Lo que se juega, ya sin dramatismo
En octubre de 2011 nadie podía pensar que Euskadi asistiría a una campaña electoral, como la que comienza
Cinco años después del cese del terrorismo etarra, Euskadi avanza rápidamente hacia la normalidad. Nadie podía pensar en octubre de 2011 que en tan poco tiempo Euskadi asistiría a una campaña electoral, como la que comienza, en la que la gestión de la economía y las políticas sociales fueran el principal debate. Y que desaparecería el derecho a la autodeterminación como eje de la política vasca pues ya no se le vincula, como en otros tiempos, al terrorismo. Lo que descarga de dramatismo a estos comicios.
El PNV renovó su dirección con el tándem Urkullu-Ortuzar y supo adaptarse a las nuevas prioridades de la sociedad vasca sin ETA: la salida social de la crisis. Las primeras encuestas le otorgan una rotunda victoria, entre 11 y 12 escaños sobre la segunda fuerza. La gran incógnita electoral es quién encabezará la oposición al PNV, Bildu o Podemos. No será lo mismo si es uno u otro. Bildu tratará de marcar la agenda soberanista. Podemos, la social, aunque la radicalizará para abrirse espacio frente al PNV.
El partido de Urkullu, que se ha blindado del contagio rupturista a la catalana, lo tendría más cómodo con Bildu al frente de la oposición, solitario en la apuesta independentista. PNV y Podemos pueden entenderse mejor en la renovación del Estatuto, que se abordará esta legislatura. Habrá tensiones en este proceso, pero no dramatismo. Es más, el PNV podría jugar un papel en el desbloqueo del proceso soberanista catalán por su experiencia y su histórica relación con el nacionalismo catalán si el Gobierno español, cuando lo haya, aborda esta cuestión en serio.
Es harto improbable que Bildu y Podemos superen al tándem PNV-PSE en la investidura, según las encuestas. Pero sí podrían consolidar una minoría de bloqueo en el Parlamento si PNV y PSE no suman mayoría absoluta. El PNV tratará de sortearlo con una política de pactos variables, según los temas (Estatuto, final de ETA, políticas socio-económicas), con el PSE como soporte básico, como esta legislatura. El PSE inició, con el Gobierno de Patxi López, el camino de priorizar la salida social de la crisis que ha continuado el PNV, pero las encuestas no se lo reconocen. Una explicación es que a López le arrolló lo peor de la recesión (2009-2012).
Respecto al PP y Ciudadanos, el PNV no descarta acuerdos parciales con ellos, pero rehuirá el pacto estable. Hoy son falsas las expectativas de que, tras el 25-S, el PNV apoyaría la investidura de Rajoy a cambio del apoyo del PP vasco por el rechazo que genera en Euskadi en las encuestas el pacto PP-Ciudadanos.
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