Los Reyes se despiden de París “abrumados” por el recibimiento
Felipe VI destaca en la tercera y última jornada las excelentes relaciones comerciales hispano-francesas
“Nos sentimos profundamente honrados e incluso abrumados”. Felipe VI ha añadido estas palabras a su último discurso oficial que ponía fin este jueves a su visita de tres días a París, la primera de Estado de su reinado. La presidencia de la República, el Gobierno francés y la alcaldía de París han desplegado en torno al Rey y a la reina Letizia unos actos excepcionales que han convertido este viaje en “La Visita”, como la calificó el martes el presidente François Hollande.
“Es España. Son los Reyes de España”, respondía un portavoz de Hollande al ser preguntado por qué en esta ocasión, en una iniciativa extraordinaria, el jefe de Estado visitante desfilaba por los Campos Elíseos o intervenía ante el pleno de la Asamblea Nacional.
Las relaciones entre Francia y España atraviesan uno de los mejores momentos de su historia. Y el hecho de que el jefe del Gobierno, Manuel Valls, y la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, hayan nacido en España contribuye a que las relaciones personales entre las cúpulas de los dos Estados sean más fluidas y amistosas.
La cena de Estado del miércoles reflejó ese ambiente distendido. La cantante española Luz Casal, invitada a la cena, cantó a capela la canción “Piensa en mí”. Hollande y Felipe VI recorrieron las mesas haciéndose fotos entre bromas con los invitados. En un momento, el Rey estaba totalmente rodeado de invitados y no había manera de dejarle regresar a su mesa presidencial. “Voy a salvar a la monarquía”, gritó entre risas el presidente de la República antes de rescatar al monarca.
“Voy a salvar a la monarquía”, gritó entre risas el presidente de la República antes de rescatar al monarca
El homenaje a La Nueve, la compañía de combatientes republicanos que protagonizó la liberación de París en 1944, la comida con Valls en el palacio de Matignon o la visita a la exposición de Velázquez en el Grand Palais propiciaron también continuas escenas de distensión y buen humor.
El miércoles por la noche, el Rey dejó su habitación en mangas de camisa y descendió al restaurante de la planta baja. Fue para saludar a Rafael Nadal en una jornada agridulce para el campeón, que celebraba su cumpleaños en una cena con familiares solo unas horas después de ser eliminado en Roland Garros.
Las horas previas al regreso a Madrid las dedicaron los reyes a contactos con la empresa y la cultura. En su doble encuentro con empresarios de los dos países, Felipe VI recordó que Francia es el primer socio comercial de España. Las empresas francesas generan unos 350.000 empleos en España. Y las españolas, unos 70.000 en Francia.
El 60% de las exportaciones de España, un sector clave en la recuperación económica, pasan por suelo francés. Por eso, el Rey señaló que el proyecto de mejorar las comunicaciones terrestres y marítimas entre ambos países no es solo bilateral, sino “auténticamente europeo”. En ese terreno, abogó por impulsar las interconexiones energéticas, una demanda permanente del Gobierno español.
García-Margallo asume ante empresarios franceses y españoles que las reformas "han tenido un enorme coste electoral"
Los dos encuentros con empresarios sirvieron a los ministros españoles de Economía y Exteriores, Luis de Guindos y José Manuel García-Margallo, respectivamente, para exhibir las mejoras económicas en España.
Guindos aseguró que España “es capaz de mantener un ritmo de crecimiento al 3% durante los próximos tres años”. Y García-Margallo asumió que la mejora ha llegado tras unos “sacrificios importantes que han tenido un enorme coste electoral y un enorme coste político”.
“Y si no hacemos ningún disparate, que poder…podemos, en los próximos cuatro años llegaremos a 20 millones de puestos de trabajo, que es nuestro récord histórico”. La frase de García-Margallo, en clara alusión a Podemos, provocó murmullos y risas en la sala donde había más de 300 empresarios españoles y franceses.
Antes, los reyes habían participado en un encuentro con hispanistas en la biblioteca Octavio Paz del Instituto Cervantes. Y como punto final, hicieron una visita privada a una exposición en el Grand Palais dedicada a los hermanos Louis y Auguste Lumière, que ahora hace 120 años proyectaron en el Grand Café de París por vez primera en el mundo una película para un público que había pagado su entrada.
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