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Aquí sí hay listas abiertas

2699 pequeños ayuntamientos eligen alcalde por democracia directa este domingo

Vídeo: Vídeo cedido por Tierravoz

Cuarenta mil euros de presupuesto dan para muy poco. Para una fuente con agua potable, para adecentar la plaza del Tío Franciscales (que legó al Ayuntamiento la familia del tío Franciscales) y para colocar la antena de telefonía móvil que evita a los vecinos estar fuera de cobertura y del mundo comunicado. También pagan la única nómina municipal —de media jornada—, a Rahal, un marroquí de unos 40 años que tanto barre las calles como cava en el cementerio cuando toca despedir a un vecino. Esa es la gestión política que somete a las urnas Vicente Robispo —76 años— en Navares de las Cuevas, un municipio segoviano de 28 habitantes. En 2011 se le abstuvieron dos vecinos. Los otros 20 le apoyaron todos.

Navares de las Cuevas es uno de los 2.699 municipios (los que tienen menos de 250 habitantes) que este domingo elegirán alcalde por el sistema de concejo abierto o el de listas abiertas, las dos opciones que prevé la ley electoral para pueblos de esas dimensiones. Son un tercio de los 8.122 municipios españoles, aunque solo representan al 0,68% de la población: 318.813 habitantes sobre un total de 46,7 millones.

El concejo abierto supone que los habitantes eligen solo al alcalde, y directamente, por sistema mayoritario: gana el que más votos obtiene. Es un método previsto para “los pueblos de menos de 100 habitantes y los que tradicionalmente hayan funcionado así”, según la ley electoral. Hasta 2011 era obligatorio si el municipio no superaba el centenar de vecinos. Desde entonces, los ayuntamientos más pequeños pueden optar también por el sistema de listas abiertas. La mayoría lo han hecho, aunque el Ministerio del Interior, según explica un portavoz, no dispone de datos centralizados.

Navares de las Cuevas utiliza aún la fórmula del concejo abierto. Se vota a la persona. El Ayuntamiento es el alcalde (en este caso, del PP), y su poder lo fiscaliza la asamblea vecinal: todos los censados mayores de edad. Para que las reuniones tengan validez debe acudir un tercio del vecindario —nunca menos de tres personas—. Y, por ley, las convocatorias deben hacerse “una vez al trimestre en día festivo” y ser anunciadas “a toque de campana, por pregón, anuncio u otro medio de uso tradicional en el lugar”.

El rival de Robispo hace cuatro años fue un paracaidista del PSOE a quien nadie conocía en Navares. Ni un voto obtuvo. Para este domingo el alcalde vaticina un resultado similar, por mucho que no se haya empleado en la campaña. “No pego carteles”, asegura este jubilado que dice tener fuerzas para otros cuatro años más. “Mi mitin es arreglar la plaza, la propaganda ya la hice estos cuatro años trabajando. Eso es lo que vale en los sitios pequeños”.

En Madarcos, un pequeño municipio de Madrid, los electores (42 de los 55 vecinos) decidieron por unanimidad seguir siendo concejo abierto tras la sesión de investidura de 2011. Un cortometraje recoge su lucha. Lo rodó Carmen Comadrán, una activista que defiende la pervivencia de este sistema de democracia directa. Según los datos recabados por Comadrán, del millar de ayuntamientos que se regían por concejo abierto antes de 2011, cuando se llevó a cabo la reforma legal, ya solo quedan 112.

Yémeda, al sureste de Cuenca, con 24 censados, es uno de los que se ha pasado en esta legislatura al prodecimiento de listas abiertas. El sistema permite elegir tres concejales en pueblos de hasta 100 habitantes o cinco en los de hasta 250. Cada formación puede proponer tantos candidatos como concejales haya, y cada votante elige de esa lista a dos o a cuatro personas (en función de si se trata de un Ayuntamiento con tres o con cinco ediles).

En 2011, aún con la fórmula de concejo abierto, ganó la alcaldía de Yémeda por tres votos Manuel Martínez, del PP, 49 años y propietario de una carpintería de aluminio. Al llegar al poder cambió el sistema de elección, principal reproche que le hace su rival en las urnas, Maribel González, socialista. Nadie de Podemos o Ciudadanos ha asomado la cabeza por un municipio donde todo parece abandonado: la vieja estación de tren, muchas casas de vecinos que emigraron y solo abren en verano, e incluso el balneario, que Martínez promete rehabilitar para atraer turistas. Es su promesa estrella y asegura que las negociaciones con el propietario ya han comenzado para que lo ceda al Ayuntamiento. Para rehabilitarlo intentará que la Diputación de Cuenca (ahora en manos del PP) "eche una mano". En su único mitin "sin megafonía ni nada, a viva voz", en el local social hace dos domingos, contó con un diputado provincial de su partido como telonero.

Sobre las necesidades del municipio hay consenso entre PP y PSOE. Maribel González, sin embargo, reprocha al regidor la salida del sistema de concejo abierto: “Antes, las obras, las fiestas, todo, tenían que ser aprobados por los vecinos”, dice. Martínez, el alcalde, sostiene que el cambio ha sido cosmético y que “para las decisiones relevantes se convoca a todo el pueblo, que sigue teniendo voz”. La ley faculta a los alcaldes para seguir consultando a los vecinos las decisiones más importantes aunque ya no sigan gobernando en régimen de concejo abierto. Si el alcalde lo hace, la opinión de la asamblea es vinculante.

En Almudaina (Alicante), con 97 personas en el censo electoral, ya se sabe que el eterno regidor, José Luis Seguí, del PP, en el cargo desde 1972, repetirá tras las elecciones del domingo. Lo dictan las matemáticas. Los votantes deberán tachar cuatro nombres de una lista de cinco. El PSOE solo presenta un candidato, así que la victoria del PP es segura y Seguí mantendrá el bastón de mando porque ya ha pactado con sus concejales que sea quien sea el más votado, la alcaldía es para él. Jubilado de la venta de fruta, quiere cumplir el sueño de levantar un albergue en el antiguo Ayuntamiento “para que los turistas tengan dónde donde quedarse cuando acuden a visitar la torre, una de las más bonitas de Valencia”. Es alcalde desde hace 45 años y a los 73 se siente con fuerzas para seguir.

Alcaldesa en la sombra 26 años

Amparo, licenciada en Derecho, acumula 26 años a la sombra del alcalde de Almudaina, José Luis Seguí, sentado en el trono municipal desde hace 43. Es la única trabajadora del ayuntamiento y se ocupa de casi todo. Liquida el presupuesto cada ejercicio, actualiza el padrón, supervisa los contratos de obras menores... Todo por un sueldo de 25.000 euros, anuales y brutos. Un tercio del presupuesto de Almudaina (75.962 euros, este año) es para ella.

En voz baja admite que a veces se siente tan importante como el propio alcalde, al que ve animado para continuar a sus 73 años. Seguí se lo ha dicho, a ella, y a los futuros concejales que deberán elegirlo: el bastón de mando será pará él, independientemente de cómo quede la lista del PP.

Ajena a las intrigas electorales, que no existe en este municipio alicantino, Amparo prepara las actividades del verano, cuando la red de caminos pavimentada durante este mandato “con ayudas de la diputación” cobrará algo de vida. Habrá aquagym (gimnasia en la piscina municipal) y actividades culturales para jóvenes y mayores.

De mítines y campaña no quiere saber nada porque ella se debe al Ayuntamiento. Tampoco ha habido demasiada. “Si desde 1972 tuviera que hacer actos para darme a conocer, mal estaríamos”, sostiene uno de los pocos regidores que tiene asegurado el Gobierno hasta 2019.

“No te digo que algunos vecinos no se cansen, sobre todos los recién llegados que a lo mejor votan a otros, pero yo voy al ayuntamiento casi cada día, no cobro nada y aún tengo proyectos para el pueblo”, concluye Seguí. Como él, otros ocho regidores del PP valenciano tienen asegurada la reelección por incomparecencia del rival.

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