Un reclutador detenido en Melilla dice que envió a 200 yihadistas a Siria
Mustafá Maya, en silla de ruedas, confiesa a los jueces cómo dirigía desde España una de las mayores redes de reclutamiento para el ISIS de Europa
Sentado en su silla de ruedas frente a un ordenador sostenido por una mesita, en el pequeño comedor de su casa en Melilla, el barbudo Mustafá Maya Amaya, de 52 años, envió a más de 200 yihadistas a combatir a Siria e Irak en las katibas (brigadas) del Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés), según ha confesado en una de sus recientes comparecencias judiciales. Maya dirigía una de las redes de reclutamiento más importante de Europa. En una de sus charlas por Skype con un yihadista francés le aconsejó: “No compres el Kalásnikov en Marsella, vale 1.000 euros. Cómpralo en Egipto”.
Maya se escondía en Internet bajo un perfil en Facebook a nombre de Abu yihad y desde la Red captaba a sus discípulos. Fue detenido por la policía en Melilla el 30 de mayo de 2014 en una redada contra la red de reclutamiento que dirigía y está preso a la espera de su procesamiento y juicio por integración y colaboración con banda armada. Es el primer detenido en España que admite haber enviado muyahidines a Siria, según afirman fuentes judiciales. “Ha pasado de negarlo todo a reconocer su papel. Ha sido una sorpresa”, describe uno de los investigadores.
La confesión de Mustafá Maya se produjo durante la celebración en la Audiencia Nacional de una comisión rogatoria (petición de ayuda judicial) francesa. Los servicios antiterroristas de ese país encontraron en el ordenador de un yihadista francés pistas sobre el barbudo Maya y querían interrogarle. Dos franceses, Paul Cadic y Fank Cheikh, estaban siendo aleccionados en su casa para viajar a Siria cuando fue detenido.
Mustafá: No compres el Kalasnikov en Marsella, vale 1.000 euros. Cómpralo en Egipto
En su declaración, a preguntas del fiscal Marcelo de Azcárraga, Maya respondió: “Yo no apoyo la yihad, pero he ayudado a los que me pedían ir a hacer la yihad”. “¿Cuánta gente ha mandado usted a Siria e Irak?”, le preguntó Azcárraga. “Más de doscientos”, respondió el reclutador ante la mirada atónita de los jueces y fiscales franceses y españoles.
Maya nació en Bruselas, es hijo de españoles y converso al islam. Está casado con una marroquí y vivió en un pueblo próximo a Nador hasta diciembre de 2012, fecha en la que escapó a una redada de la policía marroquí. Desde entonces vivía en Melilla en una casa humilde junto al parque del barrio de La Cañada, el más deprimido de la ciudad, y cerca de la mezquita Blanca, el principal centro de reunión de los salafistas. La policía seguía su rastro desde hacía más de cinco años.
La capacidad de este ojeador de muyahidines ha sorprendido a los investigadores judiciales y policiales ya que Maya sufre una discapacidad y tiene dificultades para incorporarse desde su silla de ruedas. 20 meses después de su detención, la policía ha analizado en su ordenador parte de las 25.000 conversaciones que mantuvo en una actividad compulsiva con sus acólitos en distintas partes del mundo —Marruecos, Bélgica, Francia, Túnez, Turquía, Libia, Malí, Indonesia, Siria e Irak— y encontrado los consejos que dio por Skype a uno de sus discípulos.
El FBI propuso infiltrar a un agente en la red, pero los investigadores españoles se opusieron
Maya aconsejó a un yihadista francés que no acudiera al mercado negro de Kalásnikov en Marsella “porque era muy caro” y le recomendó que lo hiciera en Egipto donde son “mucho más baratos”. Los terroristas franceses de Al Qaeda en la Península Arábiga que atacaron, el pasado mes de enero, la revista Charlie Hebdo y los asesinos del ISIS que han acabado con la vida de 129 personas, ambos atentados en París, emplearon esta arma de guerra sin que hasta el momento se conozca dónde las consiguieron. El consejo que dio Maya abona la sospecha de que Marsella es un punto caliente para los vendedores de armas sin escrúpulos y los salafistas dispuestos a matar.
Ayuda al FBI
La investigación sobre la red de reclutamiento de Maya duró más de un año y fue dirigida por la Comisaría General de Información de la Policía que dirige Enrique Barón. En las pesquisas, la Fiscalía de la Audiencia Nacional a cargo de Javier Zaragoza pidió ayuda al FBI para que solicitara información a Facebook, Twitter y Google. La Justicia de EE UU abrió una causa al comprobar la dimensión del caso y cómo Maya captaba fieles para la yihad desde Indonesia hasta Malí o Libia.
La cuenta en Facebook de Abu yihad tenía tantos tentáculos y adeptos dispuestos a buscar el camino del martirio que un fiscal norteamericano y varios agentes del FBI viajaron a España y se reunieron en Málaga con los investigadores españoles. “En aquel encuentro pidieron infiltrar a un agente en la célula, pero la fiscalía lo rechazó”, afirma una fuente judicial. Maya no se sorprendió cuando los agentes españoles entraron en su casa a detenerlo. Ahora, parece decidido a contar algo de su verdad.
investigación@elpais.es
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.