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Rajoy planteará hoy al PSOE reformar la Constitución y presidir el Congreso

Soraya Sáenz de Santamaría desmiente “tajantemente” esta información

Dos días después del 20-D, Rajoy ha almorzado este martes en el Congreso con el presidente de esta Cámara, Jesús Posada; del Senado, Pío García Escudero; del Tribunal Constitucional, Francisco Pérez de los Cobos, y del Poder Judicial y el Tribunal Supremo, Carlos Lesmes.Foto: atlas
Javier Casqueiro

Mariano Rajoy quiere volver a ser presidente del Gobierno. Sabe que no le basta con la abstención o el apoyo de Ciudadanos y está dispuesto a ofrecer a Pedro Sánchez en la reunión que ambos mantendrán este miércoles en La Moncloa cesiones incluso para reformar la Constitución a cambio de una abstención del PSOE en su investidura. Entre estos gestos, ausentes del programa del PP, figurarían la presidencia del Congreso o modificar el artículo 135 de la Ley Fundamental para blindar el Estado de bienestar. La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, desmintió  “tajantemente” esta información.

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El presidente del Gobierno en funciones no ha esperado a que pase la Navidad para mantener su primer contacto personal con el líder socialista, Pedro Sánchez, tras las elecciones y “sondear su disposición” a permitir su investidura. Este miércoles no habrá Consejo de Ministros y el Ejecutivo tiene vacaciones hasta el fin de semana. La semana entrante, posiblemente el martes, se reunirá el Consejo y antes Rajoy ya habrá conversado también con el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, para conocer sus intenciones.

El líder del PP ha asumido que el 20-D ha cambiado de raíz la situación política en España, la manera de funcionar que ha impuesto hasta ahora el bipartidismo y se encuentra “muy preocupado” con la imagen de inestabilidad que se pueda proyectar en el mundo, en los mercados y en Europa de una España sin Gobierno y sin expectativas de formarlo en los próximos dos o tres meses. Ese es el calendario que inquieta a Rajoy y al PP.

Las cuatro grandes ofertas que plantea Rajoy a Pedro Sánchez

Presidencia de Congreso y Senado

Aceptar que se abra la ponencia constitucional

Volver a discutir el artículo 135

Negociar los impuestos sin arriesgar el déficit

Estas son las ofertas que pretende plantear Mariano Rajoy a Pedro Sánchez para intentar conseguir que los socialistas se abstengan y faciliten la investidura del líder del PP como nuevo presidente del Gobierno.

El primer acuerdo de la legislatura será la elección de los cargos institucionales del Congreso y el Senado, es decir, la Presidencia de las cámaras y las Mesas. Se eligen en la primera sesión, la del 13 de enero, con votación secreta por llamamiento. La Presidencia siempre ha sido del partido más votado y, en ocasiones, con el voto de todos los partidos. En teoría, si todos los demás se pusieran de acuerdo podrían imponer al PP un presidente. Los otros nueve miembros de la Mesa suelen ser elegidos con proporcionalidad. Su misión es fundamental primero durante la legislatura para la creación de grupos y después para controlar el funcionamiento de las Cámaras y califica o tramitar las iniciativas.

En el PP también manejan, desde hace tiempo, sus ideas para una futura reforma de la Constitución de 1978 y si no las han incluido ahora era porque defienden que no existe el consenso suficiente y similar al que se fraguó en la transición. Al margen de la eliminación de la prevalencia del varón en la sucesión de la corona, el PP ha propuesto en el tiempo otras modificaciones de la Carta Magna como la reforma del Senado, poner un límite de competencias uniforme a las autonomías, incluir alguna mención a la Unión Europea en el texto que no se metió en origen, integrar los nombres también de las comunidades autónomas y hasta derogar la disposición adicional sobre una futurible anexión de Navarra al País Vasco.

Una de las líneas rojas que Mariano Rajoy jamás se habría imaginado traspasar es su mantra del déficit cero y el objetivo de estabilidad que marca la Unión Europea. A todos los líderes europeos les ha prometido que España cumplirá sus acuerdos y sostiene que es importante ser fiables. Pero Pedro Sánchez ha aclarado que si llegaba a ser presidente no eliminaría ese artículo pero lo “complementaría” tras debatir el asunto en la ponencia económica que coordinaba Jordi Sevilla. Su idea sería retocarlo para respetar la prioridad del pago de la deuda “siempre y cuando quedaran atendidos los servicios públicos básicos” sobre todo en sanidad, educación y servicios sociales con la atención a la dependencia.

El equipo que rodea a Mariano Rajoy defiende que está dispuesto a hablar con Pedro Sánchez sobre impuestos y a relacionarlos con los servicios sociales. “Ahora se puede, hay margen y debe haber más cintura”, aventuran diversos miembros de la Junta Directiva y diputados del PP. El límite es no poner en riesgo el cumplimiento del objetivo de déficit que marca la Unión Europea y que estaba fijado en el 4,2 para 2015 y el 2,8 en 2016. Bruselas ya advirtió a España recientemente de que estaba por el mal camino. Rajoy prometió en campaña una bajada de dos puntos del IRPF que Sánchez no respalda y este quiere poner un mínimo al impuesto de Patrimonio que algunas autonomías del PP eliminaron y subir Sociedades.

Fuentes del Gobierno y del partido próximas a Rajoy apuestan por que, en el mejor de los casos y si consiguen la abstención del PSOE en una tercera o cuarta votación, no se formará un nuevo Ejecutivo hasta primavera. Si la posición de Sánchez se mantiene como hasta el momento, de total oposición a la investidura del jefe del Ejecutivo, en el equipo de Rajoy se prevé que no habrá más salida que volver a convocar elecciones en primavera, abocándose a una larga, confusa y conflictiva campaña electoral.

El PP, siempre reacio a las innovaciones y los grandes cambios, sabe que ahora tiene que ofrecer algo para poder entablar algún tipo de negociación con el PSOE y con Ciudadanos. El único escenario que el PP contempla para que Rajoy permanezca en La Moncloa pasa por que los socialistas lo permitan con su abstención, “muy al final, en el último minuto, después de hacérnoslo pasar mal durante dos o tres meses”, sostiene uno de los vicesecretarios del partido. “Vamos a sufrir, y lo sabemos; vamos a vivir una situación muy parecida a la que vivió [la socialista] Susana Díaz en Andalucía o a la que ha hecho pasar la CUP a Artur Mas, pero todo eso es mejor y lo preferimos si al final evitamos un Gobierno del PSOE con Podemos y once más, que sería muy negativo para España”, repiten casi palabra por palabra dos de los altos cargos populares más relevantes.

Rajoy, a cambio, tiene para ofrecer hoy a Sánchez un paquete de medidas y reformas que forman parte de las exigencias recurrentes durante estos últimos meses del líder del PSOE y que el PP, en última instancia, se vería obligado a discutir en el nuevo Parlamento que se constituirá a partir del 13 de enero porque figura en el guion de la mayoría de las formaciones.

El PP ha hecho números y acepta que tendría muy difícil imponer a su candidato para presidir el Congreso, aunque Rajoy guardaba en mente ya a un aspirante entre sus filas. Cuenta con 123 escaños, 63 menos que ahora, y se halla a 53 de la mayoría absoluta de la Cámara. Ese guiño de ceder dicho cargo a un dirigente del PSOE podría ir acompañado de otros ofrecimientos de puestos institucionales, del Congreso y el Senado, y otros organismos, tanto para responsables socialistas como de Ciudadanos.

Pero la oferta más relevante para el futuro del país tiene que ver con la aceptación de la demanda del PSOE de crear una ponencia parlamentaria que discuta una serie de cambios en la Constitución. Es una reivindicación en la que también coinciden de partida la mayoría de los partidos presentes en las nuevas Cortes.

El PP se reservaría en ese caso la salvaguarda de disponer tras el 20-D de mayoría absoluta en el Senado y fijaría como una línea roja infranqueable que no se pusiera sobre esa mesa la asunción de ningún tipo de consulta sobre el “derecho a decidir” de Cataluña.

Cambios en el texto

Rajoy ya ha dejado caer desde el verano, cuando emprendió su cambio de imagen y se volvió más cercano, que, aunque su partido no pensaba llevar en su programa ninguna reforma de la Constitución, tampoco se iba a negar a participar en una ponencia si algún otro partido impulsaba esa idea en la nueva legislatura. Es más, el PP tiene sus planteamientos y no solo sobre el previsible y lógico retoque para eliminar la prevalencia del varón en la sucesión de la Corona. El PP ya ha avanzado, por ejemplo, que también querría discutir sobre el cierre definitivo de las competencias de las comunidades autónomas.

El punto más sorprendente de ese lote de propuestas que el PP estaría dispuesto a debatir ahora tiene que ver con la reforma exprés del artículo 135 de la Constitución, que introdujo el principio de estabilidad financiera para limitar el déficit.

El entonces presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero llamó a finales de agosto de 2011 a Rajoy y pactó ese cambio en apenas 24 horas. A los dos días, tal modificación de gran calado fue aprobada en un pleno urgente en el Congreso por 316 votos a favor, y cinco en contra (entre ellos, dos parlamentarios socialistas). Sánchez y otros dirigentes del PSOE cuestionaron más tarde ese cambio, y el actual líder socialista prometió derogarlo si llegaba a ser presidente para incluir un blindaje mínimo de las políticas sociales.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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