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DE FRENTE | MARÍA EMILIA CASAS

“Reformar la Constitución es deseable”

Presidenta del Constitucional (2004-2011) falló sobre el Estatuto

Juan Cruz
 Maria Emilia Casas, jurista y expresidenta del Tribunal Constitucional.
Maria Emilia Casas, jurista y expresidenta del Tribunal Constitucional.samuel sánchez

¿Nos merecemos el descrédito de la política? Los ciudadanos, no. Hay cosas que no han funcionado bien. La gente aúna comportamientos condenables, como la corrupción, con la falta de renovación y de entusiasmo en un proyecto democrático.

¿Qué ha pasado? Un millón de hogares tiene a todos sus miembros desempleados. No se reforma la Ley Electoral. El castigo de la corrupción sigue unos procesos muy largos. Y la falta de confianza en la justicia es un mal mayor de un sistema democrático.

¿Eso pone en peligro el sistema? No, porque es el mejor para vivir en paz y libertad. Obliga a regenerarlo; frente al dominio de una política económica que se presenta como indiscutible: más democracia. Y en democracia el Parlamento es básico.

¿Y cumple el Parlamento? Con esa insuficiencia de discusión y con esa presentación de reformas como indiscutibles... Eso produce en el electorado la sensación peligrosa de que todos son lo mismo.

Un día dará igual un sistema que otro. Por eso es nocivo decir que unos y otros son iguales. Es una antilógica interesada que enerva la lógica democrática. No dan igual, en ningún ámbito ideológico o económico. Hay que recuperar la nobleza de la política con opciones que se perciban con claridad, sin verdades reveladas que justifiquen medidas intocables.

La discusión en el Parlamento es insuficiente con esa presentación de reformas como indiscutibles 

¿Cuáles serían hoy sus preocupaciones? El desempleo. Tantos jóvenes menores de 25 años sin trabajo. Y que los mayores de 40 ó 50 no tengan esperanza de volver a trabajar. El déficit creciente de empleo en Europa debe ser abordado como el problema principal de su futuro.

¿Y el porvenir del Estado? El desempleo afecta al porvenir del Estado. Pero desde luego tengo gran preocupación ante el problema planteado por Cataluña. Como tengo la convicción personal de que ese problema no resulta de la Sentencia del Tribunal Constitucional sobre la reforma de 2006 del Estatuto de Autonomía.

¿Tiene esa convicción? El TC lo ha dicho: la Constitución normativa proclama nuestros derechos, contiene las reglas de juego y fija los límites de los poderes. Esta sentencia señaló los límites a la reforma de un Estatuto que profundizó en ésta. Indicó reformas legítimas con cambios en las leyes, aspecto éste que se suele olvidar. Y determinó límites que la Constitución imponía a otras reformas que sólo serán legítimas si se reforma la Constitución.

¿Entendería que se reformara? Si existen las mayorías parlamentarias, por supuesto. Reformar la Constitución es aplicar la Constitución. No es un texto sagrado; su reforma está regulada en el título X y último. Puede reformarse si hay voluntad política reformadora.

¿Sería deseable que se reformara para que Cataluña siga en España? Si el Parlamento de Cataluña o el Gobierno de la Generalitat u otros sujetos con iniciativa de reforma estatutaria proponen una regulación jurídica distinta que sobrepasa el trazado constitucional, esa propuesta tiene que tramitarse a través de la reforma. Y ésta es deseable, como otros puntos de la Constitución, para resolver problemas reales y graves de nuestra convivencia que así lo exijan.

Porque no es un texto sagrado... Es un texto vivo. Esa reforma es la renovación del pacto de convivencia ante nuevos problemas de organización territorial del Estado y de otra naturaleza. Los años no transcurren en vano y los problemas que obtuvieron una determinada solución en 1978 pueden requerir otra más de 30 años después. De hecho, la requieren.

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