Un tatuaje que devuelve la feminidad
Un grupo de artistas de la tinta dibuja gratis el pezón y la areola a enfermas de cáncer de mama
Estefanía Soriano y su hija se bronceaban en la playa este verano cuando la pequeña le advirtió escandalizada a su madre: “Mamá se te ha caído el bikini, ¡tápate, que se te ve una teta!”. Soriano, de 42 años, víctima de cáncer de mama, recuerda la anécdota con cierta alegría, satisfecha de que sus pechos vuelvan a parecer lo que eran, “dos tetas”. Soriano pasó por la extirpación de las mamas y su posterior reconstrucción, y en esto tuvo mucho que ver Jero Velasco, un tatuador de Collado Villalba (Madrid). Él le dibujó gratis los pezones y las areolas que le devolvieron vida y color a sus pechos. Un detalle de este proceso, aunque muy importante para las afectadas. Tatuadores de toda España se han agrupado en la plataforma Tatuaje Solidario con el Cáncer de Mama para ayudar a las mujeres enfermas de forma gratuita.
Velasco lanzó este proyecto hace un año, aunque no quiere colgarse medallas y asegura que no es ni el primero ni el único. “Aquí no hay competencia. La idea de juntarnos en esta web fue llegar a más gente”, explica. El germen que desató la iniciativa fue la historia de una afectada que le contó que había pocos hospitales públicos en España con este servicio y que acumulaban listas de espera, de unos 10 meses. Algunos como el hospital Ramón y Cajal de Madrid cuenta con personal que practica micropigmentación mamaria. Esta técnica de coloración, que siguen en centros hospitalarios o clínicas médicas, no es permanente. El dibujo va perdiendo color con el tiempo a diferencia del tatuaje que es para siempre.
La mezcla delicada de colores anaranjados y marrones para recrear la textura de la areola y el pezón devolvieron a Soriano parte de la seguridad en sí misma. “No sabes lo que has hecho”, fue lo primero que le dijo emocionada Estefanía a Jero Velasco después de que le tatuara. La autoestima queda tocada después de la operación cuando los pechos “son solo dos masas de carne”. “Que alegría cuando vuelves a ver el colorcillo del pezón transparentarse por el sujetador”, exclama. No tiene reparo en afirmar que para ella es tan importante el trabajo del cirujano como el del artista de la tinta.
Los testimonios de lucha contra la enfermedad acompañan al tintineo de la aguja del tatuador Jero mientras introduce sombras en su dibujo. El artista hizo su primer tatuaje solidario el pasado enero y por su estudio ya han pasado trece mujeres decididas a recuperar sus pezones. “Una señora me contó que quería mejorar su aspecto por su hijo, para que no la viera rara”, relata. Cada cicatriz trae detrás su propia historia.
Allí dónde no llega la seguridad social con tratamientos de micropigmentación o las iniciativas solidarias entran las clínicas médicas privadas y los centros de estética, pero también los estudios de tatuajes. En el Hospital Policlínico La Rosaleda (Galicia), por ejemplo, el precio oscila entre 300 ó 400 euros por cada pecho.
Jero considera que los profesionales de su sector que aplican estos precios están cometiendo un abuso. El importe del tatuaje varía en función del tamaño y de la complejidad del dibujo. “En este caso el trabajo no merece ese precio. La situación delicada de estas personas no debería ser motivo de lucro”, opina.
El cáncer es la segunda causa de muerte más frecuente en España, por detrás de las enfermedades cardiovasculares. La Sociedad Española de Oncología Médica (Seom) estima que cada año se diagnostican alrededor de 227.000 casos nuevos. Entre ellos, unos 25.000 son de cáncer de mama.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.