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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Un juicio político

Los hábitos de la Monarquía, que fueron útiles durante el reinado de Juan Carlos I, resultan inadmisibles ahora para los españoles

El juicio que se está celebrando en Palma de Mallorca, en lo que se refiere a quienes un día fueron duques de Palma, tiene todo el aspecto de ser un juicio político en el que ni los jueces, ni el fiscal, ni los abogados son responsables de su politización. Tampoco los políticos, ni los medios de comunicación. Mas también podríamos decir que todos somos responsables; es un clima, un fumus en el que del Rey abajo, todos participamos.

Las leyes son las que son, y en nuestro Estado de derecho rige el principio de igualdad ante la ley, por supuesto; y, desde luego, también se aplica ese apotegma de que Hacienda somos todos. Pero la familia real fue —y los que quedan aún lo siguen siendo— una excepción constitucional. Lo que pasa es que se está aplicando con carácter retroactivo unas leyes —las punitivas— a quienes en su día estaban sometidos a controles distintos a los del resto de los españoles. Eran los hábitos y costumbres de la Casa del Rey. Las normas internas de la Monarquía. Eso era lo normal y lo constitucional. Guste o disguste. Podríamos afirmar que esa “irresponsabilidad” estaba incorporada a nuestra Constitución “interna”.

Pero España ha cambiado. Ha cambiado mucho, como ya observamos el día de jura o promesa de los diputados elegidos el 20 de diciembre. Ni siquiera nosotros, los de entonces, parafraseando al poeta, ya no somos los mismos. Los hábitos de la Monarquía, que fueron útiles constitucionalmente durante el reinado de Juan Carlos I, ahora resultan inadmisibles para la mayoría de españoles. Pero durante casi 40 años el Rey y su familia fueron una excepción. Y esa excepción constituía la piedra angular de España. Ahora, cuando veo a la infanta Cristina en el banquillo, estoy viendo a la Constitución de 1978 y a la Monarquía en el banquillo, lo cual nadie había previsto.

Quizás la historia, un día, haga justicia. Cualquiera que sea la sentencia que se dicte, referida a los miembros que fueron de la Casa del Rey, será una sentencia de justicia política. Y nadie debe escandalizarse pues cuando se juzga a políticos o representantes de las instituciones del Estado, la política estará presente. Lo paradójico del asunto es que no puede ser de otro modo.

Jorge Trias Sagnier es abogado y exdiputado del PP.

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