El destino azaroso de un juez
Todos los datos disponibles indican que el magistrado José de la Mata será el nuevo titular del juzgado central de instrucción número 5 de la Audiencia Nacional.
La plaza, que ocupa en comisión de servicios el magistrado Pablo Ruz, salió a concurso a finales de diciembre pasado. Es lo que hemos llamado la Operación Ruz, consumada por el presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Carlos Lesmes, con el conocimiento del ministro de Justicia, Rafael Catalá, para acabar una comisión de servicios, la de Ruz, que podía terminar legalmente el 24 de junio de 2015.
El juzgado lleva, entre otros, casos como Gürtel. Si bien está por cerrarse la pieza 1999-2005 con el auto de apertura de juicio oral, siguen pendientes varias piezas más de este caso, entre ellas, la contabilidad B del Partido Popular o los llamados papeles de Bárcenas.
La salida a concurso de la plaza, ¿llevaba, además de apartar a Ruz, quizá alguna otra intención inconfesable?
Pues me aseguran en medios judiciales que sí.
Pero las cosas se han torcido.
¿En qué consistía esa intención?
Pues en que la plaza fuese ocupada por "uno de los nuestros".
Y el nombre que algunos hombres que colaboran con Lesmes habían barajado era...el del juez Carlos Valle, titular del juzgado de instrucción número 14 de los juzgados de Madrid. Bueno, más que barajado. Se hicieron gestiones y todo parecía encaminado.
Por antigüedad las tenía todas consigo. Y también tenía ganas de ir a la Audiencia Nacional.
Pero va a ser que no.
Porque el juez Valle ni siquiera se ha presentado a concurso.
¿Qué ha pasado?
Pues que en la apuesta de los colaboradores de Lesmes se ha cruzado un "incidente".
El juez Valle es el que ha llevado la causa de desobediencia de Esperanza Aguirre, a raíz del incidente de tráfico en la Gran Vía madrileña el pasado 3 de abril de 2014.
Ya el pasado año, el juez había considerado que se trataba de una falta y no un delito.
Un recurso de apelación llevó a la sección sexta de la Audiencia Provincial de Madrid a decidir otra cosa el 5 de septiembre de 2014:
"Los hechos denunciados, sobre los que se reitera que en esta resolución no se contiene valoración alguna sobre la acreditación y realidad de los mismos, vendrían a suponer una desobediencia tenaz, contumaz y rebelde, decidida y terminante, representada por múltiples actos concretos de desobediencia, a los diversos mandatos de los Agentes de Movilidad y los Policías Municipales, acompañada la desobediencia incluso de expresiones de menosprecio hacia los citados Agentes en el ejercicio de sus funciones, por lo que no puede descartarse que la gravedad de la lesión causada por la conducta de la denunciada al bien jurídico protegido con la tipificación del delito de desobediencia, cual es el orden público, tenga la suficiente entidad como para calificar provisionalmente dicha conducta como delito de desobediencia del art. 556 del Código Penal, excediendo la entidad de la desobediencia del carácter meramente leve de la falta de desobediencia del artículo 634 del Código Penal".
Ello obligó al juez Valle a reanudar la instrucción. Hubo múltiples pruebas y declaraciones a partir de septiembre pasado.
El caso de presunta desobediencia de Esperanza Aguirre se solapó, pues, con el desenlace de la Operación Ruz en la segunda quincena de diciembre de 2014.
El pasado 19 de enero, el juez Valle decidió el sobreseimiento provisional y, en consecuencia, el archivo de la causa respecto de Esperanza Aguirre.
“A fin de aclarar los hechos controvertidos (….) se tomó declaración a los agentes de movilidad que relevaban a los denunciantes, si bien no ofrecieron dato alguno de interés a los efectos de aclarar lo realmente acaecido…”, señala el juez en el auto.
Ni desobediencia, ni falta. Nada de nada.
Con fecha 26 de enero, uno de los agentes de Movilidad (regulador de la circulación) personados como acusación particular (directamente perjudicado) ha presentado recurso de apelación directamente ante la Audiencia Provincial de Madrid contra el auto de archivo.
A lo largo de 23 páginas, la letrada Esther Macías expone el material probatorio que ha arrojado la instrucción. Descargar Recurso apelación (1)
Y lo que surge es que, contra las afirmaciones del juez Valle, todos los datos son de interés a los efectos de aclarar lo realmente acaecido.
Las declaraciones de los agentes de movilidad y de los policías municipales, a las que se unen las grabaciones, permiten entender lo que ocurrió.
Por ejemplo, entender si hubo una primera desobediencia a los agentes cuando advirtieron a Esperanza Aguirre de que no podía arrancar el vehículo y ella lo hizo igualmente. Y cómo a raíz precisamente de esta rebeldía la siguieron hasta ponerse a su altura y le dieron la voz de alto. Sin éxito.
Todo está en el recurso de apelación. Es como si al leerlo uno ocupara una silla para seguir el juicio oral donde se despliegan las pruebas.
Serán los magistrados de la sección sexta de la Audiencia Provincial de Madrid los que deberán resolver si los medios de prueba aportados durante la instrucción fundamentan la frase del auto del 5 de septiembre de 2014, según la cual los hechos "vendrían a suponer una desobediencia tenaz, contumaz y rebelde, decidida y terminante".
O, por el contrario, desmienten esa apreciación indiciaria.
Existe una tradición no escrita en el Tribunal Supremo según la cual se intenta no interferir con resoluciones judiciales durante una etapa prelectoral.
Es cierto que dicha tradición se respeta cada vez menos.
En estos momentos tenemos por delante las elecciones municipales y autonómicas del 24 de mayo de 2014.
Por tanto, la Audiencia Provincial de Madrid podría, por ejemplo, para no interferir en la decisión de Mariano Rajoy de nombrar a Esperanza Aguirre candidata del Partido Popular a la alcaldía de Madrid, posponer una decisión sobre el recurso.
O podría, por el contrario, entender que el asunto no tiene relación alguna y resolver sobre el recurso de apelación.
Lo que ya sabemos: el auto del juez Valle del 19 de enero no es firme porque el recurso de apelación está en la Audiencia Provincial de Madrid.
Toda esta historia, pues, es la que ha llevado al juez Valle a considerar en cierto momento que la acariciada idea de acudir al concurso para competir por la plaza del juzgado central de instrucción número 5 de la Audiencia Nacional era una iniciativa difícil de "vender".
Y, centrado en el caso de Esperanza Aguirre, no se presentó.
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