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Rajoy y Sánchez descartan en media hora toda colaboración para gobernar

El presidente en funciones y el líder del PSOE culminan su cita sin resultados

Rajoy niega el saludo a Pedro Sánchez, antes de la reunión.Vídeo: ZIPI (EFE)
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En treinta minutos los líderes del PP y del PSOE zanjaron cualquier hipótesis de colaboración para formar gobierno. Mariano Rajoy y Pedro Sánchez nada se pidieron porque nada esperaban el uno del otro. Tan solo hubo reproches y dureza en el tono de la breve reunión. El líder socialista, dispuesto a sustituir al PP en el Gobierno, exigió al presidente en funciones que abandonara “la campaña del miedo” emprendida por sus ministros ante la eventualidad de que él pueda gobernar. Rajoy no descarta intentar la investidura si Sánchez fracasa, algo a lo que él bien puede contribuir con el voto negativo del PP.

Al margen de gestos y formalismos, la realidad política se traduce en que Rajoy y Sánchez zanjaron este viernes toda posibilidad de colaboración para formar gobierno entre sus partidos y tampoco con la aportación de Ciudadanos. Ninguno facilitará al otro la gobernación. A primeros de marzo, Sánchez tratará de ser investido si fructifican las conversaciones a varias bandas. Pero si fracasa, Rajoy recordó que lo intentará a pesar de que hasta ahora ha renunciado al no sumar los votos y escaños suficientes. “No descarto presentarme a una sesión de investidura”, dijo, tras rechazar que el PP se abstenga en la de Sánchez. El presidente en funciones explicó que el líder del PSOE no le pidió apoyo “ni que facilite nada”.

Rajoy le expresó su criterio, sin el menor resultado, de que la fórmula de gobierno “más sensata, razonable y democrática” sería la formada por PP, PSOE y Ciudadanos. Sánchez ni le informó de sus intenciones ni Rajoy le preguntó. Ya las conoce. En la reunión, fría y sin concesiones personales y políticas, según interlocutores socialistas, Sánchez exigió a Rajoy que “abandone la campaña del miedo” ante un eventual Gobierno del PSOE. El dirigente socialista rememoró ante Rajoy el comportamiento leal de su partido en la oposición sobre la unidad de España y la lucha contra el terrorismo yihadista y etarra. Le pidió correspondencia en esa lealtad en asuntos de Estado.

No le habló Sánchez a Rajoy de los últimos episodios de corrupción que vive el PP. No lo vio necesario. “Nuestra posición es conocida: el PP es un partido muy importante para España pero debe pasar a la oposición y desde allí regenerarse”, sentenció Sánchez. Pero, según Rajoy, no le tendió la mano como sí ha hecho con el resto de partidos. Los aspectos modulares de la corta reunión se basaron en la posición que llevará España al Consejo Europeo de la próxima semana, sobre los que informará previamente el ministro de Asuntos, José Manuel García Margallo, aunque Sánchez hubiera querido que fuera Rajoy.

Convencer a Iglesias

Tras la cita, Sánchez precisó que continúa con su trabajo para convencer al líder de Podemos, Pablo Iglesias, para reunirse y que le entregue el documento que prepara para llegar a un pacto, porque vislumbra que existen entre ambas formaciones “muchísimas coincidencias”. Y reiteró que mantiene “la puerta abierta a Iglesias” porque lo que le importa es “constituir gobierno”. “Para eso necesito hablar con las formaciones políticas con las que entiendo que puedo llegar a hacerlo”, dijo. Pero no definió con qué partido se plantea ese gobierno: “Con Podemos, con Ciudadanos, con otras formaciones... No me cierro ninguna posibilidad, porque estamos en un momento nuevo”. A su juicio, “hay mimbres para que se pueda producir un gobierno progresista”.

El apretón de manos que se quedó en el aire

La imagen y las primeras impresiones fueron demoledadoras: ni media hora de reunión y la apariencia de que Mariano Rajoy había evitado estrechar la mano de Pedro Sánchez ante los medios de comunicación. Mientras el político socialista adelantaba su mano, el presidente en funciones se abrochaba la chaqueta. "No le den importancia, por favor, nos hemos estrechado la mano a solas; estoy seguro de que el señor Rajoy no ha visto que le tendía la mano porque estaba pendiente de las cámaras". Con ahínco, el secretario general del PSOE trató de deshacer la imagen que todo el mundo vio. También Rajoy hizo lo mismo. Ambos negaron así que su mala relación sea tan extrema como para negarse un saludo.

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