El asesino anda suelto (en Brasil)
La Guardia Civil acusa a la policía brasileña de dejar escapar al presunto asesino de la familia de Pioz
François Patrick Nogueira Gouveira. Su nombre y su rostro sonriente han inundado las redes sociales en los últimos dos días a uno y otro lado del océano Atlántico. De España a Brasil y de Brasil a España. “El descuartizador de Guadalajara”, se anunciaba su fotografía en Twitter. Para los investigadores de la Guardia Civil es el asesino múltiple “de carácter psicopático, narcisista, egoísta y carente de apego por la vida humana” que cometió “el atroz crimen de una familia en Pioz”, Guadalajara.
Para las autoridades brasileñas, que lo interrogaron en sus dependencias de Joao Pessoa (capital del estado de Paraiba) hace unos días, es un joven con antecedentes penales —apuñaló violentamente a un profesor a los 16 años— al que ahora reclama la justicia española. Y tras tomarle declaración en presencia de su abogado le dejaron ir por entender que “las pruebas aportadas en su contra no eran suficientes”, según explicaron los agentes españoles.
Pese a no haber detenido al principal sospechoso del crimen —“no se contemplan coautorías”—, los responsables de la investigación del Instituto Armado dan el caso por resuelto. Así lo hicieron saber en la nutrida convocatoria de prensa que ofrecieron ayer en Guadalajara. En ella aseguraron que las primeras hipótesis que apuntaban a “sicarios profesionales” posiblemente ligados al narcotráfico “fueron descartadas conforme avanzaba la investigación y se conocían los detalles de la familia y la existencia de un quinto miembro que no aparecía”.
Sin poder aportar datos concretos porque prevalece el secreto de sumario en gran parte de la investigación, aseguran tener “numerosos indicios y pruebas indubitadas” de que ese chico de 20 años es quien mató a los cuatro componentes de esa joven familia brasileña, un matrimonio de 30 años y sus dos hijos de cuatro y un año. Fueron hallados el pasado 18 de septiembre degollados, despedazados (los dos adultos) y metidos en bolsas de plástico precintadas en un chalé de una tranquila urbanización a las afueras de la citada localidad alcarreña. “Hubo intención de deshacerse de los cuerpos y de destruir pruebas”, aseguran los investigadores.
El "quinto miembro" de una familia humilde
Un chico con antecedentes. François Patrick Nogueira, de 19 años, tenía antecedentes penales por agredir brutalmente a un profesor en presencia de sus compañeros cuando tenía 16 años. Se le atribuye un "carácter violento" propio de "psicóticos".
Sin ocupación en España. Llegó al país hace unos meses, pero no se le conoce ocupación laboral alguna. Vivió cuatro meses en Torrejón de Ardoz con sus tíos, a los que después degollaría junto a sus hijos pequeños.
Una familia humilde. Según la Guardia Civil, la víctimas formaban "una familia normal, trabajadora y humilde". Marcos, el único empleado, faltaba del trabajo desde el 17 de agosto.
Las víctimas resultaron ser los propios familiares del presunto homicida: su tío Marcos Campos Nogueira, su mujer (y tía política del supuesto asesino) Janaína Santos Américo, y los hijos de ambos, sus sobrinos. Llevaban más de un mes muertos, según revelaría después el informe del forense. Pero con todos ellos habría convivido y compartido techo durante al menos cuatro meses François Patrick. “Vivió con ellos hasta que se mudaron a Pioz”, aseguraron los investigadores.
Justo dos días más tarde de que los agentes de la comandancia de Horche acudieran hasta ese chalé por la denuncia de un vecino que se quejaba de “un fuerte olor” y se encontraran con el macabro escenario del crimen, François Patrick tomaba un avión en Madrid con destino Brasil.
Había adelantado un billete de regreso a su país que tenía previsto para el 16 de noviembre. “En ningún momento, ni antes ni después de que se encontrasen los cadáveres, acudió a denunciar la desparición de sus familiares”, aseguran los investigadores, que ven en esa actitud un indicio de culpabilidad, sumado a su aparente huida antes de tiempo. François Patrick voló el 20 de septiembre a Brasil, donde permanece hasta hoy “supuestamente controlado por las autoridades”, dicen los investigadores, que dejan en manos de sus homólogos brasileños la detención de su sospechoso número uno.
Según la prensa local brasileña, François Patrick se defendió de las acusaciones diciendo que los restos biológicos suyos encontrados junto a las víctimas se debían al hecho de que había vivido con ellos. Y es precisamente en esa convivencia donde parece estar la clave de la investigación.
El presunto autor estaba supuestamente obsesionado con su tía Janaína. Ella misma se habría quejado de su actitud a sus familiares en Brasil durante el tiempo que compartieron techo. Pero ante el carácter violento del chico y su “perfil psicótico”, la familia habría decidido distanciarse de él. Huir. Esconderse en Pioz. Pero allí les habría encontrado un mes más tarde el sobrino y les habría dado muerte, cuchillo en mano y “de manera secuencial”, uno por uno.
El “móvil pasional” está sobre la mesa, aunque “no se descartan otras motivaciones del autor”, que incluirían su propio perfil violento y enfermizo.
El asesino anda suelto, en Brasil. Y, a sabiendas de que “los nacionales brasileños no son extraditables a España”, la Guardia Civil “va a emitir una ampliación de la comisión rogatoria a las autoridades brasileñas para poder enviar allí un equipo de investigadores” que colabore con sus homólogos y dar caza al principal sospechoso del brutal crimen “aportando más pruebas que convenzan a los brasileños”.
No obstante, los responsables españoles de este caso aseguraban ayer que “tres días más tarde del horrible hallazgo de los cuerpos ya estaban en condiciones de señalar al principal sospechoso ante el juez” y que por ese motivo, el pasado 22 de septiembre el Juzgado de Instrucción número 1 de Guadalajara, dictaba una orden de detención internacional contra François Patrick Nogueira Gouveira. No parece que haya surtido mucho efecto.
Brasil pide pruebas de culpabilidad
La Policía Federal brasileña ha querido aclarar en un comunicado que desde que tuvo conocimiento del caso colabora con la policía española. “La Constitución Brasileña veta la extradición de brasileños a otros países y su prisión para este fin”, explican las autoridades en respuesta a la orden de detención contra el joven Patrick Nogueira emitida desde Interpol.
En el marco de los acuerdos de colaboración de los dos países, las autoridades policiales españolas, según sus homólogos brasileños, deben ahora enviar las pruebas del caso “indispensables para la resolución del crimen” que demuestren la culpabilidad del sospechoso para incluirlas en una investigación policial ya abierta en el país.
Con todos los indicios en manos de las autoridades locales, será un juez brasileño quien deba analizarlas y, posteriormente, decidir y ordenar o no prisión.
La Policía ya ha tomado declaración a Patrick, que tomó un vuelo a Brasil el día 22 de septiembre, dos días después del hallazgo de los cuerpos de sus tíos y sobrinos.
El joven, de 19 años, fue voluntariamente a una comisaría días después para prestar testimonio. A juzgar por las palabras de su abogado a un programa de televisión de máxima audiencia, el joven no reconoció su participación en el crimen.
Según el letrado, la familia convivió cuatro meses con el sospechoso en Torrejón de Ardoz y se mudó a Guadalajara sin revelar su nueva dirección. “El tío prometió que volvería a buscarlo, pero nunca más tuvo noticias”, dijo el letrado. “Él no vino como un forajido a Brasil. Decidió volver porque temía incluso por su integridad física [tras conocer la noticia]. Es normal que haya muestras de ADN en los objetos de la casa porque vivó con ellos, pero no en la escena del crimen porque él no sabía ni cuál era la nueva dirección”, dijo el abogado ante las cámaras.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.