Adolfo Suárez, marzo de 1979, una investidura comprometida y bronca
La larga lista de regulaciones pendientes centró el primer discurso “Comienza una etapa de transformación profunda de la sociedad”
En el año 1979 en la política española estaba casi todo por hacer y mucho de lo hecho por definir. El Gobierno debía redactar normativas tan dispares como la Ley de Libertad Religiosa, el estatuto de Radio Televisión Española o regular organismos como el Tribunal Constitucional o el Defensor del Pueblo. La vocación europea de la Unión de Centro Democrático (UCD), según Suárez, le llevaba a defender la entrada en la OTAN. El programa político, centrado en la creación progresiva de empleo, incluía la homologación del sistema laboral, la política agraria o la educación a la normativa de la Comunidad Económica Europea. La sesión de investidura se tensó debido a que el Presidente del Congreso impidió que se produjese un debate previo a la votación, con el rechazo de los diputados de la izquierda.
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