La coalición es la regla
Un Gobierno pluripartidista suele ser la salida que ofrece mayor estabilidad política
Debe llegar la hora de los Gobiernos de coalición. Lo valida la experiencia comparada, pues en Europa es lo habitual. De los 28 Gobiernos de la UE, 22 resultan de una coalición entre dos o más partidos. Hasta ahora eran 23.
Las elecciones celebradas en 2015 en Grecia, Finlandia, Dinamarca y Portugal no han cambiado ese formato, aunque sí sus componentes ideológicos. En Portugal, hacia la izquierda; en Dinamarca, hacia la derecha. Solo en Reino Unido se ha pasado de un Gobierno bipartito conservador-liberal a uno monopartidista, tory.
Más aún que por la experiencia de los vecinos, la coalición es la solución menos mala en un escenario de fragmentación parlamentaria. Y en ciertos casos, no se trata solo de la más aconsejable, sino de la única posible, por imperativo de la aritmética parlamentaria: entonces, se hace de la necesidad virtud, a la espera de que el hábito haga al monje.
Un Gobierno pluripartidista suele ser la salida que ofrece mayor estabilidad política —un valor evidente, sobre todo en épocas críticas—, en defecto de uno de mayoría absoluta. Ofrece en principio más solidez que, en escalera descendiente, un Gobierno en minoría con alianzas parlamentarias de legislatura, u otro con apoyos de geometría variable, la fórmula más volátil.
La experiencia histórica europea muestra una mayor propensión a coaliciones de partidos que comparten espacio ideológico, o son fronterizos: el caso típico es el de la Italia de la era de la Democracia Cristiana y sus cercanos, los famosos equipos formados por pentapartiti.
Pero también se echa mano de esta fórmula en escenarios más difíciles, entre partidos directamente contrarios entre sí, que concitan la máxima rivalidad. Es el caso de la gran coalición alemana entre democristianos y socialdemócratas.
Como es la fórmula a primera vista más contra natura, conviene detenerse en ella. Se ha producido en tres ocasiones: 1966, 2006 y 2013. No siempre ha sido la única salida. En la última hubo otras opciones posibles (como un pacto izquierdas/ecologistas).
Se fraguaron en intensas negociaciones. La actual coalición fue precedida de dos meses de intensos debates (el último, una maratón de 17 horas), con participación de 75 especialistas, que produjeron un pacto detalladísimo: un programa de gobierno de 185 páginas, sometido al voto de ratificación de los 475.000 militantes socialistas.
El secreto de las coaliciones sólidas es garantizar la lealtad mutua. Y esta se basa en que todas las partes obtengan logros clave y evidentes que en ausencia de pacto no alcanzarían.
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