El ‘blindaje’ de Ceuta y Melilla
La frontera se "protege" con cuchillas, antidisturbios y tubos de aspersión de agua con pimienta
Más vallas. Espigones más largos. Y mayor presencia policial. Esa es la apuesta de Jorge Fernández Díaz para "blindar" Ceuta y Melilla en su "combate" de Estado contra la inmigración irregular. El ministro —en pleno viaje por ambas ciudades tras la tragedia de Tarajal— ha recorrido este miércoles la verja que separa la primera localidad de Marruecos; y ha concluido que, para "proteger" las fronteras de Europa, se requiere allí una nueva malla antitrepa y más antidisturbios. Instrumentos que se sumarán, en los enclaves españoles del norte de África, a las concertinas; a la "colaboración total" marroquí; y hasta a un tubo con aspersores de agua con pimienta que recorre el perímetro melillense.
Mallas antitrepa. En Melilla ya existen. El Ejecutivo las instaló en octubre de 2013, a la vez que reintrodujo las concertinas en la cumbre de la verja. "Cubren la parte exterior de la valla. Y, como tienen los agujeros muy pequeños, evita que los inmigrantes puedan introducir los dedos y pies para subir", explica la Delegación del Gobierno. Consisten en unas planchas de alambre de acero de 1,4 milímetros de diámetro, con cuadrículas de 1'3 por 1'3 centímetros; detallan fuentes de Interior. Este sistema —que el Ministerio pondrá también en Ceuta "en las próximas semanas", según Díaz— se colocó en Melilla en un tercio de los casi 10 kilómetros del perímetro fronterizo. "Se hizo de manera salpicada en donde se producen más saltos", añade la Delegación.
Tubos con aspersores de agua con pimienta. Tras la crisis de las vallas de 2005 en Melilla, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE) adoptó medidas contundentes para tratar de frenar los saltos de subsaharianos. No solo colocó concertinas y duplicó la altura de la verja, que elevó hasta los seis metros; sino que también, explican fuentes de Interior, se instaló a lo largo del perímetro fronterizo un sistema de tubos con aspersores de agua con pimienta. "Aunque nunca ha llegado a utilizarse. Pero ahí sigue", resaltan fuentes de la Guardia Civil.
Los dos enclaves españoles en el norte de África contarán con 60 agentes antidisturbios
Efectivos antidisturbios. El Gobierno ha decidido enviar más antidisturbios a Ceuta y Melilla tras los saltos de las últimas semanas. A pesar de la polémica por la utilización pelotas de goma y botes de humo en Tarajal; Interior ha dado la orden de reforzar las fronteras con este tipo de efectivos. El lunes llegaron a Melilla, tras quedar bloqueados el domingo en Almería por el temporal, los 18 agentes y dos mandos que componen el nuevo Módulo de Intervención Rápida (MIR) de la Guardia Civil desplazado a la ciudad autónoma. Estos se suman a los 40 ya presentes en la localidad. En Ceuta, cuando arribe el nuevo MIR anunciado por Díaz, también se alcanzará una cifra similar: habrá 60 antidisturbios. Aunque estos, de momento, han dejado de disparar bolas de goma.
Concertinas. Estas cuchillas instaladas en las vallas arrastran las principales críticas de las ONG y la oposición por las heridas que causan en los inmigrantes. Un argumento que a Díaz no le parece clave, puesto que ha defendido siempre su carácter "disuasorio pasivo, no agresivo" y su "legalidad". De hecho, el Gobierno de Rajoy las reintrodujo a finales de 2013 en lo alto de la valla exterior de Melilla; de donde las había quitado el Ejecutivo de Zapatero en 2007 por las presiones de los colectivos, después de instalarlas en 2005. Entonces, eso sí, se dejó una segunda línea de concertinas a media altura, que cubre los 10 kilómetros de frontera. En Ceuta, donde nunca se eliminaron, existe una disposición similar: cuchillas en la cumbre y a mitad de la verja.
Vallado. El primer freno español que se encuentran los inmigrantes al llegar a la frontera es la alambrada que cerca las dos ciudades autónomas. La de Ceuta la compone una doble valla de 6,10 metros de altura y 8,2 kilómetros de largo, vigilada con sensores y 37 cámaras de seguridad controladas por la Guardia Civil —entre ellas, una térmica ubicada en el monte Hacho, a 3,2 millas náuticas del paso de Tarajal—. En Melilla, donde la orografía más llana hace más habituales los saltos, existe una triple verja; también de 6 metros, tras duplicarse su altura en 2005, y casi 10 kilómetros de largo.
Espigones. En Ceuta, con una complicada orografía, los espigones de Tarajal y Benzú constituyen dos de los puntos más vulnerables del perímetro fronterizo. Por el primero, precisamente, trataron de entrar a España los 15 inmigrantes que murieron el 6 de febrero, al lanzarse al Mediterráneo para alcanzar a nado la costa española. A sabiendas de ello, Interior quiere reactivar su fortificación y este miércoles ha anunciado un nuevo impulso a la ampliación de ambos espigones. Porque, por ejemplo, el de Tarajal apenas mide 3 metros desde la orilla.
Fuerzas marroquíes. El Gobierno sabe que, sin la colaboración del reino alauí, se multiplicaría el número de inmigrantes que logra alcanzar las playas españolas. De ahí las constantes alabanzas del ministro a la cooperación plena del país vecino. Esta se intensificó aún más a raíz del encuentro que mantuvieron Díaz y su homólogo marroquí el 20 de febrero en la cumbre del G-4 en París. Desde ese día, según fuentes de Interior, el "apoyo es total". En los alrededores de Ceuta, el país africano ha incrementado el número de antidisturbios y ha enviado a la zona a dos generales del Ejército alauí para supervisar la presencia militar. En Melilla, con casi mil agentes controlando a final de 2013 el perímetro exterior de la ciudad autónoma, Marruecos también ha intensificado la vigilancia. Y los inmigrantes ocultos en el Gurugú denuncian palizas.
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