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Cervera, caso abierto

La investigación al exdiputado popular se acerca al fin sin aclarar el chantaje sobre Caja Navarra

Cervera sale, el pasado lunes, del Palacio de Justicia de Pamplona
Cervera sale, el pasado lunes, del Palacio de Justicia de PamplonaIVÁN AGUINAGA (EFE)

Pamplona no es Nueva York y Santiago Cervera no es Sherman McCoy, pero la soledad del exdiputado recuerda a la que sufría el protagonista de la novela La hoguera de las vanidades, de Tom Wolfe. Al igual que McCoy, en el último año Cervera ha pasado de ver pasar frente a su escaño en la Mesa del Congreso las decisiones que marcan el devenir de España a pasear sin compañía por las calles del centro de una pequeña ciudad de provincias. Él mismo lo pronosticó cuando el agente que lo arrestó a las 10:45 de la mañana del 9 de diciembre de 2012 le preguntó si sabía por qué le detenían. “Sí, esto es un arma letal en mi carrera”, respondió. 25 horas después esa carrera, la política, se cerraba para Santiago Cervera y arrancaba otra, el proceso de instrucción dirigido por el juez Fermín Otamendi que pretende aclarar quién trató de chantajear al entonces presidente de Caja Navarra, José Antonio Asiain. El sumario del caso, al que ha tenido acceso este diario, sigue de momento sin aclarar las principales incógnitas.

Santiago Cervera, nacido en Pamplona hace 48 años, ha dedicado casi toda su vida a la política. Con 22 años, sin terminar aún la carrera de Medicina, era concejal de UPN en Pamplona. Tras pasar por el Parlamento Foral, la consejería de Salud, el Senado y el Congreso se llegó a hablar de él como posible ministro cuando ocupaba el número seis de la lista del PP por Madrid en las generales de 2011. Los cinco anteriores en esa lista se sientan hoy en el Consejo de Ministros. Su caída arranca el 29 de noviembre de 2012. Ese día, según su versión, recibe un correo anónimo que le ofrece información “absolutamente importante” sobre Caja Navarra y le describe un lugar; una rendija en la muralla que rodea el casco viejo de Pamplona en la que “se encuentra el sobre” que contiene esa supuesta información.

Seis días más tarde, el entonces presidente de Caja Navarra, José Antonio Asiain, recibe un correo remitido por la dirección casocaja@mail.com en el que se le exige 25.000 euros a cambio de no revelar una información relativa a la relación del despacho de abogados de su hijo con la entidad financiera que él presidía. El punto para dejar ese dinero es el mismo; la rendija de la muralla. Asiain presenta una denuncia y el 9 de diciembre es arrestado el diputado Cervera al ser quien recoge el señuelo que había colocado la Guardia Civil. El sobre estaba oculto y tapado con musgo y hojas, según el relato del capitán encargado del dispositivo, aunque Cervera en su declaración ante el juez afirma que lo vio “de forma notoria asomando por la rendija”.

En medio del silencio de sus compañeros de partido, Cervera dimite como diputado y abandona el PP para ser encausado mediante la justicia ordinaria y no escudarse “en el burladero del aforamiento”. La justicia ordinaria tiene la cara del juez Fermín Otamendi, que instruye un proceso en el que se mezclan la informática, la situación económica de Cervera y el aspecto que más molesta al exdiputado; su vida privada.

La instrucción está aún pendiente de recibir datos de Hong Kong, donde radica la empresa desde la que se envió el correo

En el ámbito de la informática, se hace imposible saber quién mandó el correo a Cervera porque llega de una red anónima, thorserver, y el origen del recibido por Asiain se para en la empresa Sunny Vision, de Hong Kong, a la que pertenece la IP (número de identificación de un ordenador) desde la que se crea y se envía el correo. El informe pericial de la Guardia Civil sobre los dispositivos electrónicos de Cervera concluye que “es imposible afirmar” que han sido utilizados para cometer el delito. Pero también señalan que el iPhone y el iPad que Cervera tenía como diputado los había entregado al Congreso formateados. Añaden también la aparición de una aplicación llamada Parallels, utilizada para la creación de “máquinas virtuales” fuera del ordenador. El exdiputado aclara que la usó para poder trabajar en sistema Windows desde un ordenador con sistema Mac.

Otro informe, el de la perito lingüística, observa una probabilidad de seis en una escala del uno al nueve de que el autor del correo que recibe Asiain sea Cervera. La perito señala que es muy poco habitual que se den resultados extremos en esta escala, ni por arriba ni por abajo y califica de “indicios” el valor asignado en su informe.

Al juez Otamendi le sorprende también que pese a que sus ingresos como miembro de la Mesa del Congreso rondaban los 6.000 euros mensuales, su patrimonio se reduzca a un coche y sus ahorros no lleguen a los 40.000 euros de un préstamo que le había concedido meses antes el Banco Santander. Quienes conocen a Cervera lo describen como un hombre poco gastador y sin aficiones caras más allá de la tecnología. Incluso, un antiguo colaborador recuerda que cuando se reunían para comidas de trabajo lo hacían en un restaurante de comida rápida.

Durante este proceso se ha resentido su vida personal. Tras la salida del PP, Cervera también sufre la separación de su mujer, la exdirectora de RTVE en la época de Aznar Mónica Ridruejo. Ya separados, Ridruejo acude a declarar ante el juez y señala que, durante la llamada que le hizo el día de su detención, Cervera no mencionó el suceso, del que se enteró al día siguiente. No fue a su mujer a quien llamó en primer lugar al salir de la comandancia de la Guardia Civil aquel día, sino a una colaboradora con la que tenía pensado quedar esa mañana.

Tanto ante el juez como en todas sus comparecencias públicas, Santiago Cervera insiste en haber sido víctima de una trampa, pero no ha podido encontrar ninguna prueba que sostenga su principal arma de defensa. Los distintos testimonios ante el juez Otamendi revelan que el expolítico desconfía de distintos ámbitos. En un primer momento cita a su antiguo partido, UPN, al que acusa de filtrar a los medios de comunicación datos falsos sobre su arresto. Posteriormente, el director general de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, señala que en la conversación que mantuvieron el día de su detención señala que “el PSOE le ha tendido una trampa”. El pasado lunes añadió que “gente por el tema de Caja Navarra” no le quería ver en activo y apuntó también al coordinador del PP navarro, Eloy Villanueva, como alguien que le tiene entre sus “posibles enemigos” por diferencias en la gestión de asuntos del partido. El aludido, mientras, señala que Cervera “confunde discrepancia con enemistad”.

A falta de que las autoridades de Hong Kong puedan aclarar quién está detrás del correo que chantajea a Asiain, el caso se encuentra en su fase final de instrucción. El juez deberá decidir si abre juicio oral, con jurado, para este asunto. La defensa de Cervera cree que no hay evidencias que den pie a ello. Mientras, Javier Asiain, abogado y hermano del denunciante, José Antonio Asiain, cree que el exdiputado está al final de este proceso “más imputado que antes”.

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