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Recetas italianas para convivir con la inestabilidad política

En la historia política de Italia hubo distintas formas de salir de las crisis de Gobierno

Giulio Andreotti deposita su voto en la Cámara Alta en 2006.
Giulio Andreotti deposita su voto en la Cámara Alta en 2006.AP

Italia está acostumbrada a convivir con las crisis de Gobierno. Las soluciones a la inestabilidad han sido diferentes y casi todas efímeras. En un momento de bloqueo político en España y con el fantasma de una tercera convocatoria electoral, si los principales partidos no logran un acuerdo, la historia reciente ese país muestra que hay ejemplo para salir del paso. De los pactos transversales a los Ejecutivos de concentración, pasando por la gestión de tecnócratas.

Gobiernos de coalición

Una de las crisis de Gobierno más larga de la historia de la República fue la que en 1972 siguió a las dimisiones del primer ministro, Giulio Andreotti, quien no tenía los apoyos suficientes para gobernar. Tras la convocatoria de elecciones anticipadas, el líder democristiano, que desde aquel momento dominó la política italiana durante décadas, aprendió la lección y el 26 de junio del mismo año formó un Gobierno liderado por la Democracia Cristiana que contaba con el Partido Socialista, el Partido Socialdemocrático y, por primera vez, con ministros del Partido Liberal. Andreotti se aseguró también el apoyo externo del Partido Republicano.

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Gestores para hacer lo que nadie quiere

Una de las funciones de los gobiernos presididos por tecnócratas consiste, además de garantizar estabilidad aunque sea de forma transitoria, en llevar a cabo medidas de las que los representantes políticos no quieren ser responsables. En 2011, en los meses que precedieron la llegada Mario Monti al Gobierno de Italia, la prima de riesgo entre los bonos del Estado y los alemanes rozó casi los 600 puntos. El decreto de recortes, conocido como Salva Italia, fue redactado en 20 días. Durante la rueda de prensa en la que se anunció la reforma, la ministra del trabajo y de políticas sociales, Elsa Fornero, lloró a la hora de anunciar el aumento de la edad de jubilación. Algo que no pegaba con la actitud fría y contenida que se les atribuye habitualmente a los técnicos.

Convergencias paralelas

En la compleja geometría de los acuerdos dentro del Parlamento italiano también se intentaron acuerdos aparentemente imposibles o “convergencias paralelas”. La expresión se atribuye a Aldo Moro, uno de los fundadores de la Democracia Cristiana. A diferencia de Andreotti, Moro quería alcanzar un diálogo con el Partido Comunista (PCI). La doctrina de Moro se basaba en el convencimiento de que era posible y necesario abrir el debate con la oposición, pasando por encima de la inclinación soviética de la formación. El Partido Comunista no llegó a formar parte de ningún Ejecutivo. Sin embargo, en 1976, en plena guerra fría, las dos principales formaciones del mapa italiano llegaron a un punto de encuentro.

Apoyo externo

En las elecciones del junio de ese año todo apuntaba a que el Partido Comunista, liderado por Enrico Berlinguer, iba a obtener más votos que la Democracia Cristiana, pero finalmente el sorpasso no se produjo. El PCI logró el mejor resultado de su historia, situándose muy cerca de los democristianos. Berlinguer, sin embargo, decidió primar los intereses nacionales y permitió que se formara el tercer Gobierno liderado por Giulio Andreotti. Este Ejecutivo monocolor gobernó hasta 1978. Los comunistas dieron “apoyo externo” al Gobierno hasta la muerte de Aldo Moro, asesinado por las Brigadas Rojas. Tras la disolución del PCI, los comunistas del reformado partido Rifondazione Comunista solo llegaron a formar parte de un Gobierno en 2006, cuando Romano Prodi fue elegido por segunda vez jefe del Ejecutivo. Prodi lideraba una coalición, El Ulivo, que unía alrededor de 20 partidos distintos. Y el líder de Rifondazione Comunista, Fausto Bertinotti, fue elegido presidente del Congreso pese a haber sido responsable de la caída del anterior Gobierno liderado por Prodi, que había ganado las elecciones en 1996.

Profesionales y técnicos

En Italia también hay ejemplos de Gobiernos liderados por tecnócratas y profesionales de las cuentas. El primer Gobierno técnico de la historia de la República fue el de Lamberto Dini, en 1995, tras la caída del primer Ejecutivo liderado por Silvio Berlusconi. En los últimos años, se recuerda el de Mario Monti (2011-2013). Monti calificó su trabajo de “compromiso nacional”, ya que asumió el cargo en un momento de gravísima crisis económica.

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