El Rey deja un país estable aunque desencantado con las instituciones
Don Felipe solo cuenta con el apoyo incondicional de los dos grandes partidos
Ayer fue el día del rey saliente, Juan Carlos I. Hoy el del nuevo monarca, Felipe VI. Don Juan Carlos ha transitado por sus 39 años de reinado con un éxito notable a la luz del avance que ha experimentado España en todos los parámetros desde 1975. Una sociedad arrasada por el terrorismo de ETA, con un alto nivel de desempleo e inflación incontrolable y una renta per cápita muy alejada de los países del entorno. Estos son los datos que reconocen tanto los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE, como las fuerzas sindicales.
Hoy, a pesar de la intensa crisis económica, el país está normalizado, sin el zarpazo del terrorismo etarra, ni con amenazas de golpes de Estado. “Quien diga que España está peor que hace 40 años es que no conoció esa España”, señala la portavoz de UPyD, Rosa Díez, una de las dirigentes políticas que, a pesar de su respeto institucional por el jefe del Estado saliente y el entrante, no duda en poner deberes a Felipe VI. “Esperamos que se coloque del lado de la sociedad”.
Esta posición moderada, pero no incondicional, es la que se va a encontrar el nuevo rey, en el mejor de los casos, con la excepción de PP y PSOE. Esta es la diferencia en relación al apoyo que tuvo don Juan Carlos. CiU y PNV consideran que la jefatura del Estado se ha alejado de las autonomías con fuerte calado nacionalista, en tanto que Izquierda Plural se desvincula totalmente de su antecesor, el Partido Comunista de España, que aceptó la monarquía constitucional. “El acto no parece de proclamación sino de aclamación”, dijo el coordinador de IU, Cayo Lara, al anunciar que sus diputados no estarán en la jura del nuevo rey. Tampoco estarán ERC, BNG, Geroa Bai, Compromis-Equo y Amaiur. Sin ambages estos partidos piden un referéndum para que los ciudadanos se manifiesten por la Monarquía o la República. De momento, el nuevo rey tiene el dique del PP y del PSOE para mantener la monarquía constitucional. En el caso del PSOE hay garantías de que seguirá apoyando la institución. Juan Carlos I está dispuesto “a prestar los servicios” que puedan encomendarle su hijo y el Gobierno. A la treintena de ex altos cargos con los que tuvo la última cena como rey les mostró esta disposición. “España ha sido y es mi pasión”, les confesó.
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