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Rajoy se apropia de la marca España y de las mejoras de estos años

El PP se presenta como el partido de la estabilidad y unidad del país frente a las inseguras coaliciones multipartitas de izquierdas

Javier Casqueiro

La marca España será ahora Potencia España. Y la hoja de ruta electoral también está claramente marcada. Primero Mariano Rajoy y el PP evitaron el rescate del país que los socialistas habían dejado en la ruina, luego pusieron en marcha las únicas reformas y políticas posibles en uno de los momentos más difíciles afrontados nunca y ahora, ya en esta larga precampaña, toca presumir de que en muchos aspectos somos ya líderes en Europa y no conviene cambiar ni de conductor ni de camino. Rajoy, además, esgrimirá los mejores datos disponibles con respecto a la situación hace tres años para convencer a los electores de esos esfuerzos han merecido la pena. Entiende que así el PP volverá a ganar, porque representa la estabilidad y unidad del país, frente a inciertas e inseguras coaliciones de izquierdas.

El vídeo promocional lleva el sello y la factura del Gobierno de España y se emitió ayer, justo antes de la intervención mitinera de Mariano Rajoy en Alicante, en plena comunidad valenciana, en su día feudo fácil para el PP y ahora en peligro de sufrir un severo castigo de votos. El líder popular confesó que no sabía que el PP iba a emitir el spot ante el pabellón y reveló que el Gobierno se lo había ofrecido a todos los partidos para que lo publicitasen en sus actos con el objeto de convencer a los espectadores de que “España es una gran nación”. Grandes aplausos.

Rajoy y el PP confían así, con esa estrategia de apelación al orgullo de la marca España, en que levantarán algo los alicaídos ánimos de sus cuadros de base y simpatizantes y al final los votantes les atribuirán ese mérito. Rajoy se empeñó por su parte en rescatar los mejores balances posibles (el crecimiento de renta per cápita, el aumento de 800.000 tarjetas sanitarias, el mayor número de becarios, el mantenimiento de las pensiones, el inicio de la creación de empleo) para presentarse a sí mismo como un presidente que situó a España en un estadio mejor que el que le dejó el socialista José Luis Rodríguez Zapatero en uno de los peores momentos de la historia del país. La obsesión con superar esa herencia se ha convertido en un reto, especialmente en el drama del paro.

Como las urnas llegan este curso casi en avalancha y con muy malas perspectivas para el PP, Rajoy reitera hasta la saciedad en cada acto que hasta ahora le ha tocado “bailar con la más fea” y gobernar sin recursos, ni dinero y “cuando todo parece que no va a salir bien”. Incluso bromea con que en ese ranking de gobernantes gafados solo el valenciano Alberto Fabra puede equiparársele: “No hay casi nada que no nos haya pasado”. Rajoy fue el que llamó hace cuatro años a Fabra, cuando era alcalde de Castellón, para que pusiera fin a la convulsa etapa de Francisco Camps en esa autonomía, donde llegó a acumular 11 diputados imputados, luchas intestinas y una enorme deuda. Durante esta travesía Fabra confiesa en privado que se ha sentido muy solo y poco respaldado.

El líder popular mantiene, pese a todo, que el PP ganará las próximas elecciones “porque es más necesario que nunca para España, porque tiene proyectos, ideas claras, un rumbo fijo, frente a las recetas del pasado del PSOE que hundieron España, o las ocurrencias de los que no sirven para nada más que para generar inestabilidad”.

El presidente del PP no quiso comentar nada directamente sobre los malos pronósticos que vaticinan hacia su partido las encuestas, en la comunidad valenciana y otros territorios. Ese papel se lo dejó a sus teloneros. El presidente del PP de Alicante, José Ciscar, arremetió así contra el futurible “tripartito o cuatripartito de la izquierda radical, que no tienen más programa y nos les une nada más que tirar o derrotar al PP”. Alberto Fabra también aludió a los “once partidos que están dentro de esas agrupaciones o coaliciones a los que lo único que les pone es ir contra el PP”. Rajoy fue más implícito. Comentó que le produce “estupor” los “disparates” que escucha de la oposición, tanto de las recetas del pasado del PSOE como ahora de las propuestas que tanto le enervan de Ciudadanos por ejemplo en el replanteamiento del AVE, que volvió a descalificar como “ocurrencias y conejos en la chistera, de partidos que vienen de otros que no les querían”.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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