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Los discursos más caros del expresidente Jaume Matas

El exministro de Aznar cumplirá nueve meses de cárcel por tráfico de influencias

El Gobierno de Mariano Rajoy no ha indultado a Jaume Matas. El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, había fijado hace meses el listón de las medidas de gracia cuando, durante una intervención en Barcelona, se jactó de que el Ejecutivo del PP no indultaba a corruptos.

Será el primer exministro de un Gobierno del PP que entrará en la cárcel. Está condenado por corrupción a nueve meses y un día de prisión por un delito de tráfico de influencias, por hechos ocurridos mientras era presidente autonómico de Baleares (2003-2007).

La Audiencia de Palma que condenó a Matas señaló que es autor de “un atentado frontal contra el Estado de derecho” y que no se ha arrepentido. “Ha sido incapaz de satisfacer a la opinión pública reconociendo que cometió el delito y que está arrepentido para reparar el grave perjuicio social”.

Matas formó parte del Ejecutivo de José María Aznar como titular de Medio Ambiente, entre 2000 y 2003 y fue en esa época compañero en el Consejo de Ministros de Mariano Rajoy, Cristóbal Montoro y Ana Pastor quienes desde el actual Gobierno han decidido denegarle la medida de gracia para evitar la orden firme de ingreso en prisión, dictada por la Audiencia de Palma. En su petición de indulto, Matas argumentó razones de "humanidad" y "proporcionalidad" para evitar la cárcel. Antes quiso pagar una multa y además efectuar trabajos para la comunidad.

El político ha sido juzgado y condenado dos veces, una por tráfico de influencias a nueve meses y un día de cárcel; y la segunda vez por cohecho en un veredicto de jurado popular. Por este soborno está penado con nueve mil euros de multa y el retorno de los 42.111 euros de la dádiva que cobró su mujer, Maite Areal, por un trabajo ficticio. Esos escándalos están ligados a su gestión como presidente de Baleares, entre 2003 y 2007. Matas tiene todavía otras causas por corrupción pendientes de juicio, entre ellas la central del caso Nóos, por la que se sentará en el banquillo de los acusados junto a Iñaki Urdangarin.

La condena por la que ha de cumplir reclusión está basada en las ilegalidades cometidas durante la contratación de su redactor de discursos, Antonio Alemany,  excolumnista de El Mundo, también condenado a dos años y tres meses de cárcel. El Gobierno también ha denegado el indulto a Alemany, un periodista que escribía los discursos a Matas a cambio de una contraprestación económica que cobraba a través de una empresa tapadera para evitar que le pudieran identificar y luego los ensalzaba en el periódico para el que trabajaba.

Ambos deberán ingresar en prisión tras denegarles el Gobierno el indulto. La Audiencia de Palma, una vez reciba la notificación de esa decisión, deberá ordenar la ejecución de la sentencia para hacer efectiva la entrada en la cárcel de los condenados. Contra esa resolución no cabe recurso. 

La petición de gracia de Matas fue informada negativamente por la Fiscalía y el Tribunal Supremo. Antes de solicitar el indulto, el expresidente balear quiso abonar una multa a cambio de la pena de reclusión. Pero la Audiencia de Palma se negó al tratarse de un caso “de gravedad palmaria” en el que su “grave delito no queda penalmente satisfecho con el abono de una ridícula y exigua multa”.

Pretendió cambiar la cárcel por un pago de 20 euros diarios de multa durante 542 días. “El daño social causado y el quebranto de la integridad y dignidad de las instituciones públicas, no se satisface con el pago de una multa de 10.840 euros”, replicaron las magistrados de la Sala presidida por Francisca Ramis.

La Audiencia dijo que el expolítico usó su cargo “con menoscabo del interés público y colectivo”. Es “inasumible” para la sociedad que “el titular de uno de los poderes del Estado cometa un delito de tráfico de influencias”, señalaron los jueces.

En marzo de 2012, la Audiencia de Palma condenó a Matas a seis años de cárcel por la comisión de seis delitos: falsedad en documento oficial, fraude a la Administración, falsedad en documento mercantil, prevaricación, malversación y tráfico de influencias. El Supremo redujo en 2013 la condena a nueve meses de cárcel por un delito de tráfico de influencias y, entonces, Matas dio una conferencia de prensa triunfalista en Mallorca.

La Audiencia observó que el condenado no había "mostrado interés en reparar o rehabilitar” el daño causado. Cuando se le exigió cumplir la pena reclamó la “concesión de un indulto que conmute la pena impuesta por otra menos grave”.

Matas dijo que quería “compensar” a Baleares “de una forma u otra” por “los efectos causados por el delito” con una pena “de diferente naturaleza” con “trabajos en beneficio de la comunidad”. Aseguró que “no ha detraído dinero público” y que el delito de tráfico de influencias “no puede comprenderse en la denominada corrupción”. El expresidente balear subrayó “la escasa gravedad del delito” y señaló los “efectos desocializadores” de entrar en la cárcel separándose del entorno familiar, afectivo, profesional y laboral.

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