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El Gobierno apela a la estabilidad en el proceso sucesorio

La cúpula del PP defiende al Príncipe como garante de la Monarquía

Francesco Manetto

El Rey recondujo España hacia la estabilidad política e institucional, y con estos mimbres debe ahora abrirse el camino a la sucesión. Este es el principal aviso a navegantes que quisieron lanzar ayer el Gobierno y la cúpula del Partido Popular tras el anuncio de abdicación. Las ideas de normalidad y estabilidad, tal vez las más repetidas a lo largo del día, acompañaron el segundo mensaje político. Esto es, la madurez de la sociedad y los cauces de la Constitución alentarán el mejor relevo posible, el del príncipe Felipe.

Las pautas del proceso y del clima institucional en el que se desarrollará las marcó el propio Mariano Rajoy a las 10.30, en una declaración sin precedentes en La Moncloa convocada con una hora de antelación. “Quiero expresar”, enfatizó el presidente del Gobierno, “nuestra más firme confianza en quien está constitucionalmente llamado a sucederle en su magistratura, el Príncipe de Asturias”. Y glosó así su figura: “Su preparación, su carácter y la amplia experiencia en los asuntos públicos que ha ido adquiriendo a lo largo de estos últimos veinte años constituyen una sólida garantía de que su desempeño como Jefe de Estado estará a la altura de las expectativas más exigentes”.

La máxima responsable del PP después de Rajoy, María Dolores de Cospedal, incidió en esos argumentos y destacó “la absoluta normalidad en el proceso sucesorio en un contexto de estabilidad institucional garantizado por nuestra Constitución”. “Tras casi 40 años de democracia, nuestro país ha demostrado ser lo suficientemente maduro como para afrontar un proceso de sucesión con serenidad y con altura de miras en nuestra Corona”. Estas palabras son más que un deseo. Representan una petición institucional a la sociedad y a los líderes políticos. Ya por la tarde, en su declaración como presidenta de Castilla-La Mancha, desarrolló esa idea y pidió abiertamente “sensatez y cordura a todo el mundo” en una coyuntura histórica.

Sobre las causas de la renuncia se pronunció el expresidente del Gobierno José María Aznar. “Creo que la decisión de Su Majestad el Rey de abdicar la Corona debe ser entendida como una expresión concluyente de su voluntad de hacer en cada caso aquello que mejor sirva a los intereses de España, de su sistema democrático y de la institución monárquica”, señaló en un comunicado difundido por la fundación que preside.

El pasado otoño, varios representantes públicos empezaron a contemplar esa posibilidad —entonces se consideraba lejana— y hasta se habló de preparar el terreno para regular el papel institucional del Príncipe. Cospedal dijo públicamente que no existía tal debate sobre la abdicación, puesto que el propio Rey lo cerró, aunque abrió claramente la puerta, por primera vez en el PP, a plantear esa reforma “con prudencia” y siempre que hubiera consenso. A pesar de eso, finalmente, el partido mayoritario rechazó esa posibilidad al considerarla “frívola”. Ahora las circunstancias precipitan ese cambio legal. Y todos piensan ya en Felipe VI como garantía de estabilidad. “El Príncipe es la persona más preparada para asumir el enorme reto que supone sucederle en la Corona. Su preparación, su carácter, la amplia experiencia en los asuntos públicos, sus cualidades y su compromiso con España son una clara garantía de que como jefe de Estado sabrá estar a la altura de las necesidades de nuestro país”, subrayó ayer Cospedal.

El resto de las voces, del Ejecutivo y del PP, abundaron en esos mensajes. “Acogemos la sucesión en la persona del Príncipe de Asturias con toda la confianza en su capacidad para dar continuidad a una gran obra de paz, libertad y estabilidad, y le expresamos nuestra adhesión más firme y sincera”, mantuvo la alcaldesa de Madrid, Ana Botella.

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, se remitió a las palabras de Rajoy y expresó gratitud hacia “una persona que ayudó a traer la democracia a España y a consolidarla”. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, resaltó el papel que tuvo el Rey en “devolver a España sus libertades, en permitir a los españoles elegir sus Gobiernos y que ha devuelto a España al primer plano de la escena internacional”. El presidente de Extremadura, José Antonio Monago, hizo un llamamiento a la unidad y pidió que formaciones de la izquierda y de la derecha cierren filas con el Príncipe.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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