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“Juan Carlos es la imagen de la España bien hecha”

México acogió a los exiliados republicanos que huían de la dictadura de Franco pero ahora recibe a españoles treintañeros que siempre vivieron bajo el reinado de Juan Carlos I

Don Juan Carlos y don Felipe durante la sanción de abdicación
Don Juan Carlos y don Felipe durante la sanción de abdicaciónAlberto Martin (AP)

El última día como Rey de Juan Carlos I, la figura que ha representado a España en Latinoamérica durante casi cuatro décadas, se vivió con expectación en los medios de comunicación mexicanos, que llegaron a retransmitir en directo el momento. En las calles de la Ciudad de México, el interés era más bien menor. La salida del hombre que representaba hasta hace poco la España institucional y democrática a este lado del Atlántico se ha visto como un relevo tranquilo y organizado, propio del paso del tiempo.

La ausencia de intrigas palaciegas no ha convertido la sucesión en un tema de debate recurrente en el Distrito Federal, una urbe que mira más a Brasil con motivo del Mundial, o al Senado, donde se discute la apertura a la inversión extranjera del petróleo nacional. El escritor Rafael Pérez Gay considera que las noticias sobre la Corona no tiene mayor impacto social salvo la extrañeza que produce en una República como la mexicana la figura de un Rey como algo elevado e importante. El cambio se observa con más interés en determinados círculos, sobre todo aquellos conformados por españoles residentes o descendientes de españoles. "Para la élite intelectual sí tiene su peso y se considera un hecho relevante. Quien en muchos sentidos posibilitó la Transición cede el paso ahora a una nueva generación. Todo esto ocurre en un momento muy difícil para él y para España", conviene Pérez Gay.

La colonia española, cada vez más importante en México por las expectativas de crecimiento de su economía, ha seguido el asunto con interés. México acogió a los exiliados republicanos que huían de la dictadura de Franco pero ahora recibe a españoles treintañeros que siempre vivieron bajo el reinado de Juan Carlos I. "Es una buena noticia porque a estas alturas, y como estaba de deteriorada la institución, el cambio era muy necesario. Juan Carlos fue un gran personaje y está por ver si Felipe sabe estar a la altura y dota de sentido a una monarquía sin su padre", opina el diseñador gráfico zaragozano Antonio Sabater.

El estudioso de la historia latinoamericana Jaime Henao, regente de un bar, el Bolero, muy frecuentado por españoles en la colonia Roma, considera la sucesión un parteaguas: "En la realidad histórica es una sensación dividida entre un grupo de latinoamericanos a los que les da igual y otro grupo que siente que hay una tutoría que hace falta". En opinión de este colombiano, "la marcha de Juan Carlos puede producir en los segundos un sentimiento de orfandad".

Para el novelista e historiador Héctor Aguilar Camín, el acontecimiento sí significa mucho para México. Cree que no hay que olvidar que para América Latina la construcción de la democracia española y la conducta del monarca en este proceso era una experiencia modelo, a estudiar e imitar. "Es la imagen de la España bien hecha y próspera. Todo eso está en la imaginación y en la memoria de los mexicanos", abunda. Aguilar Camín invita a no quedarnos solo con los últimos años más bien decadentes del reinado: "Echadas todas las cuentas, son los mejores años de la historia de España. No en el sentido de imperio, sino como sociedad próspera y homogénea".

Al margen del fútbol, la firma de Juan Carlos con la que se pone fin a su reinado tras 39 años acaparó el protagonismo mediático. Una foto del monarca con la pluma en la mano abría la página web del periódico Reforma. "Avala su decisión de ceder el trono a su hijo Felipe para renovar la institución con el impulso de una nueva generación", se leía en la noticia. El diario El Universal colocaba la información entre sus noticias más destacadas y añadía una fotogalería y un vídeo del evento. La Jornada arrinconaba el evento a mitad de su página web con una fotografía del nuevo rey Felipe VI y todos los presidentes de la democracia española, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero, salvo los fallecidos Adolfo Suárez y Leopoldo Calvo Sotelo. Milenio televisión, una cadena dedicada casi por completo al seguimiento de la actualidad, retransmitió en directo la rúbrica de la ley de abdicación. El tiempo de Felipe VI ha comenzado, también en este lado del mundo.

La imagen de España

Entre los 400.000 españoles residentes en Argentina hay de todo, como no podía ser de otra forma en la mayor colonia española del mundo. Están los viejos gallegos que llegaron incluso antes de la guerra civil, abundan los argentinos hijos de españoles y hay también cientos de jóvenes que aterrizaron en los últimos años. Pero dentro de esa diversidad, la mayoría de los consultados valora la conveniencia de que el príncipe Felipe releve ahora a su padre como Jefe de Estado.

Pedro Bello, de 75 años, presidente de la Federación de Sociedades Españolas en Argentina, que engloba a 170 instituciones federadas, destaca que el rey Juan Carlos se halla en “plena lucidez” y al mismo tiempo, su hijo está “perfectamente formado” para asumir la jefatura de Estado. “Desde que don Juan Carlos vino en su primera visita en 1978 no dejó de trabajar por España. Llegaba con empresarios y se firmaban convenios de colaboración. Después tuvo un papel puntal en el golpe de Estado. Las personas mayores recordamos muy bien todo eso. Los jóvenes, evidentemente, pueden estar descontentos por las circunstancia que atraviesa la economía española, que les obliga a emigrar. Pero salir hoy de España es muy distinto de cuando salimos nosotros. La mayoría teníamos muy poca formación, había un caudal muy grande de analfabetos. Hoy España tiene una juventud muy formada. Y ojalá se pueda trabajar juntos en levantarla”.

José Benito López Carballedo, de 80 años y presidente del Club Español, un institución con162 años de historia, cree que si el Rey supo “conducir una transición en paz” también habrá estudiado ahora muy el proceso de cambio. “En España siempre va a haber algunos que piensen distinto y que pidan una república. En eso consiste una democracia, en que siempre haya gente que piensa distinto. Pero yo creo que lo mejor para el país es la coronación del príncipe Felipe”.

En ese sentido se expresa también José María Vila Alén, de 67 años y ex presidente del Centro de Galicia en Buenos Aires: “El rey Juan Carlos siempre nos ha hecho sentir orgullosos de ser españoles y nos ha hecho quedar bien en Argentina. Yo he podido comprobar ese toque de admiración que despierta en los demás. Cada visita suya fue un acontecimiento de primera magnitud. Pero creo que la imagen de renovación con el nuevo rey me parece muy oportuna”.

Entre los más jóvenes la diversidad de opiniones es más patente. Diego Herchhoren, de 28 años, quien lleva cuatro años en Buenos Aires como analista de sistemas, ha impulsado una página de Internet en Argentina para reclamar un referéndum sobre monarquía o república. “Las mayorías sociales que nos hemos incorporado a la lucha social en los últimos años hemos puesto en evidencia la figura como del Rey como defensor de la democracia, cuando evidentemente no lo es. Se ha puesto de manifiesto que la Monarquía no está hecha para proteger los derechos sociales de los trabajadores o de los emigrantes”.

Así se expresa también la periodista Laura Safón, de 23 años, quien llegó hace nueve meses a Buenos Aires, trabaja en un instituto de Economía y es miembro de Podemos. “Los españoles tenemos derecho a elegir nuestra sistema de Gobierno. Aunque se corone a Felipe, muchos españoles y exiliados vamos a seguir luchando porque impere la verdadera democracia”.

Por su parte, Santos Gastón Juan, de 34 años, presidente de Asociación de Jóvenes Descendientes de Españoles, con unos 10.000 registrado, prefiere aportar una opinión más intermedia: “Dentro de nuestra organización hay quien apoya la monarquía y quien está en contra. Por eso ofrecemos una visión institucional. Para nosotros, la coronación es la continuidad de un orden previsto en la Constitución española. Ahora bien: puedo decir que vemos con buenos ojos que el nuevo rey sea una persona joven, así le podrá imprimir una nueva dinámica a la monarquía”.

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