Otegi: candidato oficial o víctima en campaña
EH Bildu mantendrá a su líder hasta el final y usará el discurso contra el Estado si se consuma la inhabilitación
Arnaldo Otegi va a ser el candidato a lehendakari de la izquierda abertzale: si no lo puede ser por derecho, lo será de hecho. Esa es la estrategia que va a poner en marcha EH Bildu, que no contempla otra opción. Lo ideal para sus intereses sería que finalmente el Constitucional reintegrara a Otegi como número uno de su lista por Gipuzkoa, contradiciendo a la Junta Electoral provincial, que lo ha considerado inelegible. Pero si la justicia mantiene su inhabilitación por otros cinco años, EH Bildu tirará del plan b que ha diseñado: también Otegi. La campaña se centrará en él.
La decisión del alto tribunal llegará 24 horas antes del inicio de la campaña electoral del 25-S, el 9 de septiembre, y para entonces la coalición EH Bildu ya no tendrá demasiada capacidad para cambiar la campaña. Pero tampoco nadie lo ha previsto. Y no porque en la sala de máquinas soberanista no se considere como una opción real que el exmiembro de ETA no pueda presentarse, sino porque saben que, como ya ha sucedido otras veces, la batalla judicial en torno a la figura de su líder puede ayudar, como un catalizador, a acelerar el cierre de heridas internas.
Pase lo que pase, Otegi va a mantener una participación muy activa en campaña, con presencia y liderazgo en todos los actos centrales y en muchos considerados estratégicos en aquellos núcleos urbanos en los que la izquierda abertzale perdió peso en las elecciones municipales de 2015.
Una sopa de siglas hasta llegar a Sortu
Euskal Heritarrok sucedió en 1998 a Herri Batasuna y, con Arnaldo Otegi al frente, logró una victoria histórica en las elecciones municipales en Gipuzkoa. Para las autonómicas de 1999 la izquierda
Como si nada
La gestión que realizaron en la Diputación y en Ayuntamientos de Gipuzkoa desde 2011 hasta 2015, y la pesada digestión de acuerdos internos controvertidos para su mundo como el de abrazar el pragmatismo en asuntos delicados como el de los presos de ETA o las víctimas del terrorismo, han reducido sensiblemente el perímetro de su militancia.
La coalición abertzale se dejó 54.000 votos en las municipales y forales de 2015 en relación a 2011, casi la mitad de ellos en Gipuzkoa. Además de perder en San Sebastián, cayó en picado en algunos de sus principales feudos en esa provincia, como Zarautz, Tolosa, Mondragón, Beasain, Bergara y Azkoitia.
Bildu usará la inhabilitación de Otegi, si se confirma, para alimentar su discurso de que vuelve a tener a los organismos del Estado enfrente. La coalición ha diseñado una campaña partiendo de la base de que probablemente la justicia impedirá a Otegi ocupar un escaño, pero eso no le frenará a la hora de presentarlo como el candidato de las bases y darle el mismo papel relevante que habría tenido de seguir como cabeza de lista. “Será el candidato a lehendakari”, aseguran en Bildu, cuyo objetivo es sacar al buque independentista del arenal en el que ha encallado las tres últimas elecciones. Y recalcan, además, que Otegi estará en el Parlamento en cualquier caso. “Si no se sienta en un escaño, será el asesor del grupo”, bromea Eusko Alkartasuna, dejando caer que la apuesta es segura, con el formato que sea.
Si resulta inelegible, Otegi acatará la sentencia, como ya ha dicho, pero a todos los efectos todos harán como si nada hubiera cambiado. Hasta ahora las numerosas ilegalizaciones de sus siglas y apartamiento de sus candidatos han resultado duras a la izquierda abertzale en términos personales y económicos, pero rentables a efectos electorales. De confirmarse su inhabilitación, Otegi tampoco podrá estar en las elecciones autonómicas de 2020.
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