La infraestructura de Podemos vive en Internet
La tecnología es una de las piedras angulares de la organización interna de la formación
Hace menos de un mes que los integrantes de la cabeza tecnológica de Podemos comparten espacio físico para trabajar. Un séptimo piso cercano a la plaza de España de Madrid, la oficina que la Eurocámara pone a disposición de Pablo Iglesias, en el que también tienen espacio miembros de otros equipos volcados igualmente en la fase final de la constitución como partido político que hoy culmina.
Hasta ahora, la ubicación de quienes lideran la dinamización online de votantes y simpatizantes de la formación era lo de menos: trabajar en red solo requiere acceso a Internet a través de móvil u ordenador, compartir herramientas y coordinar acciones, unas habilidades que todos ellos, vinculados al movimiento Juventud Sin Futuro, adquirieron durante las movilizaciones del 15-M y que no han dejado de perfeccionar en los últimos meses.
El trajín orgánico que vive estos días la formación ha acabado reuniendo bajo el mismo techo a los responsables de tres pilares fundamentales de la estrategia de Podemos: redes sociales, participación y tecnología, áreas troncales en la estructura que acaba de ser elegida por su contribución a uno de los objetivos programáticos declarados: dar voz a las bases.
Eduardo Rubiño, al frente de redes sociales, considera este canal un “espacio de intervención política” esencial que ha dado forma a Podemos desde el comienzo y que explica su gran capacidad de arrastre por los términos en los que ha elegido comunicarse con esas bases: “de igual a igual”. Alimentar este modelo de comunicación requiere la dedicación de un equipo de entre 15 y 20 voluntarios organizados en turnos que abarcan desde las 10.00 hasta las 23.00.
El esfuerzo tiene sus resultados: es la formación política con más apoyo en redes (428.000 seguidores en Twitter, frente a los 181.000 del PSOE y los 177.000 del PP; y 856.000 en Facebook, muy por delante de los 77.000 del PP y los 73.000 del PSOE). En la comparativa de líderes, Pablo Iglesias rebasa con 663.000 seguidores en Twitter a los 614.000 de Rajoy y los 96.000 de Pedro Sánchez.
A esto hay que sumar las decenas de cuentas sectoriales y regionales promovidas desde círculos y asambleas de España y del resto del mundo. Recientemente se ha iniciado una fase de censado y registro de todas ellas a través de un formulario para evitar imposturas y perfeccionar la coordinación y los tiempos de reacción, dos aspectos que administran a través de grupos de Telegram (aplicación de mensajería rusa alternativa a WhatsApp) que pueden llegar a incluir a representantes de hasta 250 círculos distintos.
Pese a que la irrupción de la marca social de Podemos tuvo una respuesta multitudinaria desde su lanzamiento el 17 de enero (Twitter llegó a suspender la cuenta dos veces en los primeros días ante la avalancha de seguidores), la progresión de adhesiones en la Red tuvo un punto de inflexión la noche de las elecciones europeas. Las estadísticas internas de Facebook facilitadas por la formación son la prueba más elocuente del salto, que por el momento sigue sin encontrar una fase de valle.
La difusión de mensajes desde las cuentas de Twitter y Facebook de Podemos (todos previamente consensuados en grupos privados online) es un calculado mecanismo de movilización e invitación al debate que se acompasa milimétricamente con las apariciones de los distintos portavoces en actos públicos y con herramientas de participación en tiempo real que alimentan la conexión entre seguidores y líderes, especialmente durante las habituales apariciones en televisión.
En estos casos, una aplicación móvil de votación llamada Appgree determina, con unos criterios de selección semántica y numérica, cuál de los cientos de opiniones y propuestas de los usuarios sobre un asunto determinado tiene más tasa de interacción, popularidad y redundancia dentro del colectivo. Es lo que Miguel Ardanuy, del área de Participación, define como un ejemplo de “inteligencia colectiva” trabajando en tiempo real, una destilación “con base científica” de procesos asamblearios que tras el impulso del 15-M revelaron sus límites operativos. “Una muestra puede representar una población”, explica.
El uso más reciente y generalizado de Appgree se produjo en la asamblea ciudadana del pasado octubre. Fue el método que, según Ardanuy, permitió asignar tiempos de intervención entre las 15.000 propuestas planteadas a los portavoces de cada área. Tras 260.000 votaciones a través del teléfono móvil, 49 preguntas de las bases se oyeron en el estrado.
Otro de los entornos en red que Podemos dedica al debate entre seguidores es Plaza Podemos, un canal de Reddit (sitio web de agregación e interacción entre usuarios) en el que conviven las críticas de algunos sectores con propuestas, debates de documentos e información sobre las votaciones de la estructura orgánica, el mayor reto tecnológico al que se ha enfrentado la formación desde su nacimiento.
Votar, proponer leyes y revocar cargos ‘online’
Los nuevos usos que Podemos pretende incorporar a la política española tienen en la tecnología un sustento prioritario. El sistema de votación con el que acaba de ser elegido el equipo directivo ha gestionado decenas de miles de participaciones (cerca de 100.000 según las últimas estimaciones) sobre una base de inscripciones cercana a las 250.000. El mayor esfuerzo se ha centrado en dinamizar la participación a través de una plataforma sostenida con la tecnología de Agora Voting, un programa de software libre que procesa y valida con un sistema de cifrado cada voto, tal y como explica Eric Labuske, del área de Participación, que menciona ejemplos similares en Noruega y Suiza. Los círculos han facilitado el acceso a la herramienta para quien no dispusiera de conexión.
"El voto está cifrado con una clave compartida generada por las entidades independientes OpenKratio y Agora Voting. Es el equivalente a meter el voto en una caja fuerte: incluso aunque alguien lograse asociar voto y votante, ni las autoridades, ni Podemos ni Agora Voting conocen en ningún momento el sentido del voto", explica sobre las garantías de anonimato .
La validación de identidad se realiza a través de un número de móvil, un sistema que en palabras de Labuske propicia "un equilibrio casi perfecto entre sencillez y seguridad" al perseguir una combinación de "altas dosis de participación con seguridad suficiente para evitar fraude masivo".
El plan inmediato, una vez constituidas las nuevas estructuras de Podemos como partido político, es aplicar esta metodología a procedimientos internos de revocación de cargos, si un 25% de votantes así lo plantea, o a iniciativas ciudadanas programáticas que cuenten al menos con un respaldo del 10%.
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