Primarias en el patio de casa

Al número 11 de la calle de La Verónica, en el pueblo de Valdaracete (Madrid), están llamados esta tarde 16 afiliados socialistas. Como los otros 198.107 militantes del PSOE en España, los convocados en el patio de esta modesta vivienda de dos plantas también aportarán su voz en la elección del nuevo secretario general del partido. Solo que aquí, en este pequeño municipio del sur de la región — apenas suma 680 vecinos— la urna de cartón se ha colocado sobre una mesa de plástico, frente a una piscina hinchable y junto una docena de macetas. El aparato, esa palabra de la que huyen los tres candidatos, parece que queda lejos de este jardín de losetas.

A las cinco de la tarde, los componentes de la agrupación local constituyen la mesa. En Valdaracete son nueve afiliados. Los otros siete proceden del vecino pueblo de Tielmes (2.650 habitantes). "Hemos decidido hacerlo juntos porque somos muy poquitos", explica Pilar Monte, de 47 años, costurera de profesión y en paro desde hace cuatro años. Ella, con carné de la formación desde 1992, ejerce de anfitriona en esta calurosa tarde de julio. Hasta las ocho mantendrá abierta la urna y, por supuesto, la cancela verde que da acceso a su patio.

Allí se sientan ya Manolo, Esmeralda, Iván y Antonia. En sillas de plástico. Con una botella de agua fría presidiendo la animada conversación. Hablan de política local y nacional. Y charlan sobre el proceso de primarias que afronta el PSOE en esta histórica jornada para el partido. "Yo veo perfecto estas elecciones porque así no se elige a dedo", sentencia Esmeralda, de 48 años. Vestida con un pantalón corto blanco y una camiseta de tirantes rosa, esta trabajadora de un centro de menores celebra que las bases tengan voz este domingo y cree que el partido saldrá fortalecido. La mujer, "desde luego", ya tiene su favorito: Pedro Sánchez. "Me transmite confianza. Me gusta su discurso", remacha.

Pilar se decanta, en cambio, por otro de los aspirantes a la Secretaría General. "Voy con [José Antonio Pérez] Tapias. Creo que él representa el revulsivo que necesita el PSOE", subraya. Como ella, Manolo Lucas también apoya al profesor andaluz, al que se refiere siempre como El decano. "Consiguió que se me pusieran los pelos de punta con su discurso. Por primera vez en mucho tiempo", añade este albañil de 50 años, también desempleado.

A medida que cada uno se levanta, coge la papeleta de su favorito y la introduce en la caja de cartón; la conversación que mantiene este grupo —sentado en círculo junto a la urna— salta de un tema a otro. También se centra en la crisis interna que atraviesa la formación, en el desplome en las últimas convocatorias electorales. "En el partido hay gente que solo ha visto un obrero cuando va uno a su casa para plancharle o arreglarle un grifo", critica Manolo.

Porque los tiempos han cambiado. Lejos quedan los éxitos de los socialistas. "La ilusión se ha perdido". Así lo rememora Antonia, la veterana del PSOE de Valdarecete. Con 75 años y afiliada desde la Transición, recuerda "las buenas épocas". Como los militantes, llegaron a sumar 60 en este pueblo, se volcaban durante unas elecciones. "Mi padre iba de puerta en puerta repartiendo papeletas". Ahora han llegado los reveses. De hecho, a la formación le está costando elaborar la lista para las municipales de 2015.

A todo esto, continúa con la charla Iván Maroto, repartidor de 34 años, el benjamín de la agrupación de Valdaracete. "Aquí solo se acuerdan de nosotros cada cuatro años, cuando son las elecciones", apunta. Y, enfrente de él, prosigue Juan Ángel Alonso, uno de los afiliados de Tielmes. "La votación de hoy es un triunfo. El resultado de un trabajo muy duro. Aquí ya no valen los favores de unos y otros", comenta este empresario de 47 años y militante desde hace 16. "Aquí cada uno tiene su papeleta. Nada más cuenta. Cada uno decide".