España y China, una cuestión de desequilibrio comercial
Las visitas del Gobierno al país asiático intentan reducir un déficit de intercambios histórico
La última vez que el ministro de Industria, José Manuel Soria, viajó a Pekín para participar en el Foro España-China prometió intensificar las relaciones en materia económica entre ambos países. Soria visitó la capital de la potencia asiática con un primer objetivo: reducir el déficit comercial histórico que España tiene con este país. Sin embargo, las exportaciones españolas disminuyeron un 3,3% hasta los 3,6 millones de euros. Las importaciones chinas también se redujeron en un 11,2%, pero se mantienen en los 15,8 millones, según los últimos datos de 2013 del Instituto de Comercio Exterior.
“Millones de chinos van a consumir desde productos industriales a agroalimentarios y turísticos”, comentaba el ministro de Industria en aquel encuentro en septiembre pasado. Unas 700 empresas españolas, según cálculos gubernamentales, han tomado tierra en China, un país que creció a tasas de alrededor del 7,5% en 2013.
Entre los asuntos pendientes que el Gobierno quiere conseguir figuran: un convenio que contemple una menor tributación de los dividendos repatriados, un acuerdo de Seguridad Social y la autorización de exportar jamón con pata -actualmente solo se puede enviar deshuesado-, uvas de mesa y vino.
El número de visitantes chinos se dobló en 2012. Unos 177.000 turistas dejaron 125 millones de euros en España. El ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, en otra visita el pasado junio a Pekín, afirmaba que el turismo “ha crecido, pero aún es insuficiente”. Una de las barreras es el escaso número de vuelos directos entre ambos países.
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