Rajoy defiende ante Obiang el respeto a los derechos humanos
El presidente matiza que en esta materia "nadie pueda dar lecciones"
Rajoy ha defendido ante el autócrata Teodoro Obiang, anfitrión de la cumbre de la Unión Africana (UA) que se celebra en Malabo (Guinea Ecuatorial), el “pleno respeto a los derechos humanos”. Eso sí, “sin que nadie pueda dar lecciones a nadie”. Es decir, sin injerencias en los asuntos internos de otro país. Fuentes de Moncloa indicaron que en la entrevista con Obiag se le planteó la conveniencia de que haga algún “gesto” en materia de derechos humanos, que se formalice la anunciada moratoria en la pena de muerte y se mejore la seguridad jurídica en las inversiones. En este sentido próximamente podría desplazarse a Guinea una importante delegación comercial española. También se apoyó la iniciativa para que el español se convierta en lengua oficial de la Unión Africana.
Amnistía Internacional había pedido a Rajoy que aprovechara su visita a la excolonia española —la primera de un presidente del Gobierno en 23 años— para interesarse por la suerte de varios presos (Mercedes Obono Nkoni y Emilia) y pedir el fin de las detenciones arbitrarias, las torturas o las ejecuciones.
El presidente español y el ecuatoguineano se han reunido por vez primera, durante veinte minutos, y el encuentro se ha iniciado en tono distendido; lamentado el segundo la prematura eliminación española del mundial de fútbol.
Los prolegómenos no hacían presagiar un ambiente tan cordial: Rajoy evitó a Obiang en el funeral por Adolfo Suárez (pese a que fue el único jefe de Estado en ejercicio que acudió a Madrid) y en la posterior cumbre UE-África celebrada en Bruselas (donde estaba previsto que se sentaran codo a codo en la cena). El Gobierno de Malabo cargó públicamente contra Rajoy cuando éste contestó en el Congreso al diputado del PNV Aitor Esteban que había que dar “una solución inteligente entre todos” al problema de Guinea Ecuatorial.
El jefe del Gobierno español también se ha entrevistado con el presidente de turno de la UA, el mauritano Mohamed Ould Abdelaziz, de quien partió la invitación para que interviniera ante los líderes africanos, y con la presidenta de la Comisión de la UA, Nkosazana Dlamini Zuma, exesposa del presidente surafricano, a la que ha invitado a visitar España, y ha charlado brevemente con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y con los presidentes de Túnez, Nigeria y Tanzania.
Ante todos ellos, según fuentes de Moncloa, ha elogiado el crecimiento económico del continente y les ha animado a avanzar en el proceso de integración africana —que prevé la creación de un mercado común a medio plazo— siguiendo el ejemplo de la UE.
La 23 cumbre de la UA se desarrolla en el complejo de Sipopo, a las afueras de Malabo, un lujoso escaparate de la riqueza generada en las dos últimas décadas por el petróleo que contrasta con la pobreza en la que sigue sumida la mayor parte de la población.
Incluso en África la figura de Obiang empieza a ser un anacronismo. Mientras la mayoría de los países vecinos han iniciado procesos de democratización, Obiang sigue en el poder desde hace 35 años, con la oposición exiliada o reducida a un papel testimonial, y las libertades de expresión o reunión seriamente limitadas.
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