Calvo Sotelo, febrero de 1981, una sesión bajo amenaza
La regulación del divorcio y la OTAN centraron el debate "Hay que poner a los ciudadanos y a los grupos sociales ante esta realidad por amarga y dura que nos parezca"
La España de los ochenta recibía cada vez más influencias del exterior por su apertura democrática, las incipientes relaciones internacionales y el turismo extranjero. Eso hizo impostergable ciertas regulaciones, especialmente las que centraron el debate de investidura de Calvo Sotelo, sucesor de Adolfo Suárez tras su dimisión. La primera era social: el pueblo se preocupaba por el divorcio y los políticos por la regulación del divorcio, pues el futuro presidente no contaba con los apoyos necesarios para conseguir una mayoría absoluta y en el debate de investidura no quiso posicionarse sobre la ley que preparaba para impedir la ruptura de su partido. La segunda, entre política y económica, era la entrada en la OTAN, duramente criticada por la oposición. El fallido intento de golpe de Estado del 23-F irrumpió en el debate de investidura.
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