Rajoy no teme el contagio griego y sí que la tensión perjudique al país
El presidente español avisa a Tsipras que en Grecia hace un año había un 3% de previsión de crecimiento y ahora apenas el 0,5%
El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, intentó esta mañana en Baiona (Pontevedra) zanjar cualquier especulación sobre las consecuencias que podría tener para España, Portugal u otros países con problemas económicos la falta de acuerdo entre la Unión Europea y Grecia y las especulaciones sobre una hipotética salida del país heleno de la UE. Rajoy enfatizó, por un lado: "No tengo miedo a ningún posible contagio que se pueda producir". Y explicó a continuación que la situación actual en España y otros países de su entorno, rescatados o con grandes ayudas europeas, no tiene nada que ver con el momento dramático que sí se vivió en 2012.
Esa comparación la realizó para ilustrar que está a favor del diálogo, el acuerdo y la flexibilidad con Grecia, pero siempre que se cumplan y respeten las normas y las reglas de juego. Y ante la cumbre clave de hoy en Bruselas y los pasos inminentes de los próximos días advirtió al nuevo primer ministro griego Alexis Tsipras: "Yo voy a la cita de esta tarde con espíritu constructivo pero tensar demasiado la cuerda puede perjudicar a su propio país".
Rajoy explicó al final de la mañana en Baiona, durante la XXVIII cumbre bilateral entre España y Portugal y en presencia del primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho, que acababa de hablar con el ministro español de Economía, Luis de Guindos, presente en la reunión del Eurogrupo en Bruselas, y que efectivamente éste le había confirmado que acababan de recibir la última contrapropuesta griega. También que aún estaban estudiándola.
El presidente español lo que sí quiso dejar varias veces en evidencia es que tanto España como Portugal, por mencionar los dos países protagonistas de la cumbre, habían pasado por graves apuros en el pasado reciente y habían cumplido siempre sus compromisos, además de haber aceptado aplicar las reformas estructurales que les había fijado la troika formada por la UE, el BCE y el Fondo Monetario Internacional.
Mariano Rajoy comenzó así por subrayar que los retrasos en las negociaciones provocados por la firme postura de oposición del nuevo Gobierno griego "está perjudicando sobre todo a los ciudadanos y la economía griega". El presidente especificó en ese sentido que el año pasado, cuando aún no había ganado las elecciones allí Tsipras, Grecia tenía una previsión de crecimiento cercana al 3% y ahora se había quedado en el 0,5%. El jefe de Gobierno español remarcó ahí ese crecimiento negativo griego afecta a la recaudación de la Administración tributaria de ese país y a la creación de empleo. Y a continuación puso como ejemplo a España y sus políticas y sus reformas económicas para señalar que ahora aquí la previsión de crecimiento es del 3% y se esperan generar a final de año más de 600.000 empleos.
El líder popular español comentó varias veces que España, la UE y todos sus Gobiernos son solidarios con Grecia, al que han prestado el 100% de su Producto Interior Bruto (PIB), cifra que estimó para el caso español en unos 900.000 millones de euros, y que a cambio se le pedía al país heleno que devolviera el principal de esos préstamos en 30 años y los intereses en 10. Fue en ese punto cuando insistió en que él, España, la UE y todos los socios anhelan un acuerdo con Grecia "lo más pronto posible", pero pidió que el Ejecutivo de Tsipras sea consciente del esfuerzo de todos y "cumpla las reglas de juego".
Passos Coelho, por su parte, se pronunció en contra de más prórrogas de las concedidas hasta ahora para Grecia, destacó que se le habían dado ya a ese país mejores condiciones y financiación que la que se dio en su día a Portugal y afirmó tajante que el Gobierno griego no puede decir ni denunciar que los demás países no han sido solidarios con ellos.
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