Frutas, verduras y encuestas
La prohibición de difundir sondeos desde cinco días antes a las elecciones es algo anacrónico en los tiempos de Internet
En los partidos de fútbol importantes, los reventas ilegales suelen poner anuncios tramposos: “Vendo bolígrafo Bic por 250 euros y de regalo una tribuna baja para el Madrid-Barça”. Una treta muy burda, pero eficaz, para saltarse la prohibición. Algo parecido está sucediendo este año con las encuestas electorales para el 20-D.
Están circulando en los últimos días interesantes tuits de @electograph, en los que se ofrecen los precios de algunas frutas y verduras en el mercado de Andorra. Los arándanos están a 25 euros, la fresa a 21, la berenjena a 19 y la naranja a 17. En algún tuit se incluye también el precio del tomate, por debajo de los 5 euros.
Trasladando los colores de estos productos a los principales partidos políticos, y los precios a porcentajes de voto, se deduce que los trackings de los últimos días sitúan al PP firme en primera posición, mientras que el PSOE aguanta en el segundo puesto, Podemos mantiene una cierta remontada, Ciudadanos se desinfla en la recta final de la campaña e Izquierda Unida sigue luchando por mantener la representación parlamentaria.
Es solo una deducción, por supuesto, porque el artículo 69 de la Ley Orgánica 5/1985 de 19 de junio del Régimen Electoral General dice que “durante los cinco días anteriores a la votación queda prohibida la publicación y difusión o reproducción de sondeos electorales por cualquier medio de comunicación”. No está prohibido, lógicamente, seguir haciendo encuestas, pero sí difundirlas. Algo anacrónico en los tiempos de Internet.
Los partidos tienen sus sondeos diarios y van cambiando su estrategia de mensajes o de apuesta geográfica a golpe de esas encuestas. ¿No sería razonable que los ciudadanos pudieran saber también la intención de voto de todos los electores, antes de decidir qué papeleta introducir en la urna? Cuando se hizo la Ley de Régimen Electoral apenas llevábamos ocho años en democracia y no existía Internet, pero ahora el sistema parlamentario está consolidado y la información fluye por las redes con total libertad.
Francia tiene una prohibición similar a la nuestra y en las últimas elecciones presidenciales circulaban por Internet informaciones sobre ciudades y temperaturas en las que se daban los datos de las encuestas de los últimos días. Resulta curioso que españoles y franceses tengamos que acudir a la información de mercados hortofrutícolas o al hombre del tiempo para conocer los sondeos de última hora.
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