La crisis deja las cárceles sin estrenar
La falta de recursos para contratar funcionarios mantiene cerrados dos centros penitenciarios en Málaga y Ceuta
La crisis económica ha impedido equipar y abrir dos nuevos centros penitenciarios en Málaga y Ceuta, que permitirían descongestionar las prisiones de esa provincia y de la ciudad autónoma. La falta de presupuesto obliga a retrasar, sin fecha, la contratación de los cerca de 800 funcionarios de prisiones que se necesitarían para ponerlas en funcionamiento.
La que será la segunda cárcel de la provincia de Málaga, ubicada en el municipio de Archidona, está terminada y cerrada a cal y canto desde hace más de dos años tras una inversión de 117 millones de euros. No está equipada y el principal escollo para ponerla en marcha es la falta de personal y la ausencia de una oferta de empleo público que pueda integrar la plantilla. La Subdelegación de Gobierno estima que el penal requiere algo más de 500 funcionarios. “No hay novedades”, indican fuentes del Ejecutivo sobre un posible calendario y esa falta de recursos. El horizonte más cercano es 2016, pero sin certeza ninguna.
La obra del centro penitenciario Málaga II fue iniciada por el anterior Gobierno del PSOE y rematada por el actual del PP. Se ideó para descongestionar el de Alhaurín de la Torre, con capacidad para unos 900 internos y una ocupación actual que ronda los 1.500, con picos de hasta 2.000 presos en algunos momentos. La construcción terminó en marzo de 2013, pero la única funcionalidad de la cárcel de Archidona ahora mismo es romper el paisaje del interior de la provincia malagueña. Son unas instalaciones modernas y enormes, con 110.000 metros cuadrados construidos sobre una parcela de 35 hectáreas. La infraestructura cuenta con 1.008 celdas y puede albergar el doble de reclusos.
Conservar el penal vacío cuesta a las arcas públicas alrededor de un millón de euros al año. El mantenimiento y vigilancia para evitar su deterioro y posibles episodios de vandalismo fueron adjudicados a una empresa externa en abril de 2014 por 1,63 millones de euros (impuestos no incluidos) para un plazo de dos años. El contrato de la Sociedad de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios contemplaba una prórroga por otros dos años, por lo que la cantidad consignada para este fin asciende a 3,2 millones de euros.
Una pequeña ciudad sin piscina
El nuevo penal de Ceuta nació con polémica. Se ubica en la zona más occidental de Ceuta, entre la barriada del Príncipe Alfonso y la frontera con Marruecos. Ubicada en una parcela de 3,3 hectáreas, está concebida como una pequeña ciudad formada por 12 minicentros.
La nueva prisión, a la que en 2013 se le retiraron algunos equipamientos como la piscina, tiene 736 celdas y 64 camas en enfermería. Incluso cuenta con una pequeña estación depuradora para aguas residuales. En Ceuta ha habido voces que la consideran “sobredimensionada” para las necesidades de la ciudad, y se considera que en ella se alojarán presos que ahora cumplen pena en la península. “Es una prisión demasiado grande, pero es la que tenemos. La administración debe ser responsable y abrirla”, afirma Haidor.
En Ceuta, abrir el complejo penitenciario de Loma Mendizábal no es viable ni posible. La prisión, que ha costado alrededor de 120 millones de euros, está terminada. Para que pudiera operar con normalidad necesita de unos 300 funcionarios adicionales a los que trabajan en la obsoleta cárcel ceutí de Los Rosales. “No me atrevo a poner fecha de apertura ni a asegurar que esa gran inversión pueda funcionar el año que viene”, admite el delegado del Gobierno, Nicolás Fernández Cucurull.
La posibilidad de convocar nuevas plazas en las administraciones públicas está muy limitada “y una instalación tan grande como esa requiere muchísimo personal además del que ya hay en Ceuta”, advierte. Cuando esté operativo el complejo dará trabajo a 450 personas, entre funcionarios y laborales y multiplicará por cuatro la capacidad de Los Rosales, que ronda los 250 internos. Mantenerla cerrada cuesta dos millones de euros al año.
A 50 grados en la celda
El Estado entiende que debe dar prioridad a esa apertura, aunque sea por fases. “Llevamos cuatro años sin Oferta de Empleo Público, sin sustituir las bajas de los funcionarios”, subraya Mohamed Aidor, delegado de Prisiones de UGT en la ciudad autónoma. La prisión de Los Rosales tiene una plantilla de 140 funcionarios según su Relación de Puestos de Trabajos, aunque UGT dice un déficit de 30 trabajadores.
Haidor reitera las críticas sobre las condiciones “obsoletas” y las deficiencias de la prisión de Los Rosales, “algo que está afectando a prácticamente todos los servicios, porque hacemos nuestro trabajo en una situación realmente penosa”. Recalca, por ejemplo, que los internos son los que más sufren que la prisión sea antigua y no esté preparada, por ejemplo, para las altas temperaturas que Ceuta está soportando este mes de julio. “En una celda en la que el interno pasa aproximadamente la mitad del día se pueden superar los 50 grados fácilmente”, denuncia.
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