Los correos de la ira
Torres difundió correos que implicaban al Rey en gestiones de Nóos para exculpar a su mujer Los escritos de Urdangarin a la infanta Cristina precipitaron su imputación
Así como la muerte de Patroclo desató la cólera de Aquiles, la imputación de Ana María Tejeiro provocó la ira de su esposo, Diego Torres. Más que la implicación de su mujer en la causa, que ya había sido acordada por el juez, lo que molestó a Torres fue la actitud de Iñaki Urdangarin cuando trató de exculparla: en lugar de mostrarse favorable a la petición de archivo (o permanecer en silencio), el abogado del duque de Palma se opuso a ello, lo que muchos consideran una gran torpeza. Error o no, lo cierto es que aquel gesto hostil desencadenó una reacción que, en buena medida, ha conducido a la infanta Cristina donde está hoy: en el juzgado. Torres sacó a la luz decenas de los cientos de correos electrónicos que guarda en su poder y que han involucrado en el caso a Doña Cristina.
A diferencia del abogado de Urdangarin, el de Torres nunca solicitó que se imputara a la hija del Rey: parte de la hipótesis de que todas las actividades del instituto Nóos se ajustaron a la legalidad. La estrategia de Torres, pese a todo, no ha sido pacífica: con los correos como munición, ha llegado a poner en entredicho la imagen de la Monarquía.
La primera bomba la dejó caer el 17 de abril de 2012, con tres correos electrónicos que remitió al juez, José Castro. El exsocio apuntó a lo más alto: los documentos, enviados en 2007, implicaban al Rey en negocios a favor de su yerno. En esos correos, el duque de Palma afirma que Don Juan Carlos hizo gestiones como mediador en un proyecto relacionado con la Copa del América. "Tengo un mensaje de parte del Rey y es que le ha comentado a Cristina, para que me lo diga, que le llamará Camps a Pedro para comentarle el tema de la base del Prada. Y que en principio no habrá problema y que nos ayudarán a tenerla", dice Urdangarin en alusión a las instalaciones necesarias en el puerto de Valencia para amarrar el futuro barco del proyecto Ayre, que finalmente no prosperó.
La estrategia dio sus frutos y, durante un tiempo, se produjo un acercamiento entre las defensas de Torres y de Urdangarin, que incluyó contactos con la Fiscalía. Al final no hubo acuerdo y la paz se rompió, de forma estrepitosa, en enero de 2013. Torres envió una segunda tanda de correos electrónicos al juzgado, más antiguos (de 2004) y que nada tenían que ver con las actividades del instituto Nóos. Los correos cruzados entre el hombre de confianza de Urdangarin, Mario Sorribas, y la princesa alemana Corinna zu Sayn-Wittgenstein, amiga íntima del Rey, revelaron que Corinna participó en una edición del Valencia Summit, uno de los eventos bajo sospecha con los que Urdangarin y Torres lograron contratos públicos millonarios.
La tercera réplica del terremoto Torres llegó un mes más tarde, en febrero, con decenas de correos más. En esta ocasión, el exsocio atacó por todos los flancos. Algunos documentos desvelaron cómo Urdangarin alardeaba ante sus socios de que el Rey apoyaba activamente sus negocios en Valencia. "A ver si mañana hablamos porque es importante. SM [supuestamente, Su Majestad] me ha comentado un posible patrocinador y, al irme el domingo, quiero dejarlo en tus manos bien atado", escribe el duque a Torres en 2007, año en el que ya había abandonado, al menos sobre el papel y por indicación del monarca, sus negocios en Nóos. En esa misma remesa de correos se puso de manifiesto la estrecha relación entre Urdangarin y Corinna, que llegó a ofrecerle un puesto de trabajo en Laureus, una fundación dedicada al deporte. "Te agradezco el tiempo fabuloso que pasamos en Londres. Te mando el currículum, como te comentó su majestad, Juan Carlos I, Rey de España. Espero recibir noticias positivas pronto", le escribe el duque.
Las bombas de Torres pasaron a formar parte natural del juego. Los documentos que alberga el exsocio son de todo tipo: los hay personales y profesionales, banales y serios, de la primera época de Nóos (2004) y más recientes. En febrero de ese año llegó una nueva declaración como imputado de Torres, cuya esposa seguía imputada. El exsocio no dudó en disparar directamente contra la infanta ante el juez. Durante sus siete horas de declaración, aseguró que la hija del Rey y la Casa Real estaban al tanto de todas las actividades del instituto Nóos, ya que Urdangarin les mantenía informados.
Como de costumbre, Torres acompañó sus palabras de correos electrónicos. Una nueva difusión, el 27 de marzo de 2013, dejó en muy mal lugar a la infanta. "Aprovecho que estás conectada para enviarte una comunicación de Nóos que tengo pensado enviar. Clientes, colaboradores y amigos, no quiero levantar ampollas. Hay dos versiones. Léelo y dime qué piensas, please . Ciao", escribió Urdangarin a su esposa. Unos días más tarde, el juez Castro imputó a la infanta. La Audiencia de Palma revocó esa decisión, pero los correos abrieron definitivamente la puerta para implicar a la infanta en el caso Nóos.
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