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“En Pamplona no sobran banderas, falta una: la ikurriña”

El regidor de EH Bildu, segunda fuerza en el Ayuntamiento, arrebató la alcaldía a UPN

El alcalde de Pamplona, Joseba Asirón, en un balcón del Ayuntamiento.
El alcalde de Pamplona, Joseba Asirón, en un balcón del Ayuntamiento.Luis Azanza

Joseba Asirón Sáez (Pamplona 1962) es, desde el 13 de junio pasado, el primer alcalde abertzale de la capital navarra. Lo es gracias a los cinco votos de su grupo, EH Bildu, los cinco de Geroa Bai, tres de Aranzadi —apoyado por Podemos— y la concejal de Izquierda-Ezkerra, desplazando así a UPN, que con 10 concejales fue la lista más votada y gobernaba la ciudad desde 1999.

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Doctor en Historia, hasta mayo pasado su vida laboral estaba ligada a la enseñanza en una ikastola concertada del entorno de la ciudad. Sin militancia en ningún partido, Asirón afirma que aceptó el ofrecimiento de liderar la lista de la coalición porque se trataba de dirigir el Ayuntamiento de Pamplona, ciudad cuya historia sigue desglosando semanalmente en la sección Adiós Pamplona, de Diario de Noticias, un periódico local. Asirón afronta sus primeros Sanfermines al frente del Consistorio con menos de un mes en el cargo.

Pregunta: Las fiestas son el termómetro político de la ciudadanía de Pamplona, ¿qué nota espera en la calle?

Respuesta: Es el momento donde se tensan todos los resortes para probar el buen funcionamiento de los recursos de la ciudad y Pamplona está en el foco de los medios de comunicación. Lo que espero es que sean unas fiestas donde se valore la diversidad sin exclusiones y sean un comienzo de otra manera de entender las fiestas, participativas, espontáneas y populares, como eran antes. Los últimos años han estado demasiado encorsetadas en las instituciones.

P: También en los últimos años se han visto imágenes de hostigamiento a la corporación municipal en la calle. ¿Entendería que ahora ocurriese lo mismo, pero de un signo contrario?

R: Creo que cualquier persona, sea cargo público o no, tiene derecho a estar por la calle sin que nadie le increpe ni mucho menos le empuje. Nadie debe sufrir acoso en la calle. Puedo terminar la respuesta ahí, pero esa convivencia tiene que trabajarse todo el año. Mandar, como hasta ahora, a la policía municipal a arrebatar a porrazos banderas legítimas y sentidas por la población como la ikurriña (bandera vasca) y querer que al día siguiente la ciudad sea un bálsamo demuestra que la convivencia se debe trabajar entre todos y todo el año.

P: Habla de lo que ha hecho UPN, pero me gustaría saber qué hará el alcalde Asirón por la convivencia entre las distintas identidades de la ciudad.

R: Cada vez que entro en el Ayuntamiento paso por debajo de las banderas que dejó el anterior alcalde (Enrique Maya, de UPN) y trabajo cada día en ese edificio presidido por esas banderas (española, europea, navarra y de Pamplona) y no tengo ningún problema. El problema no es que a Pamplona le sobren banderas, sino que quizás le falta alguna.

P: ¿Se refiere a la ikurriña?

R: Por supuesto. La ikurriña ondeó en el Ayuntamiento en 1979 por la voluntad mayoritaria de los concejales y luego esa misma mayoría decidió quitarla. En el momento que haya una mayoría que quiera que esté oficialmente lo hará. Para eso hace falta también que se cambie la actual Ley Foral de Símbolos, absolutamente sectaria y diseñada ad hoc para perseguir la ikurriña. Hoy creo que ya hay una mayoría política para que eso ocurra.

La 'ikurriña' es una bandera muy sentida y hay quien dice que se diseñó en Pamplona tras una manifestación fuerista hace 120 años

P: ¿Es consciente de que quizás a muchos vecinos les moleste esa idea?

R: Cada uno elige sus banderas. Ahora la ley obliga a que haya cuatro. Si cambiando esa ley y poniendo cinco conseguimos que haya un sector más amplio que se sienta identificado con las banderas que cuelgan del Ayuntamiento, mejor que mejor. La ikurriña es una bandera muy sentida y hay quien dice que se diseñó en Pamplona tras una manifestación fuerista hace más de 120 años.

P: En campaña electoral participó en un acto con los candidatos de su grupo a las alcaldías de San Sebastián, Vitoria y Bilbao a favor de un eje permanente de cooperación entre las ciudades. ¿Mantiene la idea ahora que el PNV gobierna las tres?

R: Sí. Tenemos en común una historia, una cercanía geográfica, una cultura y un idioma, el euskera. Por sí solo debería ser motivo para incrementar esa relación. No sólo con ellos, también con Logroño o Zaragoza.

P: La disposición transitoria cuarta de la Constitución regula la incorporación de Navarra a Euskadi mediante un referéndum. ¿Sería partidario de ponerla en marcha?

R: Soy nacionalista vasco y con una trayectoria claramente independentista. La política de diario la hacemos con otra perspectiva y eso hoy no es una prioridad. La transitoria cuarta habla de incorporarse a la Comunidad Autónoma de Euskadi; yo tengo un concepto más amplio de lo que es mi país. Se llamó Navarra, que fue el único estado que hemos tenido los vascos y abarcaba un terreno más amplio que ese, también al otro lado del Pirineo. El nombre no me parece lo más relevante, pero Navarra fue el estado de los vascos y Pamplona, su capital.

Tengo un concepto más amplio de lo que es mi país. Se llamó Navarra, que fue el único estado que hemos tenido los vascos y abarcaba un terreno más amplio

P: ¿Apostaría por la entrada de Pamplona en Udalbiltza, la asociación soberanista de municipios de Euskadi, Navarra y País Vasco Francés?

R: Formamos parte de un Gobierno de coalición municipal. Más allá de la voluntad de EH Bildu, hay otras tres fuerzas. Creo que, hoy por hoy, esta no es una prioridad y no tengo idea de plantearlo en un futuro próximo. Hay cosas mucho más urgentes.

P: Por ejemplo, ¿en qué se va a notar que Pamplona tiene nuevo alcalde?

R: En una ciudad más participativa, más transparente, más feminista y más de izquierdas.

P: Concrete un poco más.

R: Se reflejará en la política que ya estamos desarrollando. Por ejemplo, el foro contra la pobreza que hemos constituido con colectivos de la ciudad que trabajan en ese ámbito. Muy lejos de la imagen idílica que UPN daba de la ciudad, lo que estamos viendo son muchos problemas sociales a todos los niveles. Para poder abordarlo hay que hacerlo con los colectivos y las personas que trabajan en ellos.

P: ¿Y en qué se va a notar que Pamplona tiene un alcalde abertzale?

R: Es necesario afrontar una normalización del euskera. Lo lógico sería que el debate lingüístico estuviera solucionado por los anteriores Gobiernos, pero, como abertzale, que el euskera tenga un tratamiento digno es algo en lo que quiero trabajar. Una rotulación de las calles como la hecha hasta ahora se va a terminar.

P: Hay quien cree que cuando hablan de normalización es en realidad imposición.

Como 'abertzale', que el euskera tenga un tratamiento digno es algo en lo que quiero trabajar. Una rotulación de las calles como la hecha hasta ahora se va a terminar

R: Aquí estoy contigo hablando en castellano (ríe). Y lo hago habitualmente. El multilingüismo es algo normal en Europa. Mis hijos hablan castellano, euskera, inglés y algo de francés, ¿dónde está el problema, la oposición entre unos idiomas y otros? Las lenguas son riqueza.

P: En EH Bildu dijeron, tras perder San Sebastián y la Diputación de Gipuzkoa, que habían aprendido la lección. ¿Qué errores no van a repetir?

R: En la mayor parte de los lugares que gobernábamos antes hemos mejorado los resultados. Se han hecho muchas cosas bien y algunas no se han sabido explicar bien, como es el caso de la recogida puerta a puerta de la basura. A lo mejor era una buena idea, pero igual no se ha explicado bien.

P: ¿Plantean ese sistema para Pamplona?

R: No. Lo que se haga en Pamplona será fruto de una reflexión de quienes estamos aquí y de manera consensuada y participativa.

P: ¿Es Pamplona el buque insignia del poder municipal de EH Bildu?

R: Pamplona es muy significativo, pero el principal activo son las decenas de municipios que gobernamos. En Navarra somos el partido que más ayuntamientos dirige. Eso es muy significativo.

P: Marcó en su discurso de investidura la convivencia y la paz como principal reto. Sin embargo, la concejal de UPN María Caballero, hija de Tomás Caballero, asesinado por ETA ha sido muy dura con su investidura.

R: Tenemos una relación normal. Tengo ganas de hablar con ella de los temas que atañen a Pamplona. Ella criticó el apoyo de Podemos a mi elección, pero el único momento en el que se me ha relacionado en campaña electoral con el asesinato de su padre fue cuando se publicó que yo y otros miembros de la cultura vasca firmamos un manifiesto de rechazo a lo ocurrido con Tomás Caballero en 1998. Lo hice entonces como un profesor de Historia de a pie, pero lo volvería a firmar hoy como alcalde, sin duda. Mi compromiso con los métodos estrictamente políticos y pacíficos es algo que nadie puede poner en duda. Y me solidarizo con sufrimiento de su familia.

P: ¿Ha faltado sensibilidad y cariño de la izquierda abertzale con el sufrimiento de las víctimas de ETA?

R: Seguramente sí. Creo que ha habido una insensibilidad muy grande hacia las víctimas que no se consideraban propias, en un sentido y el otro. La reconciliación pasa por el reconocimiento del dolor ajeno. Si no reconocemos el dolor de quienes tenemos enfrente, ¿cómo vamos a avanzar y crear una sociedad para todos?

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