reconocieron. Sin embargo, Juan Carlos Girauta, portavoz parlamentario, fue contundente: “Nosotros no pensamos en esos términos. El PSOE es un partido constitucionalista que atraviesa una crisis severa. Eso no es una buena noticia para nadie”.

Rivera, en cualquier caso, ya ha apuntalado un discurso con el que intenta atraer a los votantes de centro izquierda. El líder de Ciudadanos apela a lo que él denomina como “los inconformistas”: votantes insatisfechos con el PSOE a los que Pablo Iglesias les parece impredecible; descontentos con que el partido haya firmado acuerdos de investidura con Podemos (Castilla La Mancha, Aragón…), y de gobierno con Compromís (Valencia) o Mes (Islas Baleares); o que están desorientados por las diferentes interpretaciones que los barones territoriales hacen del proyecto federal socialista.

Para atraerles, Ciudadanos subraya las partes de su programa centradas en la lucha contra la corrupción, su apuesta por dotar de fondos a la ley de dependencia, su oferta de un complemento salarial a las rentas más bajas, o las medidas de conciliación que impulsa el partido. De hecho, gran parte de la estrategia de Rivera en la campaña del 26-J se centró en captar a votantes socialistas. Los estrategas de Ciudadanos le ofrecieron tres razones de peso para que tomara esa decisión. Primero, que Pedro Sánchez, entonces líder del PSOE, había empatado con él en la valoración que habían hecho los votantes socialistas del papel de los candidatos en el debate a cuatro. Segundo, que el pacto de gobierno firmado por los dos partidos le había permitido crecer en prestigio en ese sector demográfico. Y tercero, que el 8,9% de los votantes declaraba al CIS una duda clave: ¿Rivera o Sánchez?

Ahora, Podemos y Ciudadanos se enfrentan a un panorama tan impredecible como atractivo para sus intereses. Iglesias y Rivera optan a convertirse en referente de aquellos electores socialistas desencantados por la crisis del PSOE.

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