Ciudadanos se juega su futuro con el pacto con el PP
Rivera, que ha pactado con socialistas y populares, se enfrenta al reto de reivindicar la apuesta ante su electorado sin perder votos por ambas partes
La dirección de Ciudadanos afronta en las próximas semanas varias decisiones que pueden determinar su supervivencia como partido, según los expertos consultados por EL PAÍS. La formación de Albert Rivera se ha convertido en el primer partido de ámbito nacional que intenta firmar pactos de investidura con el PP y el PSOE. Esas negociaciones, además, se han sucedido en el breve plazo de cinco meses. En consecuencia, Ciudadanos se enfrentará al reto de convencer a sus votantes de que la utilidad de un partido está por encima de posicionamientos ideológicos.
"Ciudadanos está en una situación un poco insólita", analiza Jorge Galindo, del colectivo Politikon. "Se trata de un partido centrista en un entorno polarizado, lo cual hace que cualquier movimiento pueda ser al mismo tiempo una oportunidad y una amenaza", advierte. "Como los vetos de los votantes hacia otros partidos son bastante fuertes, si se gira hacia un lado los del otro quizás le penalicen", asegura. "Está confiando en que existe una base electoral en la estrategia "cambio a través del compromiso", pero por el momento esa base no va más allá del 12%-14%", fotografía. "El riesgo es claro: que a cada giro, aquellos votantes que tienen vetado al otro lado decidan que no vale la pena votarles de nuevo. El beneficio potencial es sencillamente sobrevivir. Están jugando a sobrevivir".
Ciudadanos ya ha firmado pactos autonómicos con el PP (Madrid, Murcia, La Rioja y Castilla y León) y el PSOE (Andalucía). Los estrategas de esta formación interpretan que los electores valoran estas decisiones porque no las han castigado en las elecciones generales. Al tiempo, los consejeros de Albert Rivera reconocen que tendrán que hacer pedagogía en el caso de que pacten La Moncloa con el PP tras haberlo hecho con el PSOE, para combatir la etiqueta de "partido veleta" y mutarla en la de "partido útil". En la historia de la democracia española, solo partidos nacionalistas como Convergència, Coalición Canaria y PNV ha alcanzado acuerdos de investidura con presidentes del PP y del PSOE.
"La capacidad de diálogo es nuestra característica, va en nuestro ADN", argumenta José Manuel Villegas, vicesecretario general de Ciudadanos. "Somos plenamente conscientes de que nuestra capacidad de cambio está íntimamente ligada a nuestra capacidad de pacto e influencia en los demás partidos. Que haya menos españoles que asuman eso y lo apoyen, lo iremos viendo", prosigue. "Esto es algo nuevo España, que está fuera de la cultura política española de los últimos 30 años, y hace falta explicarlo", continúa. "Ya lo vivimos en Andalucía o Madrid. Hubo críticas por llegar acuerdos con el PSOE o el PP. Al cabo del tiempo, cuando la gente fue viendo la utilidad de esos acuerdos, y que son capaces de cambiar la realidad, son dos de las Comunidades en las que más está creciendo Ciudadanos".
La formación de Rivera dio por asentado el espacio de centro tras las elecciones generales del 26-J, y lo cifró en más de tres millones de votantes y un 13% de los votos. Los expertos, sin embargo, dudan de que el partido pueda dar por descontado que su espacio político está consolidado. Todas las encuestas reflejan que sus apoyos son los menos fiables de los cuatro grandes partidos. Y su acercamiento al PP rompe la estrategia electoral de intentar atraer a votantes socialistas descontentos con la actual dirección del PSOE, aprovechando, precisamente, el pacto de gobierno que firmaron Rivera y Pedro Sánchez en febrero.
"Hay una cierta volatilidad del electorado de Ciudadanos y ciertos problemas para retener y ampliar ese electorado. El problema no reside sólo en la pérdida de ilusión ante la novedad del partido emergente, sino en la valoración de los votantes ante su estrategia como partido bisagra", reflexiona Ángel Valencia, catedrático de ciencia política de la Universidad de Málaga. "Los beneficios de pactar son capitalizar el espacio político del pacto por la gobernabilidad y la regeneración; los riesgos, que a la ciudadanía le preocupan esos temas, pero no les movilizan electoralmente", sigue. "Ese es el desafío de Ciudadanos para consolidarse como partido en el futuro".
Para llegar a este punto, Rivera ha tenido que rectificar toda su estrategia. El líder de Ciudadanos se comprometió a no favorecer la continuidad de Mariano Rajoy al frente del Gobierno. Ahora se dispone a negociar el voto afirmativo de sus 32 diputados para permitir que el candidato del PP renueve su mandato. Como el éxito de la operación no está asegurado por el pacto bilateral (el PP y Ciudadanos no suman los votos suficientes), Rivera afronta un doble riesgo: si el PSOE no permite la formación de gobierno, los electores tendrán la oportunidad de castigarle por su cambio de posición en muy breve plazo; y si el PSOE accede a favorecer la continuidad de Rajoy, podría verse "fagocitado" por el PP, según los expertos.
"Todo va a depender de manera crucial de tres cuestiones", resume Pablo Simón, doctor en ciencias políticas. "Primero, si el pacto es de investidura o de legislatura. Cuanto más se ate Ciudadanos a posibles políticas impopulares de un gobierno en minoría del PP más riesgo tienen", asegura. "Segundo, las medidas concretas que incorporen el acuerdo y que puedan ser percibidas como útiles por sus votantes, por lo que Ciudadanos tiene que jerarquizar bien sus prioridades", añade. "Finalmente", enumera, "la decisión de Ciudadanos de incorporarse a un gobierno en coalición con el PP o no hacerlo. Si entra en el gobierno podría intentar capitalizar su labor de gobierno y tener visibilidad desde carteras, pero también corre el riesgo de ser fagocitado por los conservadores".
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