De debilidades y fortalezas

España no es Reino Unido. O sí. El primer análisis electoral que esta noche realice el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se basará en criterios de recuperación económica. Si el resultado para el PP es aceptable, el jefe del Gobierno se reafirmará en su acierto de fiar el grueso de su discurso, como hiciera el mandatario conservador británico, al atisbo de recuperación económica.

¿Querrá decir que los ciudadanos ya no tienen tanta necesidad de protestar contra el Gobierno? Si así fuera, el PP podrá preparar las elecciones de noviembre con los mismos mimbres. El resultado medirá la profundidad del desgaste del PP, junto a la solidez de los dos partidos nuevos, Podemos y Ciudadanos, y la situación del PSOE.

¿Sigue siendo el partido socialista parte del problema, en la percepción de la sociedad, o empieza a ser visto en el bloque de quienes pueden aportar la solución? La proporción es lo que marcará si el PSOE que lidera Pedro Sánchez empieza la remontada. Las expectativas de que les irá mejor las marcan los mítines —más entusiasmo, más afluencia— y el apunte de las encuestas, que perciben cierto flujo de Podemos hacia el PSOE. ¿Pero cuánto? Si consiguen ser el primer partido en alguna Comunidad, además de en Asturias, y se acercan al PP en voto municipal, se darán por satisfechos.

Pero la sorpresa de estas elecciones será si Ada Colau gana en Barcelona y Manuela Carmena en Madrid. “Son especies” que se dejan correr, dicen los adversarios. Sí parecen sinceros cuando dicen que van a tientas.