En el filo de la navaja
Rajoy es el último superviviente de una generación acostumbrada al eje izquierda/derecha
Mariano Rajoy es el último superviviente de una generación de políticos acostumbrada a maniobrar en un campo nítidamente dividido por el eje izquierda/derecha. Con una peculiaridad consolidada a partir de 1989: en la derecha, excepto allí donde existían partidos nacionalistas, solo jugaba su equipo, mientras en la izquierda, socialistas y comunistas pugnaban en un espacio que, a partir de la movilización anti-OTAN, quedó repartido de manera desigual pero estable entre PSOE e IU. Como era lógico, después de matar al padre, los cachorros del PP se lanzaron, por un lado, a erosionar los apoyos que los socialistas recogían en las zonas más templadas, sustituyendo como patrono a Manuel Fraga por Manuel Azaña cuantas veces fuera menester, mientras por el otro daban aire a Izquierda Unida: inolvidable Aznar cortejando a Anguita por intermedio de un periodista afecto. Y la verdad es que citando a Azaña y cenando con Anguita no les ha ido nada mal: desde 1996 han gobernado durante 12 años, por 8 del PSOE.
La presencia de un serio competidor por el centro y el auge de una nueva formación política experta en engullir todo lo que a su alrededor encuentra por la izquierda han puesto fin a ese juego y el superviviente único de aquella generación no sabe a qué santo encender su vela. Desorientado en la misma medida que paralizado, optó por no moverse de su lugar, a la espera de que el panorama se aclarara, el primer fulgor de Ciudadanos se apagara y a los socialistas no les quedara más remedio que abstenerse. A eso fue a lo que jugó Rajoy después del 20-D y ahí sigue, tan vivo como impotente para modificar los datos de la situación. Así que volverá a intentarlo, extremando su posición, aunque sea a costa de andar en el filo de la navaja. Porque si Ciudadanos retrocede, el PSOE disminuye y Podemos y sus confluencias crecen mientras el PP avanza unos milímetros a costa de escorarse más a la derecha, su estrategia habrá servido para pavimentar el camino que prolongará esta fatiga de presidencia en funciones… Hasta acabar en la convocatoria de unas terceras elecciones.