El fantasma del populismo espanta a la derecha europea
Dirigentes populares de Grecia, Noruega, Italia y España debaten en Madrid sobre el auge de los populistas
Un fantasma recorre Europa: el del populismo. En Grecia, la derecha europea ha visto como un partido populista de izquierdas, Syriza, la apeaba del poder; y en Francia, otro de derechas, el Frente Nacional, la ha desplazado como primera fuerza de la oposición. Pero ¿qué es el populismo? O, en palabras del ex primer ministro griego Antonis Samarás, "¿cuál es la naturaleza de la bestia?".
En el marco del congreso del Partido Popular Europeo (PPE), el think tank Wilfried Martens ha celebrado en Madrid un debate bajo el título Democracia amenazada: el peligro del populismo para las sociedades modernas. Y ha sentado a la mesa a la primera ministra noruega, Erna Solberg, el ministro italiano de Interior, Angelino Alfano, al diputado español Pablo Casado y al propio Samarás.
La primera ministra noruega llama a los partidos tradicionales a preguntarse qué han hecho mal
"El populismo no es una ideología, no es un adversario político, es una enfermedad", ha proclamado el líder de Nueva Democracia. Según los populares, lo que caracteriza a los populistas, cualquiera que sea su ubicación en el mapa político, es la descalificación de los partidos tradicionales y la realización de promesas imposibles de cumplir.
Para la primera ministra noruega, lo importante no es descalificar a los populistas, sino ser autocríticos. "¿Qué hemos hecho mal? ¿Por qué no recibimos el apoyo de los votantes?", se ha preguntado ella misma, para contestarse: "Hablemos menos de macroeconomía y más de los problemas de la gente. Combatamos el elitismo de los partidos".
Lo que hay que hacer, según Solberg, que gobierna en coalición con populistas de derechas, es "tomarlos en serio y darles responsabilidades". Para Samarás, el talón de Aquiles de los populistas es que desilusionan a la gente porque no pueden cumplir sus promesas cuando llegan al poder.
El vicesecretario de Comunicación del PP español, Pablo Casado —que ha preferido expresarse en inglés, aunque su colega Alfano lo ha hecho en italiano—, ha eludido cualquier autocrítica. Quizá por la proximidad de la cita electoral, Casado ha preferido cargar contra Podemos y, sobre todo, contra el PSOE, al que ha acusado de dejar grandes ciudades como Madrid y Barcelona en manos del partido de Pablo Iglesias. "Donde los populistas están en el poder lo han conseguido porque los socialistas los han apoyado. En España el populismo no aguantaría sin el apoyo de los socialistas", ha proclamado. Tampoco ha ahorrado una pulla al independentismo catalán: "De todos los populismos, la forma más insidiosa es el nacionalismo radical".
El populismo no es una ideología, ni un adversario político, sino una enfermedad Antonis Samarás, ex primer ministro griego
Alfano, que forma parte del Gobierno presidido por el socialdemócrata Matteo Renzi, ha atribuido el auge del populismo a los estragos causados por la crisis económica y a la "rabia social contra la casta política y Bruselas"; es decir, los políticos profesionales y las instituciones europeas. Si no se logra rápidamente la recuperación económica y no se da una respuesta a la crisis migratoria, ha advertido, el "incendio populista" seguirá extendiéndose por Europa.
Casado ha intentado tranquilizar a sus contertulios sobre los resultados de las próximas elecciones en España. "El PP, con Mariano Rajoy a la cabeza, va a ganar y los populistas no llegarán al poder", ha pronosticado. Ni una palabra sobre la corrupción como causa del descrédito de los partidos tradicionales.
En el turno de preguntas, un asistente ha preguntado "qué hacer con los populistas que están dentro del Partido Popular Europeo", en aparente alusión al húngaro Viktor Orbán. "Quienes no cumplan los principios fundamentales del PPE no pueden formar parte de él. Eso es obvio", ha contestado Samarás. Obviamente, sin mencionar a nadie.
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