Carlos García Revenga, en una imagen de archivo.
CORDON PRESS
"Me puse de tesorero —del Instituto Nóos— para que no se pusiera doña Cristina", ha declarado el exsecretario de las Infantas Carlos García Revenga, que ha comparecido este miércoles como testigo en el juicio del caso Nóos. Ha asegurado que, si bien ocupó dicho cargo de tesorero, nunca lo ejerció. Según Iñaki Urdangarin, el exsecretario de Cristina de Borbón prestó labores de asesoramiento en sus actividades empresariales y supervisó el Instituto Nóos para la Casa del Rey. García Revenga, que estuvo contratado durante más de 20 años por La Zarzuela, llegó a estar imputado en la fase de instrucción. El exsecretario aseguró entonces que desempeñó un papel meramente "testimonial" en Nóos y que el rey Juan Carlos nunca supo que su hija estaba como vocal en la junta directiva del instituto y tampoco que él mismo figuró como tesorero. Las partes intentan determinar cuál fue su participación. Durante la fase de instrucción, el socio de Urdangarin en Nóos, Diego Torres, aportó varios correos para intentar demostrar que García Revenga sí les había asesorado.
"Declaro concluso el presente juicio oral, visto para sentencia", decreta a las 12.58 la presidenta del tribunal, Samantha Romero
Molins califica de "broma de mal gusto" el alegato final de la abogada de Manos Limpias, Virginia López Negrete, en la que esta denunció "presiones" durante el juicio, coincidiendo con la operación Nelson contra la extorsión del sindicato y de Ausbanc.
La presidenta del tribunal, Samantha Romero, advierte a Pau Molins que se ha excedido en el tiempo que había previsto para su exposición oral. El abogado de la Infanta acelera sus conclusiones.
"¿Cuándo perseguía la verdad Manos Limpias, cuando pedía 11 años a los hermanos Tejeiro, o cuando le retiraba la acusación a uno y le bajaba la petición al otro a la mínima expresión?", se pregunta Molins.
Molins pide la condena en costas a Manos Limpias por "mantener la acusación en conclusiones definitivas, desoyendo el resultado de la prueba obtenida tras el acto del juicio oral". "El sindicato pide una pena desproporcionada, inédita, con voluntad de hacer daño mediáticamente".
El abogado Pau Molins habla de la "absoluta irrelevancia penal" la intervención de la infanta Cristina en los hechos enjuiciados en el caso Nóos. Ahora pide la condena en costas a Manos Limpias por su acusación "totalmente temeraria y con mala fe".
"NO se desprenden elementos probatorios que permitan concluir que Cristina de Borbón estuviera al corriente de las obligaciones fiscales de Aizoon. Confiaba plenamente en el administrador de la compañía, que por más señas era su marido", dice Molins
"Aizoon jugaba un papel absolutamente marginal en la vida de la Infanta no por desinterés, sino por falta de conocimientos técnicos y de tiempo material. La gestión estaba cubierta por uno de los cónyuges, en este caso el esposo, que estaba en contacto con los asesores"
"El que esté especialmente cualificada para saber lo que hacia es inverosímil: era madre de cuatro hijos, colaboraba con la Casa del Rey y trabajaba para una fundación dedicada a la cooperación internacional. Numerosas obligaciones cotidianas que comportaban desplazamientos".
"Todas las consideraciones objetivas permiten concluir la inexistencia de la cooperación de doña Cristina en los delitos fiscales y tampoco la simple complicidad", afirma su abogado.
Molins rechaza que haya habido "privilegios o tratos de favor en el procedimiento" a la Infanta. "Todo lo contrario: es el primer caso de la historia de la justicia española en el que se sienta en el banquillo a un socio no administrador por delito fiscal".
“Rechazar la tesis alternativa de que la posición de garante de la Infanta se derivaba del hecho de mantenerse en el tiempo como socia de Aizoon”, pide el abogado de Cristina de Borbón.
“La tesis de Manos Limpias convierte a todos los socios fundadores de una empresa en potenciales autores de cualquier delito que pudieran cometer los administradores de una compañía aunque hubieran dejado de ser socios”, advierte Molins.
"El primer supuesto delito fiscal no se produce hasta 2008, cinco años más tarde de la constitución de la compañía. No hay dato que permita sostener la absurda conclusión de que Aizoon se fundó para cometer defraudaciones fiscales", afirma Pau Molins.
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