Las enrevesadas secuelas del terrorismo del siglo XX
Francia se manifiesta contra el terrorismo, en el País Vasco lo hacen por los presos de ETA
Mientras Francia asistía a manifestaciones en todo su territorio en defensa de la libertad y la democracia y frente a la principal amenaza totalitaria del siglo XXI, el terrorismo yihadista, en el País Vasco varias decenas de miles de personas se manifestaban, el sábado, por una de las secuelas del finiquitado terrorismo del siglo XX, el de ETA: sus 450 presos.
La manifestación, que desde hace dos décadas organiza todos los primeros de año la izquierda abertzale, ha tenido en esta edición la peculiaridad de elegir como elemento movilizador el acercamiento de los presos etarras a las cárceles vascas, que cuenta con un apoyo mayoritario en el País Vasco, según todas las encuestas. Todo ello con la pretensión de lograr una movilización de varias decenas de miles de personas, lo que consiguió una vez más.
La manifestación sobre reclusos de ETA ha acabado por ser un rito
Más allá de su éxito movilizador, la manifestación de primeros de año sobre los presos de ETA se ha limitado a convertirse en un rito pues al día siguiente todo sigue igual. Lo que resulta aún más patético cuando hace ya más de tres años que ETA cesó definitivamente un terrorismo del siglo XX, como fue el suyo o el del IRA.
El Gobierno del PP desde que ganó las elecciones, hace tres años, dejó claro que no iba a mover un dedo en lo relacionado con el final de ETA como el desarme, y que no iba a acercar presos de la banda terrorista a las cárceles vascas hasta que la banda se disuelva.
Gobierno vasco, PNV y PSE no quieren confrontar con el PP por este tema
El Gobierno vasco, el PNV y el PSE discrepan de esta estrategia, pues creen que un acercamiento selectivo de presos facilitaría la política de reinserción de los etarras encarcelados y censuran a Rajoy que no active la vía Nanclares de presos que se han desvinculado de ETA.
Pero tampoco están dispuestos a abrir una confrontación con el Gobierno del PP ante este asunto por las pasiones que levanta, sobre todo en algunas asociaciones de víctimas del terrorismo.
El número de presos ha bajado en tres años en un tercio, de 703 a 459
Un asunto que en la propia Euskadi empieza a sonar a anacrónico y se va distendiendo desde el momento en que el número de presos de ETA ha descendido por cumplimiento legal de condena en un tercio, de 703 a 459, desde que, hace tres años, cesó definitivamente el terrorismo. Prueba del cambio de los tiempos es que el Gobierno vasco, del PNV, estuvo presente en la manifestación de París, ayer, contra el terrorismo yijhadista, y se desmarcó de la de Bilbao, el sábado. El Gobierno vasco, el PNV y el PSE tienen la convicción que el paso del tiempo perjudica a los presos de ETA.
Desde hace ya tiempo, el Gobierno vasco, el PNV y el PSE han cargado sobre la izquierda abertzale y el colectivo de presos etarras la principal responsabilidad en el inmovilismo en esta materia, sobre todo, desde que el 28 de diciembre de 2013 se comprometieron a asumir la reinserción individual y la política penitenciaria. Aquel compromiso se ha limitado a unas peticiones en grupo de acercamiento a las cárceles próximas al País Vasco.
La banda
Pero la mayoría de los presos etarras rehúye la petición de progresiones de grado en la medida que comportan el rechazo individual a la violencia, el reconocimiento del daño injusto causado y el compromiso de indemnizar a las víctimas.
Es precisamente la autocrítica sobre el pasado el punto donde radica la parálisis en el colectivo de presos de ETA, donde, también hay que decirlo, está mayoritariamente asumido el cese definitivo del terrorismo. También tiene ese problema la izquierda abertzale.
Consiguió su legalización, hace más de tres años, al rechazar en sus estatutos el terrorismo de ETA. Pero le cuesta autocriticarse por su complicidad con el terrorismo en el pasado. De tal modo que ha sido incapaz de asumir el comunicado de condena del Parlamento Vasco contra los atentados del terrorismo yihadista en Francia porque planteaba una condena velada al terrorismo etarra.
Mientras el colectivo de presos de ETA no asuma con todas sus consecuencias la legalidad penitenciaria como la izquierda abertzale asumió la ley de partidos para ser legalizada, el Gobierno vasco, el PNV y el PSE no aumentarán la presión sobre el Ejecutivo de Rajoy en esta materia porque tampoco se siente de modo intenso en la sociedad vasca.
Ante esta situación, todo apunta que el colectivo de presos de ETA no va a cambiar su estrategia a la espera de que, tras las elecciones generales de 2015, surja un Gobierno predispuesto a cambiar la política penitenciaria.
No obstante, el pasado viernes, el colectivo de presos, de sorpresa, abrió la puerta a negociar la propuesta de reinserción de presos que el Gobierno vasco presentó en octubre y que Rajoy no asumió. Puede ser una maniobra para ganar tiempo. Se verá.
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