Izquierda Unida se juega su futuro aunque confía en resistir
La dirección cree que logrará el grupo parlamentario. Afrontará un debate tras los comicios
"No nos jugamos las próximas elecciones, nos jugamos las próximas generaciones”, suele decir Alberto Garzón, candidato de Unidad Popular- Izquierda Unida (IU) a la presidencia del Gobierno. En esta ocasión, además, la coalición de izquierdas se juega mucho estas elecciones generales: tras los comicios, el propio candidato aboga por abrir una reflexión sobre qué papel quiere desempeñar IU en la nueva etapa política, y sobre todo en relación a Podemos, con quien parte de la organización ha estrechado alianzas. Lo que Garzón llama “repensar la izquierda” que pasa, entre otras cosas, por decidir adónde llevan a una formación como poco desplazada de tercera a quinta fuerza nacional, según apuntan todas las encuestas.
La dirección del partido cree que ha logrado, en todo caso, la resistencia numantina ante el embate de los emergentes y que podrá asegurarse el grupo parlamentario. Pero nada se da por seguro. En 2011, IU logró 11 diputados con un 6,92% y 1.680.810 votos. Ahora, ninguna encuesta les ha atribuido más de seis escaños.
La lectura de los resultados que obtenga de la coalición, eso sí, tendrá importantes matices: IU concurre coaligada con Podemos y otras fuerzas en dos comunidades, Cataluña y Galicia, por lo que no podrá contar con esos votos y esos escaños en su cómputo total. No es algo menor, ya que hasta 280.152 de sus votos de 2011 los lograron en Cataluña (junto a ICV, con quien entonces iban en coalición) y hasta 67.751, en Galicia. Por Cataluña obtuvieron tres escaños y por Galicia ninguno. Ahora, según las encuestas, dos de los diputados que lograría la coalición catalana de En Comú Podem serían de EUiA, su partido hermano catalán, y uno de la candidatura gallega En Marea pertenecería a Esquerda Unida, la federación gallega de IU.
Alberto Garzón pone hoy a prueba en las urnas su proyecto de unidad popular incompleta. El candidato más joven (30 años) emprendió el pasado junio un intento por fraguar una candidatura conjunta de izquierdas a las generales, como las listas unitarias que triunfaron en las elecciones municipales en ciudades como Madrid y Barcelona. Para ello entabló negociaciones durante varios meses con Podemos y otras fuerzas como Equo, sin que finalmente el acuerdo fuera posible. Podemos rompió las conversaciones el pasado mes de octubre, y Equo acabó coaligándose con el partido emergente. IU se integró entonces en la plataforma ciudadana Unidad Popular (al principio llamada Ahora en Común), nombre con el que se presenta en coalición este 20-D. Garzón fue elegido candidato a La Moncloa en las primarias de la plataforma, en las que arrasó con más del 90% de los votos.
El candidato admitió en una entrevista en EL PAÍS el pasado mes de julio que una candidatura de "convergencia" sin Podemos "no sería confluencia". "Para mi la unidad popular se construye con todas las fuerzas que quieren la transformación social", dijo entonces. Con esa candidatura incompleta se presenta, aunque contra su propósito. En otra entrevista reciente en este diario señaló que no se siente responsable de dividir el voto de la izquierda, porque lo ha intentado con ahínco.
La organización llega con ánimo a esta cita electoral, después de una campaña "heroica" que ha superado sus expectativas, con desborde de afluencia en los mítines y con una fuerte presencia en redes sociales. A pesar de las "zancadillas", en referencia a su exclusión de los debates electorales, en IU creen que han logrado "romper el guion escrito para cuatro" y hacer llegar su mensaje.
Pero el partido tiene los pies en el suelo, y afronta con cautela el resultado de unas elecciones cruciales para su futuro. En sus 28 años de vida, ya ha sobrellevado situaciones muy complejas, como "la travesía del desierto sin cantimplora" tras los resultados de 2008, los peores de su historia, cuando logró solo dos escaños y el 3,77% de los votos. Gaspar Llamazares, entonces candidato y coordinador general, anució su dimisión la noche electoral. Alberto Garzón se somete al examen un año después de ser elegido candidato de IU. Suele recordar que cuando asumió la candidatura las encuestas les situaban fuera del Parlamento. Los retos ahora los definirán las urnas.
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