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Rajoy y Xi zanjan la crisis por la justicia universal: “No hay ningún conflicto”

"Usted ha dado mucha importancia a las relaciones con China", le ha insistido XI

El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, saluda al presidente chino, Xi Jinping.
El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, saluda al presidente chino, Xi Jinping.Zipi (EFE)

El viaje de Mariano Rajoy a Pekín ha sellado el final de la crisis abierta entre los dos países por el proceso en la Audiencia Nacional contra la anterior cúpula china por supuesto genocidio en el Tíbet. Y tanto el presidente del gigante asiático, Xi Jinping, como el propio Rajoy han querido este viernes dejar claro que ese conflicto ha quedado atrás con el cambio de la legislación universal que aprobó el PP a toda velocidad con el rechazo de toda la oposición. Sin citarlo expresamente, ambos se han referido indirectamente al asunto en sus discursos iniciales durante la reunión clave del viaje, celebrada en el Gran Palacio del Pueblo, en la plaza de Tiananmen.

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"A pesar de la lejanía y los distintos sistemas sociales y culturales, no existe ningún conflicto de interés fundamental entre nosotros", ha asegurado Xi, dando por resuelta la crisis que ha retrasado un año el viaje de Rajoy. "No tenemos problemas bilaterales en este momento", le ha contestado en su turno el presidente del Gobierno español. La crisis que trajo de cabeza durante meses a la diplomacia española y en particular al ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, queda así definitivamente zanjada.

Los chinos se han dado por satisfechos al ver que se archivaban las causas contra la anterior cúpula, precisamente al ponerse en práctica la nueva legislación sobre justicia universal y por eso se ha podido cerrar esta visita, según fuentes del Gobierno. Miembros del Ejecutivo comentan que el cambio de actitud fue radical desde el día en que fue archivada la causa.

Aunque el Gobierno insistía en tratar de convencer a los chinos de que la justicia nacional es independiente y no podía hacer mucho, las autoridades de ese país, acostumbradas a controlar el sistema judicial, estaban seguras de que los españoles podrían hacer algo. Finalmente, lo hicieron. El Gabinete defiende ahora en público que España simplemente ha adaptado sus criterios sobre justicia universal a los estándares de otros países europeos. España siempre fue un referente en esta cuestión desde el caso Pinochet.

Inversión y mercados

C. E. CUÉ / M. V. LIY

Abrir mercados y mejorar las relaciones económicas han sido los dos grandes objetivos del viaje de Mariano Rajoy a China. Dado el potencial de la segunda economía del mundo y el desequilibrio en la balanza comercial —España compra cuatro veces más de lo que exporta—, para el Gobierno resulta fundamental conseguir un aumento de los productos españoles en China y de las inversiones chinas en España.

Al cierre de su visita, el presidente se lleva el compromiso mutuo de intensificar la inversión y el comercio y un total de 14 acuerdos que, según los cálculos españoles, suman 3.000 millones de euros y abarcan áreas desde la cooperación cinematográfica a la energía nuclear.

Rajoy también ha planteado el interés por conseguir autorizaciones de exportación para bienes agroalimentarios, como las frutas o productos cárnicos, o por potenciar el turismo chino hacia el país. Aunque el año pasado se batieron récords y más de 60 millones de extranjeros visitaron España, apenas 300.000 fueron de nacionalidad china. Uno de los obstáculos para aumentar estos viajes es la escasez actual de vuelos directos: sólo cinco semanales para la ruta Madrid-Pekín y dos, con escala técnica en Viena, entre Pekín y Barcelona. El Gobierno popular está interesado en que esa cifra pueda aumentar próximamente.

Además de sus reuniones políticas, el presidente mantuvo una serie de citas con empresarios chinos, entre ellos representantes del gigante del comercio electrónico Alibaba, interesado en incorporar productos españoles a su oferta, el grupo Wanda, que ha comprado el emblemático Edificio España en el centro de Madrid y que ha mostrado interés en ampliar sus inversiones, o Hainan Airlines.

Rajoy no ha aclarado si los dirigentes de ese país le han agradecido el cambio en las reuniones que ha mantenido estos días, pero de las palabras de Xi se deduce que todo ha quedado definitivamente zanjado. "España es uno de los mejores amigos de China en la Unión Europea", ha explicado el presidente chino para alabar después directamente a Rajoy. "Usted es un presidente con mucha experiencia que ha dado mucha importancia a las relaciones con China", le ha insistido su interlocutor, tal vez de nuevo pensando en los esfuerzos realizados por el mandatario popular —y el coste político asumido— para resolver el conflicto por el proceso en la Audiencia Nacional.

Los jueces de este tribunal se rebelaron contra la imposición del Ejecutivo y esa tensión derivó en un conflicto que acabó con la puesta en libertad de 53 narcotraficantes que habían sido apresados en aguas fuera de la jurisdicción española. La nueva legislación limita de tal forma la posibilidad de juzgar a un extranjero por un delito no cometido en España que esa fue la consecuencia. Después, el Tribunal Supremo ha dado otra interpretación, pero los narcos fugados difícilmente podrán ser ya recuperados para ser enviados a prisión.

El presidente Xi, deseoso de agradar a Rajoy, se ha declarado un amante de España, un país que ha visitado "en múltiples ocasiones" y que le ha dejado "una profunda impresión". Rajoy ha contestado con el mismo entusiasmo al hablar de China, obviando todas las denuncias por violaciones de los derechos humanos en este régimen que es ya la segunda economía mundial. "China y España siempre han sido dos países amigos, tienen una buena relación estratégica", ha explicado el jefe del Ejecutivo español para dar por cerrado a su vez el conflicto y concentrarse en el objetivo fundamental de la visita: buscar más inversiones chinas en España y grandes acuerdos entre empresas de los dos países.

De hecho, Rajoy no ha hecho ni una sola mención en todo el viaje a la situación de los derechos humanos o la libertad de prensa en China, para no contrariar a sus anfitriones, claves para alcanzar cualquier acuerdo económico. El presidente ha reconocido claramente ante Xi el motivo de su viaje: "El objetivo fundamental de mi visita es la mejora de las relaciones políticas y también de las relaciones económicas. Es importante que se mejoren las inversiones de China en nuestro país y de España en China".

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