Una presidencia rodeada de escándalos
Los casos Gürtel, Púnica, Fundescam y el ‘tamayazo’ marcan la trayectoria de Aguirre
Desde aquel día de 1995 en que la entonces concejal de Medio Ambiente de Madrid salió llorando de su cita con el fiscal Emilio Valerio por un conflicto derivado de una tala de árboles, el entorno más cercano a Esperanza Aguirre ha estado envuelto en escándalos, con lodos que ella se ha sacudido pero que siempre la acecharon. El tamayazo, Gürtel, Púnica, Campus de la Justicia... Fuentes del PP de Madrid, donde nada se movía sin que ella lo avalase, tienen una explicación de por qué Aguirre casi siempre sale aparentemente incólume. Ayer mismo, mientras anunciaba su dimisión, subrayó que nunca ha gestionado las cuentas de su partido y que ni siquiera, dijo, tiene firma en las tarjetas. “Ella ordena hacer a sus subordinados, no se moja; y estos, o se plegaban o se enfrentaban a la destitución”, explican estas fuentes.
El tamayazo. Aguirre arrebató al PSOE la presidencia de Madrid en 2004 tras el denominado tamayazo. La Fiscalía abrió una investigación buscando un posible soborno que explicara la deserción de dos diputados del PSOE madrileño que obligó a repetir las elecciones (comicios que finalmente ganó Aguirre). La investigación no prosperó.
“Ella ordena hacer a sus subordinados, no se moja; y estos, o se plegaban o se enfrentaban a la destitución”, explican fuentes del PP
Caso Gürtel. En la época del tamayazo, bajo el manto de Aguirre, nació Fundescam, una fundación que investigó el juez Antonio Pedreira. Ya entonces, en 2010, los informes que la policía envió al juez apuntaban a financiación ilegal del PP de Madrid (ella era la presidenta). Es decir, indicaban que el PP madrileño había recibido cuantiosas donaciones de grandes empresarios; entre ellos, el expresidente de la patronal CEOE Gerardo Díaz Ferrán. Lo de Fundescam quedó judicialmente en el limbo porque los hechos estaban prescritos.
Aguirre despertó las risas de los investigadores del caso Gürtel cuando dijo en televisión que había sido ella la que destapó la trama, con tentáculos en cientos de contratas supuestamente infladas adjudicadas por su Gobierno. Aguirre utilizó para sus actos durante años atriles y traseras (algunas las vestían a juego con su ropa) montados por las empresas de Gürtel en connivencia con quien fue uno de sus hombres más cercanos, su exviceconsejero de Presidencia Alberto López Viejo.
Trama Púnica. No menos próximo a ella (lo designó secretario general del PP) fue Francisco Granados, presunto cabecilla de otra de las grandes tramas que han salpicado al PP de Madrid: Púnica. De López Viejo y Granados dice Esperanza Aguirre que son las dos únicas “ranas” que le han salido de entre sus 500 nombramientos. Podrían no ser los únicos (entre las tramas Púnica y Gürtel hay 22 cargos imputados del PP de Madrid): la red Púnica es la segunda que afecta a su entorno y que también trae aires de financiación ilegal a su formación.
Aguirre se va pero deja en la dirección del PP de Madrid a personas de su cuerda señaladas en escándalos
Al hombre de los dineros del partido (dicen en el PP que Granados dejó la caja vacía cuando se marchó) la Guardia Civil le ha requisado una agenda con donaciones ilegales de empresarios. Entre ellos, supuestamente, y por más de un millón de euros, del yerno del dueño de la multinacional OHL, Javier López Madrid. Firma esta que también figura como donante del PP nacional en los papeles de Bárcenas.
Aguirre se va, pero deja en la dirección del PP de Madrid a personas de su cuerda señalados en escándalos, como el exalcalde de Alcalá de Henares Bartolomé González y la exconsejera Lucía Figar (caso Púnica); o la portavoz adjunta del PP de Madrid y responsable de redes sociales Isabel Díaz Ayuso, quien, según declaró Fígar al juez, fue quien le presentó a uno de los conseguidores de la Púnica, Alejandro de Pedro.
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