Ganan PP y PNV, hay ‘sorpasiño’ y ‘sorpasoak’
Ayer estaban en juego 150 escaños en las elecciones autonómicas del País Vasco y Galicia (75 en cada una) y un tercio se los llevó el PP que, además, repitió mayoría absoluta con el voto de los gallegos. Otro tercio lo suman Podemos y sus coaliciones y el PSOE, y el último tercio se lo reparten los partidos nacionalistas de ambas comunidades. En definitiva, repiten victoria PP y PNV en sus respectivas regiones y se confirma el sorpasiño y el sorpasoak de los morados a los socialistas. Pedro Sánchez sigue sin encontrar un suelo firme en el que recalar.
Aunque no se pueden extrapolar los resultados de las elecciones regionales a las generales, los comicios de ayer tienen un especial significado para las tres primeras fuerzas políticas nacionalmente y para comprobar la respuesta de los ciudadanos a un año sin Gobierno en España. Y los electores vascos y gallegos han premiado a los que les gobiernan como en un clamor en busca de estabilidad.
El reparto de escaños confirma, en primer lugar, que el PP se mantiene fuerte en Galicia pese a los múltiples casos de corrupción que escandalizan a media España. A lo mejor porque Alberto Núñez Feijoó ha hecho una campaña sin utilizar las siglas de su partido y coincidiendo lo mínimo con Mariano Rajoy. En el País Vasco, con un candidato más del aparato de Madrid, Alfonso Alonso, los resultados han vuelto a ser muy malos, quedando en quinto lugar.
En cuanto al PSOE, ni en Galicia ni en el País Vasco ha conseguido frenar la sangría que sufre desde las generales de 2011. Las encuestas ya anticipaban un nuevo fracaso en dos comunidades en donde los socialistas han gobernado (2005-2009 en Santiago y 2009-2012 en Vitoria), y los resultados han confirmado el batacazo, al ser la fuerza política que más escaños pierde, con diferencia, en ambas comunidades (un 30%). Sánchez, que buscaba ganar a las encuestas y evitar el sorpasso de Podemos, se ha quedado sin razones para enfrentarse desde hoy mismo a los críticos de su partido.
El caso de Podemos es diferente. Pierde fuerza, aunque supera a los socialistas gracias al empuje de sus aliados, pero sigue sin ser relevante para la gobernabilidad en ambas comunidades. Pablo Iglesias presumía de ser el número uno en el País Vasco y ha quedado en tercer puesto. En Galicia, por mucho que se empeñen en el partido morado, los resultados no son suyos, sino de las mareas, que se han impuesto en listas y programas y solo han compartido el color.
¿Y Ciudadanos? Ni está ni se le espera en ambas regiones.
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